EL BESO DE ROMEO

868 73 12
                                    

Los personajes de esta historia no me pertenecen, escribo solo con fines de entretenimiento.

ADVERTENCIA: en este capítulo tendremos escenas indecorosas, lenguaje inadecuado y algo de violencia, quedan advertidas.

Había visto y escuchado suficiente, Candy no podría despreciar a su primo el presumido Cornwell, seguramente lo aceptó, si seguro que le dijo que sí, ahorita deben estarse abrazando y besando, maldito Cornwell, maldita Candy, maldita sea la hora en que ella apareció en su vida, arrugó el libro que tenía en sus manos y lo estrello contra el suelo, lo levantó y lo tomó de nuevo, maldita costumbre de ser un caballero, tenía que verla para regresarle su libro.

Fue a su cuarto a pensar en lo sucedido, como era posible que ella lo traicionara así, sacó de atrás de los libros una botella de whisky de medio litro que guardaba para una urgencia, le hervía la sangre de pensar en que ahorita ese desgraciado pudiera estar manoseando a su Candy, a su pecosa, en que momento me volví tan estúpido, porqué la maldita costumbre de sobrepensar las cosas, esa confesión de Archie le cayó como balde de agua fría, como era posible que alguien más se le adelantara, cuando todo lo tenía bien planeado en su mente, iba a hablar con su padre y con el padre de ella para que le permitieran cortejarla, no quería hacerlo aún porque cambiarían mucho las cosas si lo hiciera oficial, estarían más vigilados por las familias y por las monjas, todo mundo se enteraría y estarían tras de ella, acosándola porque él tenía muchos enemigos, aún y estando en el colegio, sabía que con la aristocracia no se jugaba, ella sería señalada por ser huérfana y le harían la vida imposible, maldita sea la corona, maldito ducado, maldito apellido, preferiría ser un hombre común y corriente, pero libre de elegir a quien quisiera, que nadie se les interpusiera ni los juzgara.

Pero tenía que atravesarse ese maldito Cornwell, le caía mejor el Cornwell genio, él era mas accesible y las veces que habían platicado y trabajado juntos en equipo notó que era un joven con altas aspiraciones, con una creatividad e inteligencia que le sorprendía, nada que ver con el mariquetas de su hermano, siempre planchadito, peinadito, todo limpio e impecable.

Se avecinaba la tormenta y ya llevaba dos tragos de whisky, lo guardó y pensó al mal paso darle prisa, tomó el libro de Candy y descendió por el balcón, atravesando el bosque de entre los edificios hasta llegar al balcón de ella, pensó que a lo mejor si se lo aventaba desde abajo del balcón con eso sería suficiente, se hacía de noche y las nubes oscuras colmaban el cielo, empezando a caer un aguacero con gotas grandes que le pegaban duro en la cabeza, nada más eso faltaba, maldita lluvia, ahora tendré que meterme a su cuarto porque se le va a mojar el libro. Si solo le abriré el ventanal y se lo aviento, no quiero verla ni hablar con ella.

Todavía estaba que echaba humo del coraje, subió al balcón de Candy empezó a caer más lluvia y a relampaguear, abrió el ventanal y la vio ahí toda linda como una princesa de cuento dormida sobre su cama con el uniforme puesto, pensó para sí: Grandchester solo vas a dejarle el libro y ya, en eso se escucha un trueno ensordecedor y ella abre los ojos, se levanta un poco adormilada rascándose los ojos y con la luz de un relámpago, ella lo descubrió en su cuarto, él estaba a punto de salir, ya le había dejado el libro en el escritorio, pero ella grito fuerte y vio su carita de pánico, como si hubiera visto un fantasma.

Se desmayó y cayó en el suelo, afortunadamente no se golpeó la cabeza, solo reboto un poco en la orilla de la cama pero no fue un golpe de peligro, se acercó a verla y la tomó en sus brazos, estaba helada, no reaccionaba, seguramente le impacto mucho que no pudiera verlo a contraluz en la oscuridad, el colegio quedo en penumbras con ese rayo fulminante, todas las instalaciones eléctricas se vinieron abajo, por fortuna los alumnos ya estaban en sus cuartos.

MIS PRIMERAS VECESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora