IV. Pánico🥀

338 25 0
                                    

Siente como los grandes brazos de alguien la elevan acercándola más a su anatomía. Abre los ojos con calma y visualiza la mandíbula tensa de su secuestrador. Su piel se relaja por sus toques, pero al sentir el dolor punzante en la planta de sus pies, suelta un gruñido haciendo que los ojos del castaño se posen en ella.

—Duele... —Solloza con los ojos cristalizados. El castaño se desliza en el interior de una camioneta con ella aún en sus brazos.

—Al llegar al hotel, se tomará los medicamentos que le recetó Edwin —Responde sin apartar la vista de ella. Su penetrante mirada la estudia como si deseara saber que pasa en su interior.

—Señor, llegamos —Le informa Anderson. Abre la puerta del auto para su jefe y este sale aún con la rubia en sus brazos.

Un gigantesco edificio se levanta delante de ella y de solo mirarlo siente como un breve mareo se hace presente. El castaño ingresa en el edificio y no hace falta que valla a administración ya que Anderson se ha encargado de ello.

Al llegar al piso número veinte, Edan camina con ella en sus brazos hasta la habitación 277. La deja en un sofá y se aleja de ella.

—¿Cuánto tiempo estaremos aquí? —Pregunta con un tono de voz tenue.

—Tenga —Le entrega un calmante junto con una botella de agua. Quita su saco y lo lanza por algún lado de la habitación, floja su corbata, quita los primeros botones de su camisa y recoge las mangas de esta hasta sus codos.

—Le hice una pregunta.

—Y a mí no me interesa responderle, señorita Bella —Responde mientras masaje su nuca. —¡Rafael! —Llama a uno de sus hombres sintiendo un leve punzón en su cabeza. Siempre que viaja, termina con un dolor de cabeza y ese día no será la excepción.

—¿Qué necesita, señor? —Este aparece en la habitación. Sus ojos miran disimulada a la rubia quien de sentir su tenebrosa mirada, se mueve incómoda en el sofá dónde la había dejado Edan. Los ojos verdes del recién llegado estudian a la chica con descaro. Sus hermosos ojos azules están ocultos detrás de sus largas pestañas, sus labios son carnosos y rosados por naturaleza, sus pocos pechos se hacen resaltar sobre el vestido al igual que su trasero y su estrecha cintura.

—De hoy en adelante cuidarás a la señorita Bella —Ordena con la vista pérdida en la habitación. —Debes acompañarla en cada segundo y no perderla de vista o te juro que te lamentarás —Le amenaza. Su tono de voz es profunda, baja, serena, pero la amenaza es detectable en estás.

—Como diga, señor. ¿Algo más?

—No, puedes retirarte —El moreno de ojos verdes sale de la habitación dejándolos solos nuevamente. —¿Está de más decir que si intenta escapar, recibirá un castigo? —Pregunta a la rubia. Camina hacia la pequeña cocina y toma una botella de agua del refrigerador.

—¿Por qué me trajo aquí? Es lo mismo que me haya dejado en su casa.

—No, no es lo mismo porque aquí la podré tener vigilada —Sale de la cocina y toma su saco. —Ahora debo irme a una reunión, espero que no dé problemas.

—Problemas es mi segundo nombre —Responde la rubia con fastidio. Ve como el castaño sale del departamento dejándola a solas.

<<Mi sueño era poder escapar de mi padre, poder escapar de su adición y de sus problemas. Ahora solo deseo escapar del monstruo que me mantiene cautiva.

Deseaba poder obtener la custodia de mi hermano menor y poder hacer una nueva vida como nuestro hermano mayor lo hizo. Sí, nos abandonó tan pronto tuvo oportunidad.

La Bella y la Bestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora