El Sultán [Jenlisa]

XIV

— ¿Por qué lo hace? — Preguntó Jennie.— ¡El sultán no permitirá esto, y la castigará!

— Mientras el sultán está en la guerra, yo me encargo del palacio. Puedes ser su favorita, pero ni siquiera le has dado un hijo.— Le dijo.— El sultán me ha dado la obligación de darte cuidado. ¿Qué mejor que esto?

— Sultana, porfavor...— Suplicó.

— Veo que no estás cediendo, Jennie. ¿Esperas que los ejecute ahora mismo? — Apuntó a su familia.

— ¡Espere! — Le dijo.— Esta bien. Haré lo que me pide...

— Bien, mañana cuando estés casada con el hijo de Ibrahim pasha, los dejaré ir. Mientras, estarán en el calabozo.

La sultana se retiró, dejando a Jennie sola en el jardín. Perdió, lo sabía, pero no lo aceptaba.

— Cennet, vijila a esa arpía, porque seguro intentará hacer algo.— Dijo la sultana Hafse.

— Sí, sultana.— Hizo una reverencia.

Lalisa estaba en su tienda de campaña, cuando le llegó una carta.

— Mi señor, es una carta de Ibrahim Pasha.— Le dijo Iskender.

— Léela. — Ordenó desde su trono.

— "Mi sultán, le he escrito esta carta para informarle que la sultana madre Hafse ha conversado conmigo para casar a la señorita Kim Jennie con mi hijo. No es mi intención desconfiar de la sultana, su majestad. Pero espero que entienda mi confusión, debido a que se trata de su favorita...
Si me equivoco, recibiré el castigo que usted estime conveniente."— Lalisa se levantó totalmente enfurecida de su trono.

— ¡¿Cómo es posible, Iskender?!.— Salió de su tienda, en busca de su fiel caballo.— Ahora mismo partiré al palacio. ¡Desde ahora estarás a cargo de la batalla hasta que regrese, Iskender!

— Sí, mi sultán.— Puso su mano en el corazón al hacer una reverencia.— ¡Ustedes diez! ¡¿Qué hacen descansando?! ¡Sigan a nuestro sultán, y protéjanlo! ¡Si algo le llega a pasar, yo mismo cortaré sus cabezas!

Los jenízaros se levantaron y acudieron enseguida.

Lalisa iba a toda prisa al palacio. ¿Cómo es posible que su propia madre le traicione de esa manera?

Llegó al amanecer, totalmente sudada, y cansada.

— ¡¿Dónde está Jennie?!. ¡Tráiganla inmediatamente a mis aposentos! ¡Si alguien se entromete, le cortan la cabeza! —Ordenó enfurecida. Estaba fuera de sus cabales, lo sabía. Pero estaba apunto de perder a Jennie, por traición de su madre.

Después de unas horas, Jennie llegó a sus aposentos.

— Mi señor, disculpe la demora. La señorita Jennie estaba en la iniciación de la ceremonia de la boda...

Jennie corrió a los brazos de Lalisa, llorando desconsoladamente.

— ¡Te extrañé tanto! — Dijo, aferrándose a su cintura.

— También te extrañé, Jennie...— Dijo Lalisa, correspondiendo a su abrazo.

— Estuvieron apunto de casarme con un hombre que no conozco. ¡Ella tiene a mi familia, Lalisa! ¡Los va a asesinar! ¡Porfavor, haz algo!

— ¡Quiero que traigan de inmediato a la familia de Jennie a mis aposentos! También trae a mi madre...— Ordenó. Al quedar a solas con Jennie la miró a los ojos tiernamente.— Todo va a estar bien, ¿Sí? Ahora estoy aquí para protegerte, y jamás volverán a hacerte daño.

— Tuve tanto miedo...— No paraba de llorar.

— Castigaré a todos los que estuvieron involucrados en esto, no te preocupes. Mi madre sabrá que ya no soy más su hijo, sino su sultán.

Jennie sonrió al pensar en que esa mujer recibiría su castigo. No debió meterse con ella. Sabía que tenía a Lalisa a sus pies...