『22』Final.

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La cena con los padres de Christopher fue divertida; me encantó pasar tiempo con ellos. Fueron increíblemente amables. Nunca antes les había presentado a ninguna mujer, y me sentía feliz de ser la primera. Tal vez no fui la primera con la que se acostó, pero sí era la primera en conocer a sus padres.

—¿Te gusta cómo va la cena? —me preguntó mi novio, y no pude evitar sonreírle.

—Obvio, nunca en mi vida me había sentido tan feliz —le respondí. Christopher se levantó de la silla y tomó mi mano.

—Mamá, papá... como ustedes saben, hace unos meses gasté una cantidad enorme de dinero, lo que los llevó a preguntarse por qué lo hice. La razón está aquí con ustedes —dijo Christopher, causando que sus padres fruncieran el ceño—. Ella fue abusada sexualmente por un hombre; su tío la vendía para hacer cosas que no le gustaban, y yo la salvé de aquel sufrimiento...

Presioné mis labios entre sí, mirando al suelo. No me molestaba que hablara de eso, pero dolía verlo así, como si pensaran que solo era una mujer utilizada. Christopher posó su mano sobre mi muslo y suspiró para continuar hablando.

—A pesar de todo lo que ha vivido, a pesar de todas las veces que ha llorado, la amo tal como es... y frente a ustedes quiero decirles que me casaré con ella, me uniré plenamente a ella porque estoy locamente enamorado —dijo Christopher, sus ojos avellana encontraron los míos con una intensidad que me robó el aliento—. Si ustedes nos dan su bendición, nos casaremos por la iglesia —murmuró.

—¿Tú la cuidarás como si fueras su padre? —preguntó la mamá de Christopher.

Mi novio asintió con la cabeza.

—La cuidaré, la amaré, la protegeré —murmuró—. ¿Van a aceptar nuestra relación?

—¿Gastaste todo ese dinero en ella? —preguntó su padre sin rodeos.

Mi cuerpo se tensó; no me gustaba el tono de su padre, sonaba molesto. Sabía que esas situaciones nunca terminaban bien.

—No, gasté todo ese dinero para poner a su tío tras las rejas. Mañana al mediodía, el dinero estará depositado en la cuenta de la empresa, más un bono extra que nos cedió la policía, dado que él ya tenía varias denuncias de subasta en su contra —Christopher mordió su labio inferior y me sonrió—. Ese hombre está completamente en bancarrota. La herencia de mi novia se le otorgará tan pronto como se realice el proceso legal, su tío quería reportarla como desaparecida, y el estado se hará cargo de cada lágrima que ella derramó por culpa de ese hombre.

¿De qué estaba hablando? Apenas sé cuidarme a mí misma, no podía estar hablando en serio. No sabía qué hacer con ese dinero; ni siquiera me gusta salir de compras.

—Christopher, yo no voy a usar ese dinero —dije entre dientes.

—Aunque no lo uses, es tuyo; tu tío quería quitarte todo para quedarse con la herencia. Fui más rápido y llevé los papeles que me otorgaron en la subasta. Eres la dueña legal de la cafetería, de la casa de tus padres y de una suma considerable de dinero —aseguró.

Observé a mis suegros, quienes estaban tan impactados como yo. Nadie se esperaba esta revelación repentina de Christopher. Pensamos que sería una cena tranquila.

—¿Qué ocurrió con su tío? —preguntó el Vélez mayor.

—Actualmente está retenido en una comisaría; faltan menos de tres horas para que lo trasladen a la prisión, junto a Eduard Colón, quien fue cómplice de ese asqueroso hombre —mencionó.

—¿Uno de los socios no tenía ese apellido? —preguntó la madre de Christopher.

—Tienen parentesco; son familiares, de hecho. Ayer lo arrestaron por venta ilegal de drogas alucinógenas —dijo Christopher, cansado del interrogatorio.

Subasta ||C.V. ||TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora