PERDONO, PERO NO OLVIDO

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{NASH}


No, no me voy a permitir morir por culpa del gilipollas de Jack. Ni de coña. Esta vez tengo que luchar, sea como sea, y proteger a Rachel. Si hace falta daré la vida por ella, haré cualquier cosa con tal de que ella se salve. No se merece esto, de ninguna manera.
- ¡Busca algo!- grito mientras los zombis se nos acercan, gruñendo y con sus brazos dirigidos hacia nosotros.
Miro alrededor y no encuentro nada. Pero tiene que haber algo... Tengo que mirar mejor...
Corro por la iglesia mirando entre los bancos, todo vacío. Por alguna razón, los zombis se alejan de mí, van todos por Rachel, como si mediante sus gruñidos se hubieran decidido entre todos ir a por ella.

Y no voy a llegar a tiempo para salvarla. Que estúpido soy. No debería haberla dejado sola. Bueno, más bien, ella debería de haberme seguido y no haberse quedado quieta, inmóvil. Veo en su rostro que le invade el terror. Esta pálida y lo único que puede hacer es gritar mi nombre.

Se me cae una lágrima. Es la primera de muchas. Pero no puedo quedarme quieto, tengo que moverme, hacer algo.

Y de repente, lo veo. Barras de hierro, en una de las habitaciones por donde salieron los zombis. Cojo dos e inmediatamente lanzo una hacia donde está Rachel.
- ¡Cógela!- la tiro y ella inmediatamente la coge cuando cae a su lado.
Eso le da los segundos suficientes para que me dé tiempo de salvarla.
Ella se defiende como puede con la barra de hierro. Pesa un poco pero no lo suficiente como para no poder con ella. Apunta con la barra a los zombis mientras ella retrocede hasta chocar con la pared. Los zombis se le acercan y ella los hace retroceder, empujándolos con la barra, aunque son muchos y no puede con todos a la vez.
Pero ya he llegado y le clavo por el cráneo la barra de hierro a los zombis que están más cerca de Rachel.
Pero aun así, eso no es suficiente. Se tarda demasiado en clavarle la barra en sus cráneos y luego retirarla, no nos da tiempo a defendernos de todos.
Uno se me echa encima y se me cae la barra. Intento con las manos apartarlo de mí, intento que su boca no llegue a atraparme. Me cuesta porque el zombi parece imparable. A pesar de ser lento y torpe, cuando se fija a su objetivo, no hay quien lo quite de en medio.
Rachel grita mi nombre cuando está a punto de morderme en el cuello y desgarrármelo. Ahora todos los zombis se han vuelto hacia mí. Al menos estoy feliz de que Rachel pueda salvarse.
- ¡Aléjate! ¡Antes de que sea demasiado tarde!- le grito, con voz temblorosa. Se me están viniendo todos encima.
Uno intenta morderme el brazo y yo lo muevo para que, en este caso, un niño pequeño convertido, no logre morderme.

Y de repente se oyen pasos. Y el sonido de una pistola, una bala que desgarra el cráneo del niño zombi que ha estado a punto de morderme el brazo.
No veo nada. Estoy rodeado de zombis por todas partes. No entiendo cómo sigo vivo.
Oigo el choque de la barra de acero con el cráneo de un zombi y el crujido de un cuchillo al desgarrar un cráneo, seguido de más disparos.
Poco a poco, los zombis van cayendo y me deja ver a mis salvadores. Los mismos que intentaron matarnos. Jack y Maya. Nos han salvado después de tendernos esta trampa mortal. No lo entiendo. Estoy confuso, confuso y enfadado. Ha pasado apenas un minuto desde que los zombis se me echaron encima, pero me ha parecido eterno.

Voy hacia Jack y lo empujo hasta hacerlo caer al suelo. Luego me siento encima suya y empiezo a golpearle en la cara sin parar. Y no pienso parar hasta matarlo, tiene que pagar por lo que ha hecho. Le doy fuertes golpes.
- ¡HIJO... DE... PUTA...!- le grito mientras sigo golpeándole.

- ¡Detente o disparo!- me amenaza alguien, Maya, apuntándome con una pistola, pero no le hago caso, estoy demasiado centrado en Jack, en que sufra por lo que ha hecho-. ¡No te lo repetiré dos veces!

