LAZOS DE SANGRE

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LOS PERSONAJES DE ESTA HISTORIA NO ME PERTENECEN, ESCRIBO SOLO POR FINES DE ENTRETENIMIENTO

Había pasado los últimos meses en una precaria situación, su padre lo obligó a ir a México a trabajar, a pesar de las protestas de su esposa, que era una eterna consentidora de su querido hijo, a quien había malcriado toda su vida.
De pequeño Neil Leagan era un llorón, pues su hermanita menor resultó una niña muy altanera y manipuladora, él estaba mas apegado a su mamá como lo son la mayoría de los primogénitos.

Pero aún así disfrutaba el dolor ajeno; en una ocasión un pequeño pájaro cayó de su nido y lo tomó para dárselo a su gato siamés, quien lo devoró sin piedad obedeciendo a su instinto animal. El observó toda la escena y el intento de escapar del pequeño pájaro, pero su felino amigo, sagaz e inteligente tomó ventaja de la situación, comiéndose al pobre pajarillo. Así fue alimentando su maldad, con pequeñas cosas.

Cuando era temporada de verano, aborrecía demasiado que su madre prefería pasar las tardes con su hermanita, solo porque era mujer, mientras él se quedaba con sus primos los chicos Cornwell y el chico Brower, quienes le llevaban un poco más de ventaja en los estudios, en estatura y en refinamiento.
Los chicos trataban de integrarlo a su grupito en los juegos, pero la naturaleza de Neil contrastaba con los sentimientos nobles de Anthony y siempre discutían a la hora de quien ganaba en las carreras a caballo, o en los clavados en el lago, pues Neil siempre hacía trampa y el rubio chico era demasiado legal, no podía dejarlo ganar como le aconsejaban sus primos con tal de no hacer problema con él, pues sabían que la tía Elroy los retaría si el moreno llegaba llorando a acusarlos.

El día que Anthony murió no derramó ni una lágrima, simplemente cumplió con el formalismo de asistir al funeral- Lo detestaba porque Eliza prefería jugar con él cuando eran pequeños, luego entrada la adolescencia, solo escuchaba Anthony esto, Anthony lo otro, no podía hablar de otra cosa que no fuera como conquistarlo. Incluso notaba que la tía abuela lo prefería, solo por ser rubio y de ojos azules, le decía "mi angel" y lo abrazaba; mientras a Neil no le daba el mismo afecto, pero al perder a su angel, los chicos Leagan aprovecharon a ocupar su lugar de favoritos con la tía, haciéndole creer que eran más dulces y obedientes que sus otros sobrinos, siempre atentos de lo que ella necesitaba para ganársela, por consejo de su madre.

Estando en México trabajando con su padre, buscó la manera de autolesionarse para que lo enviaran de regreso a Chicago, hasta que sucedió un día que en la construcción de una obra, logró que unas vigas cayeran inculpando a los obreros de que pretendían matarlo.

Llegó al lado de su madre haciéndose la victima y disfrutando en demasía las discusiones que por su causa tenían sus padres, la primer noche que pasó Neal de regreso a casa, su madre se quedó a su lado, culpándose por no haberlo defendido o cuidado suficiente, todo ante la mirada de resentimiento de su padre, su matrimonio iba bien hasta que su esposa puso a su hijo en primer lugar antes que él.

Simplemente la vida le estaba regresando lo que le correspondía por derecho de primogénito, así debió ser siempre, que su madre le diera su lugar y que lo defendiera de los castigos inmerecidos de las monjas y de su padre.
Así fue que decidieron enviarlo a Escocia a pasar las vacaciones con su hermana y la tia Elroy. El día de su llegada su hermana ya estaba en la puerta de la mansión esperando verlo de nuevo, a pesar de su egoísmo la codependencia con su hermano mayor era muy notoria, pues era la única persona en el mundo en quien podría confiar al cien por ciento:

-Hermanito, bienvenido, por fin regresaste, ¿Cómo te fue con papi?- preguntó Eliza al recibirlo en la mansión Andrew de Escocia.

MIS PRIMERAS VECESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora