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Un mes después

— Carina -la llama Amelia- ¿Sabes algo de Maia? -pregunta acercandose a ella-

— He hablado con ella, está bien -responde Carina-

— ¿Sabes dónde está? -pregunta Amelia con ojitos de perrito- dime, por favor -pide haciendo un gesto de suplica-

— Maia va a matarme -susurra Carina rendida-

— Maia estaba tranquila leyendo en su casa, era otoño casi primavera, el último tiempo había hablado con Bailey, Carina, Andrew, Levi, Nico y Jo. Había ignorado totalmente las llamadas de Amelia, no porque quisiera olvidarse de ella, solo necesitaba pensar en que haría cuando vuelva y como afrontaría la convivencia con Amelia.

— Si me tomo las próximas dos semanas libres y subo al primer vuelo a Toronto que encuentre estaré allí en la noche -comenta Amelia armando un plan para ir a hablar con Maia- ¡Carina, eres la mejor! -exclama abrazándola-

— Va a odiarme de por vida -afirma Carina refiriendose a Maia al ver a Amelia correr por los pasillos-

— ¿Que te ocurre? -pregunta Andrew-

— Le conté a Amelia dónde está Maia, dirección exacta y todo -responde Carina arrepentida de su decisión-

— ¿Si sabes que va a odiarte? -inquirio Andrew negando con la cabeza-

— No ayudas mucho -responde Carina-

Mientras tanto en la oficina de Bailey, Amelia intentaba convencerla de que le diera dos semanas libres para traer a Maia nuevamente.

— Bailey, por favor -insiste Amelia-

—Creo que eres a la persona que menos quiere ver -niega Bailey-

— Necesito ir y verla, hablar con ella, saber que está bien, pedirle perdón, déjame ir y te prometo que cuando vuelvo la traigo -insiste Amelia-

— Shepherd, tienes dos semanas para traer a Baker de nuevo aquí -Bailey firmo los papeles para que Amelia pudiera irse-

— Gracias, eres la mejor -agradece feliz saliendo de la oficina- ¡lo conseguí! -grita cuando ve a Carina y Andrew en recepción- iré a Canadá a verla.

— Definitivamente va a odiarte -asegura Andrew en dirección a Carina quien agacha la mirada-

— Link, iré a Canadá dos semanas -informa emocionada cuando lo ve salir de un cuarto-

— ¿Debería preguntar porqué? -cuestiona confundido-

— Iré a ver a Maia -explica Amelia dando saltitos de la emoción-

— Eso es bueno -asegura Link saltando junto a ella- ¿Cuando te vas? -pregunta-

— Debería irme ahora -dice Amelia dejando de saltar- te llamo luego -se despidio con la mano alejándose-

— ¡SUERTE! -grita Link-

— ¡GRACIAS! -responde Amelia de igual manera-

-choca con alguien-— Wow, ten más cuidado -ordena Meredith- ¿Por qué vas tan apurada? -pregunta-

— Iré a Canadá -responde agitada, Meredith la mira sin entender- a ver a Maia -explica-

— Suerte con eso -susurra Meredith alejándose-

Amelia fue a su casa lo más rápido que pudo, empacó todo lo que encontró y fue al aeropuerto para comprar los boletos a Canadá que más pronto salieran.

— El próximo vuelo a Canadá es en 30 minutos -informa una chica morena leyendo lo que decía la computadora-

— Quiero un boleto -pide Amelia ansiosa- gracias -agradece cuando se lo dan-

Amelia hizo un último intento por llamar a Maia, sabía perfectamente que no obtendría respuesta, pero no perdía nada por intentarlo.

Ese último mes Maia había sido bien recibida por los vecinos, se hizo amiga de los vecinos de las casas próximas a las suyas, Alexis y Denis una pareja de chicos y Carly y Sam, dos hermanas que viven en la casa de al lado.

Realmente la vida en Canadá estaba siendo muy buena, no cambiaría la vida de Seattle, pero igual era buena,eran vacaciones, cenas, risas, salidas, realmente todo lo contrario a madrugar, trabajar, turnos largos y cirugías en Seattle, por supuesto que esos turnos largos y muchas cirugías eran justamente lo que Maia amaba.

Estaba anocheciendo así que Maia se encontraba preparando la cena, esa noche cenaría sola, la noche anterior había cenado con Carly mientras Sam estudiaba para su último examen y poder realizar su internado.

Flashback

Sam,¿Dónde vas a realizar tu internado? -pregunta Maia mientras están sentadas en el patio trasero-

Realmente leí que el Grey-Sloan Memorial es un buen hospital, tal vez ahí -responde Sam-

Pero debemos mudarnos hasta Seattle -se queja Carly-

Yo trabajo ahí, es un hospital universitario así que es muy buena opción -comenta Maia con una sonrisa-

Si antes quería ese hospital y estudiar cirugía cardiotoracica, ahora más -comenta emocionada- Carly piénsalo, ella podría ser mi mentora, debo terminar este último año y el próximo ya podría entrar a ese hospital, tendría una buena mentora -exclama feliz- solo piénsalo...

Visto de esa manera, es una buena idea -acepta Carly-

Maia río al escucharlas conversar, tener a Sam entre los nuevos internos no parecía una mala idea.

Fin del flashback

Cenaría lasagna y vino, realmente no se le ocurría mucho más para cocinar, cenaría sola así que era una buena opción, era lasagna o ensalada y realmente lo que menos quería era ser fitness.

Por su casa resonaba Bob Marley, no existía un día que ella estuviera sin escuchar al menos una canción suya, era como un ritual, algo diferente a Seattle es que su casa no olía a café y tabaco, olía a café y sahumerios de incienso, claro que el olor a tabaco seguía ahí, no había dejado de fumar y probablemente jamás lo haría; mientras esperaba a que la cena este lista se encontraba fumando con una copa de vino en la mano, tocaron el timbre pero decidió ignorarlo, no esperaba a nadie y seguramente sean las señoras que venían a predicar la palabra del señor.

Amelia llamo al timbre por segunda vez y luego de unos segundos abrió la puerta, ahí estaba ella, tan igual a siempre. Bonita,con su cabello arreglado y con cigarro entre sus labios que la hacia ver aún más sexy, al verla rápidamente apagó el cigarro, seguramente recordando que el humo del tabaco le haría mal al embarazo.

— ¿Amelia? ¿Que haces aquí? -fue lo único que dijo, no tenía ninguna expresión, simplemente la observaba como si no le importará-

La casa de Maia

La casa de Maia

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𝐄𝐥 𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐚𝐦𝐚𝐫(𝐭𝐞)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora