XXXI. ¡Qué sorpresa! 🥀

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—¿Qué haces en mi casa? —Escucha una voz gruesa que lo obliga a levantar la mirada, y al hacerlo se encuentra con esos ojos verdes que le recuerdan los ojos de la mujer que se ha incrustado bajo su piel. <<¡Carajo! ¿Cómo llegué aquí? ¿Cómo permití que llamaras a mi puerta y te metieras en mi casa, en mi vida, en mi corazón? ¿Cómo permití que tus malditos ojos me observaran con ese deleite y amor que solo tú sabes profesar? ¿Cómo permití que tus labios cubrieran los míos mostrándome que fueron hechos para mí?>>.

—Aquí vive mi esposa —Responde sencillamente sin importarle estar en terreno enemigo. Por aquella diminuta y terca mujer se metería al mismísimo infierno. Josué y el señor Octavio ingresan en la vivienda dejando a la chica detrás.

—¿Y por qué estás aquí afuera si es tu esposa? —Pregunta Kristal intentando hacerlo enojar sin imaginarle que esto lo divierte.

—Porque ella me tiene como un idiota esperando en su puerta. ¿Tú a quien tienes? —Pregunta poniéndose de pie y acercándose a ella. —Te conozco, Tamara y tú me conoces lo suficiente para saber que soy capaz de todo por lo mío. Bella me pertenece, es mi mujer, y si se te ocurre hacerle algo te mataré con mis propias manos —Advierte antes de salir del porche haciendo guardia en medio de la calle viendo hacia la ventana de su mujer donde está se encuentra observando hacia la calle hasta que él aparece en su campo de vista.

<<¿Cómo llegué a este punto? ¿Cómo pude enamorarme de ti? ¿Cómo pude darte todo de mí sin importarme nada más que tu felicidad? ¿Cómo pude amarte en tan poco tiempo? ¿Cómo pudiste convertirte en la luz de mis ojos cuando pensaba que no volvería a ver la luz del sol?>>. Se reprende mentalmente mientras observa como este traza pequeños circulos en medio de la calle. <<Él te secuestró, te llevó y te mantuvo encerrada en su fortaleza. Te intentó asfixiar, te toco de forma erótica cuando ni siquiera conocías los matices de tu cuerpo y aunque desees creer que no te gustó, sabes que es falso. Te gustó y te sigue gustando el haber estado en sus brazos, el haber recibido sus caricias y besos. El ser su mujer>>.

Abre la ventana con cuidado recibiendo una brisa fría impactando con su cuerpo creando un escalofrío.

—Creí que te había dicho que no quería verte... —Habla en voz alta logrando que este se detenga y observe en su dirección.

—Quise asegurarme de que estarías bien y de que no te irías a mitad de la noche —Responde este.

—Al único lugar al que iría es a la... —De pronto comienza a sentirse mareada y agotada por lo que se debe sostener de la ventana.

—¿Estás bien? —Pregunta alarmado.

—Me siento... todo da vueltas...

—Recuéstate en la cama, subo inmediatamente —Ordena haciéndole una señal a Anderson para que tenga todo listo. Camina hacia la vivienda y toca con furia la puerta queriendo que esta ceda y se vaya abajo.

—¿Por qué tocan de esa manera? —Pregunta Josué abriendo la puerta. Sin emitir palabra, Edan cruza por su lado y toma las escaleras hasta llegar a la habitación de su mujer. —¿Qué carajo te pasa? —Pregunta yendo tras este viendo inmediatamente a su hermana tendida en el piso. —¿Bella, que pasó? —Pregunta acercándose.

—La llevaré al hospital —Anuncia tomándola en brazos y saliendo de la habitación sin detenerse a responder las preguntas de su ''suegro'' y ''cuñado''. Sale de la pequeña casa y sube al auto ordenándole a Anderson que maneje lo más rápido posible al hospital en el que trabaja su hermano.

—¿Hermano, que pasó? —Pregunta viéndolo llegar a emergencias.

—Estábamos hablando y... ni siquiera sé que pasó —Suspira. —Averigua que tiene —Ordena.

La Bella y la Bestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora