Te Encontré [Namjin]

6

Jimin estaba tranquilo hablando con Taemin hasta que el Omega del que tanto se hablaba se acercó a ellos, jimin analizó al Omega, y su curiosidad se hizo presente, lo primero que vino a su mente fue "no es un Omega común" ¿Porque se lo decía?, Bueno, el era un principe educado, ese Omega era distinto desde su forma de caminar, postura.

-buen día principe- Seokjin hizo una reverencia -¿desea ordenar algo de comer?

Bien, jimin analizó de cerca al Omega, perfecto de pies a cabeza, los rumores no eran falsos, pero había algo que no sabía explicar Jimin, al verse observado decidió hablar para no ser sospechoso.

-porfavor solo dime Jimin, las formalidades no son necesarias, y respecto a mi orden quisiera esto- una vez hizo la orden Seokjin se fue.

-¿Es el omega que dicen será el esposo de Zico verdad?- Taemin asintió -es muy hermoso y creo que Zico tuvo demasiada suerte al encontrar a un Omega así.

-no es tan fácil, Jin aún no le da ninguna señal de aceptación, es un Omega que es cortejado por muchos nobles y aldeanos, pero simplemente los rechaza con una sonrisa, recibe muchos obsequios pero los devuelve, ellos insisten en que los conserve y el acepta pero aún así rechaza amablemente a todos, Zico es el único distinto, a él le acepta las invitaciones pero no pasa a más- Taemin conto todo lo que sabía a Jimin al verlo curioso.

Jimin solo asintió formando una o con su boca, ahí había algo oculto, un Omega que rechazaba a nobles, Jin se acercó poco después con los platillos, jimin observó el orden y lugar de todo, era como debía estar.

-porfavor siéntese un momento con nosotros, me gustaría conocerlo más- jimin habló.

Seokjin dudó un poco pero accedió al pedido, era un principe y el mejor que nadie sabía que no se le debía ignorar.

-¿hace cuanto llegó a la ciudad Jin?- jimin empezó con sus preguntas.

-son casi tres meses, fue un poco complicado- Jin respondió.

-es increíble, seré sincero, vine porque oí en el palacio que usted será el Omega de Zico, y pues también que su comida es deliciosa, veo que en lo segundo no exageraban- dijo jimin tras haber probado los platillos.

-gracias por eso, pero Zico solo es un amigo muy preciado para mí- Seokjin sabía de los rumores.

Taemin al verse de más en la mesa se despidió y retiro.

-me gustaría pedirle algo, si no es mucho claro- dijo Jimin.

-dependiendo a lo que vaya a pedirme Jimin- Seokjin había cerrado el lugar al ver que el príncipe no parecía querer dejarlo ir.

Bien, Jimin se sorprendió ante la respuesta, cualquier persona aceptaría sin siquiera saber lo que quisiera, pero Jin respondió distinto, algo no cuadraba con su estatus, incluso sus prendas y accesorios eran únicos.

-supongo que sabe que no soy un principe nacido en este reino- Seokjin asintió -solo quiero tener amigos y usted es distinto a muchos omegas, me gustaría formar amistad contigo.

Seokjin sonrió, ese Omega era distinto y tenía mucha tristeza en sus ojos, pudo verlo y solo pensó que lo que le habían dicho era cierto.

-sería un honor ser su amigo Jimin- Jin sonrió sin tomar en cuenta el peligro que tomaba ser cercano al palacio real.

Jimin sonrió y decidió pasar la tarde con el Omega, ya habría tiempo para averiguar más sobre Jin, por su lado Jin dejó en orden todo el lugar y fue con el Omega a dar un paseo por el pueblo.

-¿no te molesta que los soldados nos escolten no?- preguntó jimin cuando caminaban por el lugar.

-para nada, es algo común- dijo Jin.

-¿Común?- preguntó jimin.

-quieria decir, para usted, supongo que lo veo normal ya que muchos hablan de sus majetades- Seokjin respondió rápido, y recordándose que ya no era el quien estaba escoltado.

Jimin solo asintió y miró de reojo al Omega, sin duda alguna eso lo dijo por el.

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El día pasó demasiado rápido y el atardecer se hizo presente, en el hogar de Seokjin había muchas risas, los dos omegas estaban muy alegres sin percatarse de la hora.

Desde la puerta principal se escuchó a los soldados anunciar la llegada de alguien.

-su majestad el príncipe Jungkook!!!- los soldados gritaron al tiempo, los omegas se levantaron al escuchar a los soldados.

De pronto las puertas fueron abiertas dejando ver al príncipe menor del reino, Jungkook entró con un rostro serio, Seokjin hizo una reverencia junto a jimin, el alfa estaba molesto y se veía en su rostro.

-buenas tardes majestad- Jin saludó una vez terminó su reverencia.

Jimin observó como Jin no se sorprendía por la presencia del alfa, pues claro, Jin era un principe entrenado para imponer su presencia tanto en omegas y alfas, un alfa menor que el no le afectaba en nada.

-buenas tardes- saludó el alfa y miró a Jimin -demoraste demasiado así que mi madre me envió a buscarte.

Jimin se sintió algo decepcionado, Jungkook había ido por el solo por orden de la reina, jamás iría por el mismo.

-lo siento Jungkook, estaba tan alegre con Jin que no me percate que ya anochecía- jimin respondió cabizbajo.

Jungkook sintió una opresión, solo asintió y mando a los soldados que escoltaran al Omega hasta el carruaje.

-hasta mañana Jin, me divertí mucho hoy- jimin se despidió con una sonrisa de Jin.

Jungkook observó al Omega y se fue del lugar dando unas palabras de despedida.

Seokjin pudo darse cuenta al instante de lo que estaba pasando, sonrió al ver que sus menores eran muy ¿Tontos?, Tarde o temprano se darían cuenta.

Al llegar al palacio Jimin ingresó seguido de Jungkook.

-¿Tienes planeado volver a ese lugar?- preguntó Jungkook.

-así es, Jin es ahora mi amigo, y espero que siga así- la sonrisa de jimin era más real que antes, una sonrisa que no había visto antes.

-Cariño, me preocupaste, estaba a punto de enviar a todos los soldados a buscarte- la madre de Jungkook los interrumpió.

-esta bien majestad, envió a Jungkook, y volví con el- jimin dijo tranquilo.

-si, ve a descansar, debes estar agotado- dijo la Reina.

Una vez jimin se fue a su habitación Jungkook quiso irse de prisa pero su madre le detuvo.

-¿Así que yo te envié a buscarlo?- dijo la reina -supongo que me lees la mente ya que no recuerdo haberte dicho algo así.

Dicho eso la reina se fue riendo y dejando al un alfa rojo de la vergüenza.