XXIII. La misma historia🥀

175 18 1
                                    

''Porque la historia de la Bella y la Bestia es más común de lo que parece''.

—Buenos días —Saluda la rubia aún vestida con su pijama de algodón y su cabello revuelto. Sus ojos, aquellos ojos azules que habían hechizado a Edan Miller, están teñidos de rojo por las largas noches de insomnio mientras que bajo estos se presentan unas oscuras ojeras. <<Amabas mi cuerpo, amabas mis curvas y mis sonrisas. Decías que nunca habías visto algo igual, pero justo ahora soy tan igual al resto... Por eso, me apartaste de tu lado, preferiste huir como un cobarde de los sentimientos. Supongo que no eras tan fuerte y valiente como me hiciste creer, supongo que, en el interior nunca lo fuiste y yo lo sabía, y aun así, quise creer que lo eras...>>.

—Buenos días —Responde su padre sintiéndose feliz por primera vez en mucho tiempo. Sus hijos, todos ellos, están bajo un mismo techo, compartiendo las alegrías y las penas.

—¿Crees que soy tu sirvienta? —Pregunta Kristal mientras la rubia se sienta en uno de los sillones a desayunar mientras su ''familia'' se sienta en el comedor.

—Disculpa...

—Te despiertas a las 08:00 Am cuando ya he terminado de preparar el desayuno, luego te marchas no sé dónde y regresas cuando ya he preparado la cena. ¿Se puede saber a dónde vas?

—Mira, Kristal... —Habla levantándose del lugar en el que se había sentado con anterioridad. —Primero, el hecho de que estés casada con el mayor de los Smith no te da ningún derecho a creerte nuestra madre porque no lo eres. Segundo, no vuelvas entrometerte en mi vida porque lo que yo haga o deje de hacer no es tu asunto. Y tercero, no vuelvas a hablarme en ese tono de voz —Enumera antes de encaminarse a las escaleras aunque las palabras de su padre la detienen.

—¡Por Dios, Bella! ¿Qué te pasó? Tú no eras así, te sacrificabas por tu familia, velabas por su bienestar...

—¿Pero sabes que ocurrió? —Se detiene frente al primer escalón y se da la vuelta. —Me cansé de cuidar y sacrificarme por el hombre que debía hacerlo por mí. En mi ausencia nada cambió, no has buscado trabajo, no has cuidado de tu hijo menor, no has hecho nada a pesar de que fui secuestrada.

—Y liberada mágicamente... —Murmura Josué.

—No creo que sea tu asunto. ¿Por qué no te apresuras en mejorar a ver si logras largarte lo más rápido posible? —Se da la vuelta y se va escaleras arriba sintiendo un vacío en su interior.

<<Todo volvió a la normalidad aunque desde hace poco más de dos meses aquella no era mi normalidad, no era mi vida, mi vida estaba junto aquel hombre prepotente y con aires de superioridad. Todo lo que tenía se lo entregué, todo lo que era, todo lo que poseía, y, al final, nada valió>>. Piensa mientras se mete al baño para asearse pues debe asistir a la universidad.

Javier, su hermano menor a quien no veía desde hace dos días, se estaba quedando con un chico que ingresó a su clase hace poco y que él nombró el mejor amigo de todos. Al menos eso la alegraba, que aquel inocente y pequeño niño no debía presenciar las discusiones de las personas que decían ser su familia, sus lágrimas o sus ataques de ansiedad. Mientras esta se ducha, Edan recibe una visita inesperada.

—Hola, Edan —Saluda Edwin un poco extrañado por la mirada perdida y vacía de su hermano.

—Hola —Saluda en un gruñido.

—¿Está todo bien? —Pregunta viendo al castaño fingir ser fuerte tras su escritorio.

—Sí, ¿por qué no debería estarlo?

—Bueno, mamá te ha estado llamando y no contestas. Además, ¿dónde está Bella?

—La dejé ir... —Responde poniéndose de pie y caminando al gran ventanal que da vista al jardín trasero, trasladándose a sus recuerdos.

La Bella y la Bestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora