Capítulo 26

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Y ahí estaba yo... más confundida que nada y siendo echada del cuarto de Cinco. Me cerró la puerta en la cara.

Regresemos 15 minutos atrás.

Voy caminando por el pasillo, teniendo un debate mental sobre si es buena idea ir a hablar con él o no, últimamente ha estado muy raro— más antisocial que antes— y le había querido dar su espacio por eso. Pero no entiendo que es lo que le pasa, hace unas semanas estaba confesándome sus sentimientos y desde ese día, las cosas se han puesto raras entre nosotros.

Estoy parada frente a su puerta, con la mano a punto de tocar la desgastada madera de la puerta de Cinco. ¿Debería hacerlo? Y cuando menos me di cuenta, mi mano ya había tocado tres veces.

Primero se escuchó silencio y por un momento creí que no me abriría o que simplemente no estaba pero al cabo de un par de minutos sentí pasos del otro lado dirigidos hacia mi dirección y finalmente se abrió la puerta.

Cuando me vio se detuvo, como si no esperaba que me pasara por su habitación. Después de eso dijo:

—¿Qué haces aquí?

—Solo quiero hablar Cinco.

—No hay nada de qué hablar _____— me intentó cerrar la puerta en la cara pero la alcancé a detener.

—Sí que hay de qué hablar— no esperé respuesta y me metí a su cuarto.

—¿Sabes que estás invadiendo mi privacidad? Yo nunca te dejé pasar.

Pues claro que no me ibas a dejar pasar.

—¿Por qué has estado tan distante?— fui al punto.

—No he estado distante.

—Claro que sí lo has estado, a mi no me puedes engañar. Así que dime ¿por qué has estado tan distante?

Se quedó mirándome fijamente a los ojos, con una clara molestia en la cara, pero... ¿por qué?

—No voy a hablar de esto contigo.

—¿Por qué?

—Porque no te incumbe, no es tu problema.

—Cinco... si te está ocurriendo algo por favor dímelo, te ayudaré. Te ayudaré a cualquier cosa que estés pasando pero dime qué es lo que ocurre.

—No me ocurre nada y si así fuera tu no me podrías ayudar.

Está mintiendo, sé que está mintiendo.

—No me mientas.

—¡No te estoy mintiendo!

—¡Claro que sí lo estás haciendo! ¡Aunque no lo creas, puedo saber cuando estás mintiendo! Así que dime, por favor, qué es lo que te ocurre.

—¡Que no te incumbe!— explotó— A parte, ¿para qué te digo? ¡¿Para que luego te vayas por semanas?! Porque eso es lo que has estado haciendo y no me dices lo que te ocurre a ti, luego regresas y causas todo un desastre.

Creí que Cinco sabía que yo no había causado todo esto.

—¿Qué...?¿Tu piensas que yo causé lo de Ben?— enseguida se da cuenta de lo que dijo.

—No, claro que no. No sé por qué dije eso.

—Bueno, al parecer no tengo nada más que hacer aquí— me dirigí a la puerta.

—Espera— me detuvo tomándome del hombro.— Escúchame, mi punto es que tú no me dices nada de lo que te ocurre, han sido semanas las que has desaparecido y todo lo que le cuentas a los demás yo no me lo creo. Me dices que confíe en ti pero no haces nada para que confíe en ti y yo lo único que quiero saber es qué es lo que has estado haciendo y por qué siempre que te vas regresas con heridas.

—Cinco... no te puedo decir lo que tú estás esperando que te diga. No puedes saber nada de esto y si te digo que confíes en mi es porque de verdad nece...

—¡No! ¿Ya viste? Esto es a lo que me refiero—me señala— El problema es que tú no confías en mí.

—Si confío en ti es solo que...

—¿Sabes cuál es mi problema?— me interrumpió, hizo una pausa y me miró a los ojos— Tú. Tú eres mi maldito problema.

—¿Qué?— no estaba entendiendo.

—Reginald estaba en lo correcto. Como siempre.— susurró.

—¿De qué estás hablando?

—_____ tú me haces débil. Débil de una forma que nunca creí que alguien pudiera.

Me quedé sin palabras.

—No voy a negar que cundo llegaste no confiaba nada en ti— siguió diciendo— pero eso cambió cundo te empecé a conocer más. Siempre que estás cerca tengo la necesidad de estar mirándote, de estar viendo todo lo que haces, las expresiones que haces y sobretodo, de estar cuidándote. Cuando te vas, siento que algo falta dentro de mí, no sabes cuantas veces pensaba que tal vez no llegarías, que alguien podía estar lastimándote allá afuera y cuando llegabas y veía todas esas heridas que tenías me dolía y me enojaba conmigo mismo por no cuidarte. Y lo que más me enoja es sentir todo esto, porque es una debilidad y yo no puedo tener debilidades.

Estaba en un pequeño shock, mis ojos se llenaron de lagrimas y yo luchaba porque no escaparan de mis ojos. Sabía lo que eso significaba.

—Cinco...

—No— me interrumpió— sé que no es mutuo el sentimiento. Mientras yo podría matar a cualquiera por ti, tú no podrías hacer lo mismo por mi.

Al decir eso me recordó al Cinco del futuro y que todo lo que pasará depende mi. La única opción es que no le diga nada de mis sentimientos o lo ocurrido. Si supiera... si supiera que he matado por él y por todos los demás...

—Hey, no digas eso. Cinco...

—Por favor, lo que quiero es que salgas de mi cuarto, déjame solo.

Su voz salió un poco quebrada, como si estuviera aguantando el llorar ahí. No era el Cinco que yo conozco, este parece más... sensible.

No quise contradecirlo, así que cuando salí de su cuarto. Me cerró la puerta en la cara.

Tengo la cabeza hecha un lío, viendo cada posibilidad de lo que haga. Todo termina mal para alguien.

__________

Holaaaaaa, wooow, este capítulo estuvo fuerte (bueno, al menos para mí jaja).

¿Qué les pareció esa confesión de Cinco?

Agradezco mucho a las personas que esperan mis actualizaciones.

No olviden dejar sus votos y comentarios

L@s tqm

Att: X. P

Realidad Deseada || TUADonde viven las historias. Descúbrelo ahora