X. Preparando la libertad🥀

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Bella Pov's.

+18.

Los dedos invasores de Edan rasgan las bragas que cubren mi intimidad antes de curvas sus labios de esa forma tan egocéntrica y creída que lo caracteriza. Una de sus manos aprieta mi pecho por encima del sostén antes de escupir en mi intimidad y comenzar a acariciar mi clítoris con suavidad.

Siento sus manos tocar cada centímetro de mi cuerpo y no deseo que pare. Disfruto tanto de su tacto que sería un pecado decirle que pare, decirle que esto no es lo que quiero, privarme de sus labios y de sus toques.

La lengua del castaño hace contacto con mi centro en un baile enloquecedor que amenaza con terminar con mi cordura llevándome al abismo entre lo correcto y el placer. Las caricias que anteriormente eran suaves y delicadas ahora son salvajes y alocadas llevándome a sentir aquella explosión de emociones en mi interior.

Finaliza la escena +18.

Narrador omnisciente.

—Edan... —Jadea aún con los ojos cerrados.

—No sabía que tenía sueños húmedos conmigo —Las palabras tan suaves que casi son un susurro provenientes de Edan logran despertarla en cuestión de segundos.

—¿De qué sueño está hablando usted? —Pregunta y siente como quitan la capucha sin ningún cuidado percatándose de que han llegado a su jaula de oro. —No estaba soñando con usted.

—¿No? ¿Entonces, jadea mi nombre por inercia? —La seguridad y arrogancia que posee sale a la luz. —¿Qué soñaba? —Se inclina un poco hasta que sus labios quedan a escasos centímetros de los de la rubia. —¿Me soñaba dentro de usted? ¿Tocándola y besándola, tomándola del pelo y poniéndola a mi merced? —La sensualidad y picardía con la que dice esas palabras es tanta que siente sus mejillas teñirse. —Responda cuando le hago una pregunta, señorita Bella —Ordena tomando su mandíbula entre sus dedos.

—No tenía ninguno de esos sueños asquerosos —Susurra sin estar segura de sus palabras.

—¿Y por qué jadeo mi nombre? ¿Por qué aprieta a las piernas con tanta fuerza? ¿Por qué se restregaba contra el asiento del coche? ¿Por qué sus labios están levemente abiertos? —Pregunta con picardía. —¿Será por qué espera que los bese? —Se acerca a ella hasta que sus labios rozan. —¿Deseas que te bese tanto como yo? —Se separa dejándola un poco desorientada.

—Señor —Anderson se acerca a él provocando que aquella sensual sonrisa se borre de inmediato.

—¿Qué quieres, Anderson? —Pregunta volviendo a adoptar su porte amenazante y frío. El chico se acerca a él y susurra algo en su oído. —Bella, ve a tu habitación... —Ordena sin mirarla.

—Edan, quiero hablar contigo...

—Será en otro momento. Anderson, encárgate de que llegue a su habitación, te espero en el calabozo —Ordena antes de alejarse caminando con aquella seguridad digna de un título de la realeza.

—Señorita, vamos —Anderson la ayuda a bajar del auto y con cuidado ingresan en la mansión.

—Señorita Bella, regresó —Exclama Rosa con alegría y alivio acercándose a ella y acompañándola a su habitación donde las dejan solas. —¿A dónde la llevó el señor? —Pregunta claramente preocupada.

—Me llevó con mi hermano —Sus ojos brillan de alegría y emoción. —No entiendo porque lo hizo, pero...

—Creo que el señor se ha enamorado de usted —Aquella confesión deja a la rubia de piedra.

La Bella y la Bestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora