UN LUGAR PARA PASAR LA NOCHE

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{JACK}


Nos paramos a escuchar cuando llegamos a la casa en la que pensamos pasar la noche si no encontramos ningún problema.

No se escucha nada. Las puertas delanteras están cerradas.

- Voy a mirar atrás- dice ojitos azules y se va a examinar las puertas traseras. Chao. Ojalá lo cojan y lo maten uno de esos zombis.

- Voy también por si tiene problemas- dice Alex, pero la detengo.

- ¿Estás loca? Voy yo mejor, tú quédate aquí.

Voy atrás con Nash, no para ayudarlo sino para tenderle una trampa si surge la ocasión. Y porque no quiero que le pase nada a Alex, es la más pequeñas de todas y la más débil, aunque intente ir de dura.

- ¿Hay algo?- le pregunto cuando llego a las puertas traseras.

- Cerradas- dice y suspiro.

- No vamos a poder entrar. Tendremos que ir a otra casa. Con suerte, puede que tenga las puertas abiertas.

- No, espera, estas puertas son más finas y de madera. Tal vez...- dice, pero apenas lo escucho porque ya voy hacia las puertas delanteras.

Las tres siguen ahí buscando una manera de entrar. Pero no hay ninguna. Todas las ventanas tienen barrotes.

Se escucha un fuerte ruido. Todos nos asustamos. Viene de atrás. A lo mejor son zombis que se abalanzan sobre Nash y lo devoran. Ojalá. Cruzo los dedos mientras vamos hacia la parte trasera con pasos tensos.

No, no son zombis. Ha sido Nash que ha abierto la puerta. Nos mira con aire de engreído y triunfador. Qué se habrá creído. Yo también podría haberlo hecho pegándole una patada a la puerta, pero hubiera armado mucho ruido. Se ve que le faltan neuronas.

- ¡Estúpido!- le suelto-. ¿Quieres atraer a los zombis o qué?

- Era la única forma de entrar- me dice sonriendo con aire triunfante.

- No era la única alternativa- dice Alex y me alegro de que piense lo mismo que yo.

- Da igual. Ya está hecho. Entremos- dice Nash.

- Tú has abierto la puerta así que entra tú primero. Si hay zombis, que te coman a ti- le espeto.

- Vale- sonríe y entra despacio, buscando el interruptor de la luz.

Lo encuentra. Se oye un "clic". Pero no hay luz.

Entro yo después. No se ve nada.

Me tropiezo con una silla y me doy en la espinilla.

Suelto un grito de dolor y sigo buscando algo.

Tanteo lo que parece una mesa y busco por encima de esta.

Encuentro algo cilíndrico. Salgo afuera y veo lo que es a la luz de la luna. Una vela.

Las chicas están en la entrada, vigilando.

Vuelvo a entrar.

- ¿Tienes un encendedor?- pregunto a Nash.

- ¿Por qué debería tenerlo?- me pregunta haciéndose el ofendido.

- Supongo que fumarás.

- ¿Supones? ¿Por qué?

- Ay, que más da. ¿Tienes un puñetero encendedor o no?- digo exasperado.

- Sí pero no fumo- dice, aunque no me lo creo. ¿Por qué sino iba a tener un mechero?

Me lo da y enciendo la vela que permite iluminar toda la sala.

Apocalipsis Zeta - Parte 1: En busca de un lugar seguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora