Capítulo 11

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Lo único que rondaba en la mente de Tweek era qué quería hacer o qué debería hacer, esas palabras del moreno lo hicieron olvidarse de sus sentimientos y preocupaciones de vida amorosa para aterrizar sus pies en la tierra, y pensar sobre qué debería hacer en el futuro.

Cuando tuvieron esa conversación las cosas regresaron a ser incómodas, hablaban menos, el rubio nuevamente se sentía solo.

Pero como siempre, aun si no estaba seguro de qué paso dar, seguiría adelante. Buscó el consejo de su padre sobre qué debería de hacer, se sorprendió cuando éste le dijo lo que deseara; la vida era muy corta para cumplir metas impuestas por alguien más.

En busca de respuestas, tomo exámenes vocacionales. Estos le arrojaron carreras relacionadas al área de la salud, aunque Tweek no estaba muy seguro sobre eso. Tenía 23 años y le daba algo de vergüenza pensar en graduarse a los 26 o 27.

Estaba decepcionado, comenzaba a deprimirse de a poco, Craig le pidió que brillara y él sentía que solo se apagaba lenta y tortuosamente. Mientras que el contrario era cada día más independiente, él se sentía más y más relegado.

El azabache habló con él en repetidas ocasiones, pero en el corazón de Tweek, solo existía el sentimiento de que Craig ya no lo necesitaba más.

Era tan independiente que ahora hacia prácticamente todo solo, a él solo le pedía que se concentrara en su persona, había incluso regresado a surtir pedidos de las cafeterías más cercanas.

El único consuelo que le quedaba a Tweek era que aun podía sostener su mano mientras comenzaban a trabajar sobre su prótesis.

Él pronto podrá caminar y yo ya no seré lo que él necesita. ¿Me pedirá el divorcio? Si hago algo que precise alejarme de él, ¿me olvidará en el proceso? No quiero que me olvide, lo quiero demasiado, pero de cualquier manera no me querrá si no me supero.

El temido día para Tweek llegó, la prótesis estaba lista, solo sería cuestión de adaptarla a Craig y tomar algunas sesiones de terapia para que él pudiera caminar.

Llegaron juntos, el azabache tenía una sonrisa de oreja a oreja desde que se levantó y no la perdió en ningún momento.

Mientras esperaban sentados juntos en la camilla del hospital, Tweek sostenía su mano con amor. No quería que lo soltara y jamás dejarlo ir.

Los doctores hicieron su trabajo, pero Tweek los ignoró; solo podía ver a Craig sonreír, intentando contagiarse un poco de su entusiasmo, mientras observaban expectantes cómo ese espacio que se encontraba vacío se llenaba.

-Quiero caminar hacia ti- dijo el azabache.

-¿Ahg?- preguntó nervioso. Entendió la pregunta, pero no capto el porqué.

- Creo que has estado ignorando al doctor, amor. Necesitan que haga una prueba donde intentaré caminar, ve a la puerta por favor, quiero que mis primeros pasos sean en dirección hacia ti- Había algo especial en Craig, un brillo en su mirada. Ese miedo de no estar ahí para ser necesitado se disipó al ver la confianza que emanaba del otro.

Caminó en dirección a la puerta, observando al contrario sentado en la camilla frente a él.

No era una distancia tan larga, quizás eran dos metros y medio, le hizo una señal al contrario para que intentara llegar a él. Lo miró con ternura, se veía tan estúpidamente feliz, como solo un niño podría estarlo.

Craig bajó torpemente poniéndose de pie al lado de la cama, tardó un poco en conseguir equilibrio, así que se sostuvo de esta hasta que se sintió listo.

Amor accidentadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora