Candy estaba asombrada de como las cosas habían cambiado tanto con los papás de su novio, era impresionante que el diálogo entre su familia finalmente se había abierto de manera cordial. Terry la llevó al segundo piso y le dio un vestido que Eleanor le había comprado a la chica para ese día de campo. La esperó afuera de un cuarto y cuando abrió ella la puerta ya vestida, él la volvió a meter y cerró la puerta con seguro.
-Terry, que haces- se asustó Candy. El la miraba como un tigre antes de lanzarse a su presa.
-Pecosa, solo quiero decirte esto...- la abrazó y le dio un nuevo beso en los labios.
-Teerry...- ella llevó sus brazos a la nuca de su novio y se recargaron en la puerta, en la privacidad del cuarto a solas era una oportunidad para darse sus muestras de amor.
–Terry, tus papás nos esperan- ella interrumpió el beso y él de nuevo lo retomó con muchas ansias.
-Solo un momento pecosa, frente a ellos no puedo besarte así- la apretó aún más a su cuerpo y la acariciaba, frotando su pecho al de ella. Pasó su mano derecha debajo de su cintura, tomando con una mano su pequeño derriérre -¡Terry!- ella se incomodó por el movimiento travieso del ojiazul y se soltó.
-Perdón mi amor, es que llevo días imaginando como será esa pequeña parte de tu cuerpo, ustedes las chicas se ponen tantas capas de tela que no se sabe bien a ciencia cierta que forma tendrán, si son cuadradas, picudas, o redonditas como me imagino las tuyas- dijo insinuante y ella rio con los dedos cubriendo la boca, -en cambio no me puedes negar que tu si me has visto- Candy se puso de todos colores, porque efectivamente sí, le había echado una ojeada al trasero bien formado del castaño, en ocasiones al verlo subir a su caballo o cuando se alejaba, pero siempre evitaba tener malos pensamientos en torno a sus atributos físicos.
-Qué cosas dices Terry, yo-yo no te he visto ahí, eso sería muy impropio- decía la rubia tartamudeando.
-Eres una pésima mentirosa jajaja, pero me encanta que me mires, así que no te apenes, no creo que sea tan pecaminoso imaginar tu lindo trasero- irreverente y atrevido, eran una de las cualidades de este rebelde que Candy ya conocía pero hablar de esas cosas era algo que rebasaba sus límites de la moral.
-¡Terry, eres un groseroo!- más roja que nunca se tapó la cara.
-Vamos mi amor, no te escandalices, ya llegará el día en que nos demos el beso de las buenas noches y el beso de los buenos días y ese día podré conocer todos esos secretos que se ocultan tras todas esas capas de tela- la abrazó de nuevo y ella acercó sus labios a los de él, le parecía tan tierno que hablara de un futuro juntos.
-Bueno vámonos al picnic ahora si- ella lo tomo de la mano y bajaron juntos las escaleras.
Candy fue a la cocina con Eleanor y le ayudó a empacar quesos, vino, frutas, pan, algo de jamón y un pastel de chocolate que hizo brillar los ojos de Candy, la madre de Terry se dio cuenta de la alegría de la chica y sonrió para sí. –Será un estupendo picnic, todo está delicioso Sra. Baker-. Por otra parte Terry ayudaba a su papá a subir unas sillas y una pequeña mesa al carruaje, además de un fonógrafo que el Duque llevó para amenizar con música.
-Se ve que has planeado muy bien este picnic Padre- se daba cuenta que su papá estaba hasta cierto punto ilusionado con darle a su hijo un nuevo recuerdo que atesorar.
-Así es Terruce, ya era tiempo que pudiéramos llevar a cabo un picnic como aquella vez, ¿recuerdas?- le dijo mientras subía a la parte alta del carruaje la mesita y la amarraba con una soga. –Es mi mejor recuerdo Padre- sonrió.
-Ya estamos listas- dijo Eleanor llevando la cesta y Terry corrió a ayudarles a cargarla, los dos jóvenes se dirigieron a la parte trasera del carruaje y acomodaron con cuidado las cosas, hicieron algo de tiempo para darles un momento a Eleanor y Richard.
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MIS PRIMERAS VECES
Fiksi PenggemarCandyfic Candy nos abre su corazon de adolescente, aun con el dolor de haber perdido su primer amor. En esta historia veremos sus primeras veces. Candy y Terry. NO ME PERTENECEN LOS PERSONAJES DE ESTA HISTORIA. ESCRIBO SOLO POR ENTRETENIMIENTO.