XX. Ojos marinos🥀

202 18 0
                                    

—''No obstante, el ser humano, por alguna razón extraña, prefiere explorar solo cuando intuye que va a encontrar algo. Siempre habrá un héroe dispuesto a adentrarse en una gruta donde vive un dragón, pero ¿quién tiene el valor de bajar a un pozo sin saber que hay en el fondo? En mi caso, conocer a Raif Efendi fue pura casualidad...'' —Recita la hermosa Bella antes de ser interrumpida por Rosa. —Y en mi caso, querido Sabahattin Ali, conocer a Edan Miller fue una jugada cruel del destino... —Murmura al borde de las lágrimas.

—Buenos días, señorita Bella —Saluda ingresando en la habitación con un vaso de agua sobre una pequeña bandeja.

—Buenos días, Rosa. ¿Qué necesitas?

—Vine a traerle agua para que tome la pastilla anticonceptiva. Me sorprendió un poco el que no bajara a desayunar puesto que hoy debe asistir a la universidad.

—Sí, debo hacerlo y lo haré, simplemente no me apetecía desayunar —Toma la pastilla, el vaso y hace lo indicado. —¿Ha llamado? —Pregunta extrañada por el sentimiento de abandono.

—No, señorita o al menos no que yo sepa.

—Ok —Responde poniéndose de pie. <<¿Por qué está tardando tanto en Seattle?>>. Es lo único que es capaz de preguntarse. Ingresa en el baño y tras hacer lo indicado, baja al primer piso lista para irse a la universidad. —Buenos días, Anderson —Saluda cordialmente como lo ha hecho la última semana mientras Edan se encuentra en Seattle haciendo quien sabe que cosas.

—Buenos días, señorita Bella. ¿Lista?

—Sí —Responde aunque en su interior sabe que no es cierto. Suben al auto y en cuestión de minutos llegan a la universidad.

—Bella... —Habla Lucy acercándose a ella. —¿Bella, podemos hablar? —Pregunta extrañada viendo a los gigantes tras su amiga aunque ya es normal.

—¿De qué quieres hablar, Lucy? —Pregunta irritada.

—Bueno, quiero disculparme contigo por...

—¿Por juzgarme, por traicionarme, por serme desleal o por la cachetada?

—Amiga, yo...

—¿Amiga? ¿Aún tienes el descaro de llamarme de esa forma? —Pregunta con los ojos hirviendo de furia. —¡Has sido mi mejor amiga desde hace años, tú me conoces mejor que nadie y yo pensaba que te conocía! —Grita un poco alertando a Anderson quien se mantiene cerca. —Pero, aún después de los años de amistad, le creíste al hombre que me ha arruinado la vida.

—Yo no quise creerle, pero fue tan convincente que...

—¡Eso no importa! Se supone que eras mi hermana y que me conocías... —Murmura cruzando por su lado y yendo al interior del edificio directamente a la cafetería. —¿Chicos, podrían esperar aquí? —Le pregunta a Anderson y al otro guardia cuando llegan a la puerta de la cafetería. —No sé si lo saben, pero ustedes asustan y no quiero ir por allí siendo la chica a la que todos le temen porque lleva guardias, por favor...

—Está bien, señorita, pero ni se le ocurra hacer una de las suyas.

—Claro que no, Anderson —Asegura con una sonrisa entrando en el lugar para hacer la fila.

—Bella... —Escucha esa voz fastidiosa a su espalda logrando que su irritación aumente.

—Box, déjame en paz.

—No veo a tus guardias tras de ti, ¿qué sucede, muñeca? ¿no eres tan tenebrosa sin ellos? —Pregunta en un intento de molestarla.

—Al contrario de ti, sé defenderme y no necesito que nadie más lo haga —Responde al recordar el cuatrimestre pasado cuando Box inició una pelea y solicitó la ayuda de varios de sus amigos.

La Bella y la Bestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora