XXVIII. Asteria

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Era frágil y tierna
enigma de arte y dulzura.
Dilema de sonrisa eterna,
casta, un alma pura.

Delirante, decidida,
paseaba su destello, regia.
Espléndida y temida
de misterio por la magia.

De sus pasos florecían letras,
ordenabanse en versos,
emanaban poesía,
escribía libros sin tinta.

Daba todo de sí:
menos pensar, más de sentir.
Confiada todo entregaba
al viento lejano
sin esperar nada.

Fue niña, mujer,
amante y amiga.
Ilusión sin alas poseer,
un sueño que fue abatido,
tardía segada espiga.

Así descendió sin cesar
un diluvio de sus pupilas.
Huyó sin parar, herida,
buscando sanar
con la guerra perdida.

No siempre fue triste,
no siempre fue fría.
Fue un vuelo más
que derribó la vida.

Te he buscado sin saber
aún que existias.
Al alba te encontré
mientras dormías.

Lentamente tus ojos...
sin querer, mis latidos...

Mortal o diosa,
actual Asteria,
fugaz y hermosa,
divinidad sumeria.

Estrella caída,
veloz despertar.
Mi alma, vencida
de tu encantador mirar.

Mi alma, vencidade tu encantador mirar

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𝑬𝒍 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒗𝒐 𝒅𝒆 𝑳𝒂𝒔 𝑭𝒖𝒓𝒊𝒂𝒔 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora