XVI. Jugando a complacerte🥀

228 19 1
                                    

Una semana después...

—Y solo debes cambiar el signo de la operación —Le indica Edan a la rubia sentada en sus piernas.

—No tenía idea de que fuese tan fácil. El profesor lo explica de una forma... ¿rara? —Duda un poco viendo como una ráfaga de deseo pasa como estrella fugaz por los hermosos ojos del castaño.

—Sí, es muy fácil —Su mirada va de sus hermosos ojos a sus tentativos labios. Aquellos labios tan sensuales y hermosos como los pétalos de una rosa recién cortada, pero peligrosos como la lengua de una serpiente. Sin emitir palabra la obliga a ponerse de pie para luego ir a la habitación de la rubia. —Rodillas —Ordena con voz gruesa y dictatorial mientras sus ojos oscuros lanzan ráfagas de excitación al diminuto cuerpo de la rubia de pie frente a él.

—¿Qué? —Reacciona la ojiazul sin comprender las palabras que acaban de salir de aquellos labios tentadores.

+18.

—Arrodíllate —Ordena nuevamente. La rubia decide hacerle caso y se arrodilla frente a él. —Abre la boca —Ordena nueva vez abriendo su cremallera. La rubia obedece cada una de sus órdenes escuchando los tambores de su corazón chocando con su pecho. —Bien, quiero que lo lamas —Muestra su erección apuntando hacia ella.

—¿Qué? ¿Por qué? —Pregunta ilusa.

—Porque me da la gana, abre —La toma bruscamente del cabello aunque sin hacerle daño y la obliga a meterse su falo en la boca. —Lame como si fuese un helado —Los ojos soñadores e inocentes de la rubia se encuentran con los suyos antes de comenzar a recorrer su longitud con la lengua saboreando la pequeña cantidad de agua salina que gotea de su orificio.

En aquella posición, arrodillada frente a él, mirándolo con aquellos ojos tentadores y profundos lo hace sentir como un rey, un dios siendo venerado por sus creyentes.

La sensación de su pene entrando y saliendo de la calidez de sus labios amenaza con hacerlo tener un orgasmo por lo que la toma y la obliga a levantarse.

—¿Hice algo mal? —Pregunta confundida.

—De espaldas —Ordena. Está se gira para luego sentir las gruesas manos del castaño subiendo el vestido florido por su cuerpo hasta sacarlo por su cabeza dejándola solo en ropa interior frente a él. —Recuéstate en la cama, boca abajo —Está hace caso a cada una de sus órdenes sin decir palabra alguna porque aunque le cueste admitirlo, no tener el control es algo que le excita de forma indescriptible. Los dedos del castaño empujan sus diminutas bragas de encaje hacia un lado introduciendo uno de ellos en su interior haciéndola jadear y restregarse contra el edredón de color negro.

—¡Sí! —Deja escapar antes de hundir el rostro en la almohada junto a ella. Edan toma un preservativo de su cartera, se lo coloca y entra en ella sin vacilar pues ahora ha descubierto su lugar favorito, aquel que se encuentra entre las piernas de la rubia de ojos azules.

—Vamos, Bella, vente —Jadea dejando suaves nalgadas en su trasero. —Vamos, hazlo para mí —La anima. De un tirón logra colocarla en sus cuatro extremidades para así poder tener acceso a su centro y allí comenzar a tocar su clítoris sin control alguno.

—Basta... —Jadea sintiendo una sensación que nunca en su vida había experimentado. No es nada parecido a un orgasmo sino a un placer superior. —Basta... —Jadea sin éxito.

—Déjate llevar —Susurra en su oído logrando que una explosión se realice en el interior de la rubia quien deja salir una gran cantidad de fluidos. —Acabas de tener un squirt, Bella —Murmura en su oído. Continúa penetrándola antes de salir de ella y tumbarse a su lado. Las mejillas de la rubia se tornan de un rojo agresivo por la vergüenza al igual que su cuerpo por la gran actividad física que acaban de realizar. De igual manera se tumba en la cama aunque boca abajo.

La Bella y la Bestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora