VIII. Corromper🥀

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—Señor... —Saluda Rosa con intención de cruzar por el lado de su jefe para ingresar en la habitación de su señorita, pero este no se lo permite.

—La señorita Bella está durmiendo... —Le informa.

—No ha comido nada desde la mañana, creo que debo despertarla y...

—Debe descansar, vete —Ordena con voz más dura de lo normal. La empleada asiente y regresa al primer piso.

Estuvo a punto de cometer la más grande estupidez de todas, estuvo a punto de tener sexo con Bella, su prisionera, su detenida, su presa... La tocó, la besó, dijo tantas cosas en su oído que deseaba hacerle, pero que por suerte se contuvo. La mejor decisión que pudo tomar fue sedarla para de esa manera poder salir de la habitación sin cuestionarios o sin perder el control y cogérsela contra la pared.

Baja al primer piso y va directamente a la salida.

—¿Señor, a dónde vamos? —Cuestiona Anderson.

—A casa de la señorita Bella, creo que ya le he dado demasiado tiempo al señor Octavio y estoy perdiendo la paciencia —Anuncia deseando poder golpear la cara de ese hombre hasta dejarlo sin vida.

El chofer sube al auto y maneja hasta el lugar indicado por su jefe. Este baja de la camioneta y camina hacia la entrada de la pequeña casa. Toca dos veces y esta es abierta por un rubia con el aspecto de una diosa, la clásica mujer que Edan se cogería sin ningún problema aunque después de tocar a la rubia, solamente piensa en ella.

—Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarle? —Pregunta con un claro acento ingles.

—Deseo hablar con el señor Octavio.

—¡Suegro! —Grita. Al cabo de unos minutos, el señor aparece en la puerta y al ver al hombre frente a él, sus nervios se hacen presentes. —¿Todo bien, suegro?

—Sí, querida, ve adentro —Ordena y esta le hace caso.

—¿No me invitará a pasar? —Pregunta con ironía. El señor Octavio se hace a un lado dejándolo pasar. Los ojos del castaño se pasean por todo el lugar notando la clara diferencia que existe desde la última vez que estuvo allí. Inmediatamente, el pequeño de ojos verdes se levanta del comedor y sale disparado al segundo piso.

—¿Papá, quien es el señor? —Cuestiona un rubio de ojos verdes asomando la cabeza por de la pared que divide el comedor de la cocina.

—Hijo, él es el señor Miller, es el hombre al que te dije que le debía dinero —Responde el señor Octavio con la vista clavada en el piso. La sola presencia de Edan Miller es como la misma presencia del diablo en tu hogar. Siempre observando hasta el más mínimo detalle y vigilante en todo momento.

—Mucho gusto, yo soy...

—No me interesa quien sea usted —Interrumpe rápidamente con la intención de finalizar su visita lo antes posible. —Quiero mi dinero —Ruge.

—Señor Edan, sé que me dijo que...

—¿Tiene o no mi dinero? —Pregunta sin elevar su tono de voz, pero aun así se sigue percatando la rabia.

—Mi padre le entregará 10,000 dólares —Interrumpe el rubio rápidamente colocándose junto a su padre quien lo mira sorprendido. —Yo mismo haré un cheque justo ahora.

—Ok —El rubio camina hacia el perchero, saca su chequera y comienza a llenar los espacios necesarios para entregarle dicha cantidad al invitado.

—Hola —Escucha la suave voz de un infante a sus espaldas, se gira y se encuentra con Javier, el hermano menor de Bella, de la dulce e inocente Bella. <<Estás pensando en lo inocente que es luego de provocarle un orgasmo>>. Le reprende su subconsciente.

La Bella y la Bestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora