XIV

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Leo Valdez

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Leo Valdez

Hera ansiaba una pequeña semidiosa pero no podía darse el lujo de andar teniendo hijos con los mortales, lamentablemente ese era trabajo de su esposo, pero lo deseaba tanto así que lo termino intentando no precisamente del método convencional, tomo un trozo de arcilla que moldeo hasta darle una delgada figura humana y femenina, dotándola de dones como la fuerza, astucia y belleza, le dio un poco de ella para que compartieran un aspecto más similar. Al final soplo sobre la pequeña escultura humana haciendo que cobrara vida, luego la hizo de carne y hueso, su querida hija estaba hecha.

Pero tenía más planes para ella en un futuro, seria parte de algo grande y tendría un mayor propósito en todo eso, así es como debía de ser.
Llamo a la pequeña ______ un hermoso nombre griego, apenas podía contener su emoción.

Intento explicarle a los demás dioses sobre su nacimiento que ella solo la había hecho con amor, cosa que dejo encantada a Afrodita quien terminó por aceptar a la bella joven, los demás dioses terminaron por acostumbrarse a ella, pero a Zeus no le gustaba del todo esa niña, ya le había advertido a su esposa que no estaría siempre en el olimpo debía de bajar al campamento mestizo para cumplir su labor y así paso, fue criada por diez años en el olimpo siendo entrenada por algunos dioses que le habían tomado cariño, también pasando tiempo con su madre.

Hasta que tuvo que dejarla en el campamento, además de que ella no era inmortal la había hecho similar a una semidiosa, con algo de pesar ella misma fue a dejarla hasta el lugar, le explico la situación y con una mueca triste su hija termino por aceptar el nuevo lugar, a fin de cuentas siempre podría ser escuchada por su madre.


[...☆...]

Algunos años pasaron, te convertiste en toda una guerrera, conociste a distintos semidioses quienes siempre se quedaban perplejos de que fueras hija de Hera, algo extraño, no te molestaba contar como habías "nacido", pero algo a lo que nunca te acostumbrarse era a la soledad de la cabaña de Hera.

Actualmente estabas a bordo del Argo II, no eras parte de la profecía, en cambio tenías una distinta, proteger a los semidioses de la muerte, para conseguir el éxito en su misión, incuso si debías de dar la vida, era deber no te molestaba los demás semidioses eran bastante agradables.

Para que pudieran alejarse en el Argo, distrajiste a la mayoría de los romanos, moviendo las corrientes del aire desorientado a las águilas haciendo que perdieran el equilibrio. Empezaste una batalla con Reyna para que Annabeth pudiera subir sin mayores complicaciones era algo difícil debido a la ventaja que tenía con sus dos perros y el hecho de que te dolía hacerles algo, lograste dejarla desorientada pero alcanzo a cortar una parte de la punta de la trenza que tenía una flor de loto, dejando tu cabello corto.

Saltaste hacia donde Annabeth y Piper tenían las manos para tomarte y subirte, consiguiendo escapar por el momento de los furiosos Romanos.
Después de visitar el museo con los fantasmas, no lograron encontrar nada útil al revisar el submarino.

Luego Percy les dijo que había hablado con una nereida, de que buscaran a los hermanos de Quirón, al final Annabeth le dio unas coordenadas a Leo, coloco las coordenadas a la vez que un punto rojo se marcaba.

Mirabas al latino con preocupación, no sabías cuanto tiempo llevaba pegado dirigiendo el barco, reflejaba cansancio mas no decía nada.

───Leo───hablaste captando la atención del chico quien se volteo a verte.

───El señor Hedge se hará cargo, descansa un poco.

El sátiro se acercó esperando que el joven se despegara del timón, cosa que parecía difícil.

───No puedo aflojar las manos───dijo el chico y era cierto tenia los dedos como piedra pegados al timón y sus ojos rojos de tanto mirar al horizonte.

Sonreíste a Leo para calmarlo te acercaste, poniendo tus manos sobre las suyas, al sentir su tanto sus músculos comenzaron a relajaste y cuidadosamente retiraste sus manos, dejando a disposición el timón del entrenador.

Por última vez Leo escucho el informe de Festo, luego hiciste que se sentaran.

───Descansa un poco ¿si? ───sugeriste al chico mientras lo acostabas en tus piernas, termino por acomodarse mientras pasabas tus dedos dando caricias a su cabello haciendo que se relajara y poco después caer dormido, se le veía bastante cómodo, conseguiste que durmiera pero había sido arriba en la cubierta, en un sillón que por alguna razón estaba ahí.

Notaste a Hazel y Frank discutiendo lo que no te gusto hacían una pareja muy linda, notaste la mirada de Hazel sobre ti específicamente mirando al chico que tenías dormido en tus piernas, entonces todos se reunieron en el mástil.

───No hay señales de que nos estén persiguiendo.

───Ni tierra a la vista───agrego Hazel.

Mientras tanto el chico dormido seguía pensando en lo que le dijo la diosa de la venganza "La séptima rueda", ni siquiera podía dejar de pensar en eso en sus sueños, estaba ahí parado en la oscuridad el solo...al menos sabía que era un sueño.

Pero la cosa podría cambiar con la hija de Hera, aunque no era específicamente parte de la profecía no lo hacía sentirse tan solo, le ayudaba a olvidar ese tema, ya con ella eran ocho cada uno en pareja, el no quedaba solo.

Empezó a hundirse en el vació las sombras se lo tragaron y luego despertó, cruzándose con los grandes ojos de la chica quien le sonreía.

Después de que se parara ambos lo hicieron y se acercaron a los demás.

───¿Encontraste el mapa? ───preguntaste a la de ojos grises.

───¿Qué le paso a tu cabello?───pregunto zanjando totalmente el tema.

───Oh...si, al esquivar la espada de la pretora termino por cortarme una gran parte───explicaste a la rubia quien parecía más satisfecha con la respuesta luego se volteo hacia leo y le pregunto cuando llegarían.

───Una hora más o menos.

En lo que ellos hablaban de eso y demás cosas, Piper te hiso un ademan para que te acercaras a ella, tomo tu mano y fueron a su cuarto.

───¿Qué pasa Pips? ───preguntaste a la de cabellos castaños.

───Bueno...el cabello te quedo desigual, creí que podrirá ayudarte a arreglarlo───hablo tomando su mano avergonzada, tal vez instintos de hija de Afrodita.

───Gracias.

Entonces ella saco unos cepillos y unas tijeras para cepillarte el cabello y dejártelo parejo, en medio de todo esto, de repente te pregunto.

───¿Qué pasa entre tu y Leo? ───pregunto.

Por lo menos agradecías que no te veía a la cara tus mejillas estaban rojas, reíste de manera nerviosa sin saber que decir.

───Y-yo no lo se...me agrada───respondiste insegura.

───¿Es solo eso? ───siguió preguntando.

───No lo se...estoy confundida pero en verdad me agrada.

Piper sonrió satisfecha por acomodarte el cabello y por la respuesta sentía tus sentimientos hacia el chico, esperaba que se aclararan por que a futuro serian una buena pareja, ella notaba que se sentía algo alejado de ella y Jason, siendo cuatro no sentiría eso otra vez.








Gracias por leer

:D

𝐏𝐄𝐑𝐂𝐘 𝐉𝐀𝐂𝐊𝐒𝐎𝐍 ━━ 𝘖𝘕𝘌 𝘚𝘏𝘖𝘛𝘚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora