Jennie se encontraba en su casa, pensando en Lalisa. ¿No era un poco raro pensar en tu amiga todo el día?. Estaba muy confundida. Hasta había pensado en qué se sentiría besarla...
— ¡Me estoy volviendo loca!.— Gritó.
Sabía que no debía pensar eso, pero eso no era lo peor, si no que hasta le gustaba la idea. Los labios de Lalisa se veían suaves, y tan apetecibles.
— Creía que ya lo estabas.— Se burló Ji Soo, entrando a la habitación que ambas compartían.
— Ji Soo, me encontré con Osmán mientras estaba con Lalisa. Se lo han llevado al palacio del sultán. ¿Qué me dirá nuestro padre si se entera de que fue mi culpa?.— Le comentó Jennie.— Sabes que Osmán no se quedará callado. Tal vez le haga algo malo a nuestro padre.— Se preocupó.
— Jennie, ¿Qué has hecho?.— Dijo Ji Soo.— ¡Nuestro padre te matará!.
— ¡¿Crees que no lo sé?!. De todas formas, él tiene la culpa. ¿Por qué debo casarme con alguien que no amo?.— Por alguna razón, Lalisa le vino a la mente.— Si tan solo pudiera elegir con quién estar...
— Sabes cómo son las cosas, Jennie. Sabes la condición en la que estamos. Dijiste que lo entendías.— Le reclamó Ji Soo.— ¿Qué haremos si el sultán decide ejecutarlo?. ¡¿Cómo podremos sobrevivir?!.
— ¡Déjame en paz!.— Jennie salió de su casa, enfurecida.
Lo único que se le venía a la mente para poder calmarse, era ver a Lalisa. No sabía cuándo regresaría, ni si la vería otra vez. ¿Y si se olvidaba de ella?. Serán varios meses que no la verá.
De pronto, una carreta pasó por su camino. La idea que vino a su mente era una locura, pero...
— ¡Señor!.— Paró la carreta.
— ¿Qué pasa, muchacha?.— Le preguntó el amable hombre.
— ¿Se dirige al palacio de Topkapi?.— Preguntó.
— No, pero iré al mercado, que queda muy cerca. ¿Quieres que te lleve?.— Le ofreció.
— Sí, porfavor.
— Anda, sube.— Le dijo el hombre. Jennie subió, agradeciendo por el gesto.— Yo creo que llegaremos al amanecer, así que espero que tengas energías.— Le dijo, sonriente.
Jennie se mantuvo en silencio toda la noche. No sabía por qué hacía eso, pero necesitaba ver a Lalisa, aunque sea una vez más.
Tal y como dijo el hombre, llegaron al amanecer.
— Éste es el mercado. No puedo llevarte más allá, porque tengo que trabajar, pero el palacio queda por este camino.— Le dijo.— Me alegra haberte ayudado. Espero que encuentres lo que buscas.
— Muchas gracias, señor. Algún día le compensaré.— Le sonrió Jennie.
De pronto, mucha gente se juntó, y apareció un carruaje de oro.
— ¡Atención, la sultana madre Hafse está aquí!.— Se escuchó. Todos se inclinaron, mientras salía una mujer desconocida para Jennie.
— El lujo que pueden permitirse es increíble...— Dijo, sorprendida.
Hafse, sonriente, comenzó a repartir oro al pueblo, como muestra de generosidad. Obviamente Jennie no dejó pasar aquella oportunidad.
— Buenos días, mi sultana.— Se inclinó.— Que Allah le otorgue larga vida.— Dijo, recibiendo el oro.
— ¿Cómo te llamas?.— Le preguntó. Jennie se sorprendió.
— Jennie, mi sultana.— Le dijo.
— Eres hermosa, Jennie.— La miró de arriba a abajo.— ¿De dónde eres?.
— Soy de muy lejos, sultana.— Le respondió. Sinceramente, no quería decirle de donde provenía.
— ¿Tienes familia?.— Le preguntó.— ¿Tienes algún prometido?.
— No, mi sultana.— No sabía por qué le hacía tantas preguntas.
— Bien, entonces vendrás conmigo al palacio.— Le sonrió.
Jennie vió la oportunidad. Todo estaba saliendo bien. Seguro podría ver a Lalisa, y luego escapar.
— Como usted ordene, sultana.
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El Sultán [Jenlisa]
FanfictionAl morir el sultán, uno de sus herederos (varones) debe tomar el trono el mismo día. ¿Qué pasaría si no hay herederos al trono?. [Basada en la novela: El Sultan]