2. "Devuélveme mi corazón"

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Luna estaba acostada en el césped pedregoso, con los ojos cerrados, y con el alma torturada, escuchando el suave siseo del riachuelo a un costado… parecía una muñeca, se notaba pálida, sin vida y aparte tenia un gorro y un chal tejido de varios colores chillantes, un vestido rojo a cuadros escoceses y botas cerradas con calcetas de dos colores…

El pelo rubio estaba todo desparramado… apenas y se escuchaba respirar… sus ojos estaban muy cansados de llorar y el dibujo que había hecho de París, estaba roto y desparramado a su alrededor.

De repente, una sombra se acercó a ella y por un momento detuvo su silencioso andar, hubo un golpeteo en su pecho ¿Estaría muerta? ¿Acaso finalmente los humanos completos podían morir de amor? Temió acercarse… No… imposible… él lo hubiese sabido… si ella estuviera muerta…

Un gemido débil se escuchó de los labios secos de Luna… y entonces él se acercó a su lado, inclinándose con lentitud, de repente Luna abrió los ojos hinchados por el llanto, sus largas y espesas pestañas se fijaron en esos ojos oscuros, que le miraban atónitamente…

No lo esperaba…

Realmente aquello fue…

Sorprendente…

Porque Luna de repente se asió a las piernas de París apretándolos a ella como si éste fuese a desaparecer de un momento a otro... Luego emitió un sollozo escandaloso y lo mantuvo así por largo rato, ella abrazándose a sus piernas… París se sintió muy avergonzado.

-Luna - Murmuró París mientras alargaba el brazo para que se quitará de ahí… era como si ella le estuviese pidiendo perdón por algo…  y claro que era demasiado.

Pero ella se aferraba, negándose a soltarlo y el pelinegro casi le arranca las manos, pero vio el rostro compungido y descompuesto de la rubia… eso lo lleno de dolor.

-Por favor Luna - pidió París

Luna se abrazó a su talle mientras se incorporaba y sintió un fuerte mareo, pegada a su pecho, jadeó al sentir el corazón semihumano de París latir con avidez, ella pequeña y frágil, apenas y le llegaba al hombro…

Aspiró ese olor… canela y chocolate, dulce y picante… no quería, no debía, pero estaba demasiado débil y sucumbió, se desvaneció entre los brazos de París,

Luna no pudo evitarlo, pero estaba tan débil, más sintió rabia porque no deseaba desmayarse ahora que estaban ahí…

O quizás…

Quizás estaba soñando…

Si… eso era… ¡Qué estúpida! Soñaba con que París aparecía y la abrazaba ¿Por qué pensaba que soñaba? Porque sentía que volaba en ese momento… estaba volando…

Unas manos…

Unas cálidas manos… rozaban su rostro… ella lanzó un quejido y entreabrió los ojos… ¡Oh!... Maravilloso… perfecto… ¡Estaba muerta! Porque la hermosura de París estaba a unos centímetros de su maltrecha cara.

Ella sonrió tontamente y alargó la mano para acariciarlo…

-París … susurró

-Luna… estoy aquí - Susurró el pelinegro

-¡Oh!

-¿Estás bien? - ¿Quieres que llame a tu padre? - No lo vi cuando llegué - ¿Por qué te quedas sola? - hizo mil preguntas, París.

Luna reaccionó, estaba en su habitación… recostada en su cama y con París a un costado mirándolo interrogante… ¡Pero estaba tremendamente guapo! Aún con esos ojos chispeantes y ese semblante adusto…

Solo Quédate en Silencio II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora