Me separé suavemente de Saint, tenía el corazón latiendo desenfrenado y haciendo eco en mis oídos, pero a parte de no amar a quien debía, no había hecho nada malo. Por eso me limpié las pocas y secas lágrimas que quedaban en mis mejillas y miré a Leonardo con una mueca que pretendía ser una sonrisa.
—No pasa nada —aclaré— ¿Qué sucede? ¿Por qué no estás con tus socios?
—Tardaste mucho en el baño así que pensé que te sentías mal o algo.
Su respuesta causaba ternura y te aseguro que si Leonardo fuese el hombre que me gusta o si quiera la persona que había elegido para cumplir con el papel protagónico en esta historia llamada "la vida tan realista y miserable, como muchas otras, de Black" de seguro me habría enternecido, le hubiese declarado mi amor eterno y hasta la boda se hubiese adelantado de tanto amor. Pero no era así, en cambio, el hombre que traía mi corazón descontrolado y mi respiración entrecortada solamente tenía sus ojos fijos en mí, y no podía decir de la mejor forma porque no lo sabía.
—Estoy bien —le respondí y a pesar de no estar obligada a dar alguna explicación, empecé a dar una estúpida excusa:—Saint... él me estaba... él me estaba felicitado por la boda.
Leonardo asintió sonriente, pero inmediatamente su rostro se contrajo de desconcierto cuando la voz de Saint invadió la estancia en aquel pasillo:
—En realidad no —mi respiración se detuvo y mis ojos se abrieron más cuando Saint se giró lentamente y encaró a Leonardo, posicionándose a mi lado—, estaba por decirle lo jodidamente loco que me trae y lo mucho que me gusta; pero ya ves, me interrumpiste.
Mi cara se contrajo y no supe si era de vergüenza o asombro.
—¿De que estás hablando?
Sí, eso también lo quería preguntar yo, pero Leonardo se me adelantó.
—Me refiero a que —hizo una pausa—... tú prometida, la mujer que está a mi lado, hace que la respiración me falle cada vez que la miro... y, además, me hace parecer inconcebible la idea de una vida sin ella.
Y hacemos una pausa, hay que hacerlo porque de verdad lo necesito. Una pausa para regular mi respiración, una pausa para controlar el imparable revoltijo que había entre mi pecho y mi estómago, y una pausa para evitar el paro cardíaco que estaba por darme.
Sí, yo había dicho que debíamos decir nuestros sentimientos. Sí, yo sabía que era lo mejor que podía pasarme. Y sí, yo sabía que esto estaba jodidamente mal; pero ¡Carajo! Estaba que estallaba de felicidad, y ¡Carajo! Leonardo había desaparecido de mis principales preocupaciones.
—¡¿Qué mierda estás diciendo, Saint?! —la voz de Leonardo fue lo que hizo el play a la escena que se reproducía frente a mí.
—No, Leonardo, no es mierda, es verdad —podía jurar que Saint se estaba burlando, pero al verlo me di cuenta de que estaba hablando muy en serio—. Y no sé cómo en esta maldita vida pudiste hacer que se comprometiera contigo, pero lo que sí sé... es que la encontré y no la voy a dejar ¿Entiendes? Ni porque se casen, ni porque tengan hijos, ni una mierda, así que ve pensando en cómo harás para mantenerla contigo.
Leonardo, al comprender que Saint hablaba en serio, se puso derecho y alzó la barbilla. Sí, debía admitirlo, la acción se vio demasiado sensual, no podía negarlo, Leonardo era guapísimo, pero estaba más concentrada en que estaba siendo correspondida, y quizás de una forma más ferviente.
—No tengo que hacer nada, ella no es mi prisionera y es una adulta, sabe tomar decisiones.
Quise aplaudir, pero Saint rebatió:
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Una Mujer Bien Pagada ✔️
RomansaElla se hace llamar "Black", destruirá cada uno de los conceptos basados en las actitudes de las mujeres que cobran por sus servicios... especiales. Damas de compañía. Enseñará a cada uno de sus clientes que el dinero no es más poderoso que ella. Q...