Alguien me agarra de los brazos, intentando inmovilizarme.
- ¡Para!- me pide Rachel mientras me coge de los brazos y me aleja de Jack, que yace inconsciente en el suelo, con el labio partido y sangrando, los ojos morados y cardenales por todo el rostro.
- Dios mío, ¿qué has hecho?- dice Maya, con los ojos muy abiertos. Se inclina hacia Jack e intenta reanimarlo.
-Y a ti- le digo señalándola-. No te pego porque eres una mujer sino ya estarías muerta.
- ¡Nash!- exclama Rachel moviéndome por los hombros-. Esto no es propio de ti.
- Déjame- le digo de mala manera y me suelto. Estoy demasiado furioso que apenas me doy cuenta de la cara de decepción que pone Rachel.
- ¿Por qué...?- le pregunta Rachel a Maya, sin saber cómo continuar la pregunta.
-No sabíamos que había zombis dentro, todo parecía muy tranquilo. Solo queríamos asustaros por habernos seguido, nada más- dice Maya-. Un pequeño susto...
- ¿Nada más?- digo yo apretando los dientes.
- Sí, os lo juro- dice Maya y acaba por reanimar a Jack que despierta y se sienta. Escupe un poco de sangre y me mira con cara de odio.
- Hijo de puta. Cabrón, te voy a matar- intenta levantarse pero no puede del dolor que debe sentir.
- Si ni siquiera te puedes levantar- me río despectivamente.
- Encima que he intentado salvarte, vas tú y casi me matas- me dice.
- ¡Pero si casi nos matas tú encerrándonos aquí!- le grito yo y empiezo a ir hacia él para rematar lo que he empezado pero Rachel vuelve a pararme. La miro y sus ojos me dicen que no lo haga. Como no puedo contradecirla, me quedo donde estoy.
- ¡Ha sido un error! No sabíamos que aquí dentro corríais peligro. Era todo una broma de mal gusto. ¿Por qué sino hemos venido a salvaros cuando hemos escuchado los gruñidos?- termina de decir Jack y por mucho que no quiera, me lo creo, tiene sentido, pero hay otra cosa.
- Vale, ¿pero por qué en el campamento hicisteis eso? Porque otro no pudo haber sido. Vosotros salisteis a tiempo de estar a salvo y tuvo que haber sido alguien del campamento. ¿Y todo para qué? ¿Para matarme? Lo único que habéis conseguido es matar a Paul y al pequeño Elliot, dejando a unos padres sin su único hijo...- les digo.
- Debería de daros vergüenza, sois unos asesinos- les dice Rachel.
- Joder...- es lo único que dice Jack y en su cara se ve un arrepentimiento absoluto-. Nosotros solo queríamos escapar sin hacer daño a nadie...

Maya mira al suelo y se limpia una lágrima que le cae.
- No... no deberíamos haberlo hecho...- susurra Maya a Jack y él asiente, claramente arrepentido-. Íbamos a sellar las entradas a nuestra salida pero no pudimos, había caminantes fuera y tuvimos que salir corriendo...
- Lo siento, lo siento mucho- dice Jack y rompe a llorar en silencio-. No sé qué se me pasó por la cabeza. No quería meterte en esto, Rachel, ni a ti ni a nadie. No tuvimos que haber hecho nada sin permiso. Lo siento, lo siento- dice limpiándose las lágrimas que le bañan la cara.
- Pedir perdón no sirve de nada- dice muy seriamente Rachel-. Lo que has hecho es imperdonable. Ya no puedo confiar en ti, Jack...- suspira Rachel y se traga sus propias lágrimas, intentando parecer dura.
- Joder, lo siento- suspira Jack y Maya se le acerca para animarlo.
- Tranquilo- le susurra y le acaricia el hombro.
- Es... es todo esto... me está transformando... a todos... pero yo... yo no quiero ser así... me arrepiento... y comprendo que no quieras verme más ni dirigirme la palabra ni nada de nada... soy un monstruo, sí, y un asesino... todo me sale mal y con mis acciones casi mato mi propia prima, a la única familia que me queda y es imperdonable, lo sé, y lo entiendo... Matadme si queréis, no quiero vivir aquí, no quiero vivir así, con la culpa comiéndome por dentro, con estos sentimientos contradictorios, merezco morir- dice Jack entre llantos, vuelve a llorar pero se limpia las lágrimas y para al rato.
Se hace el silencio solo interrumpido por nuestras respiraciones. Jack está verdaderamente arrepentido, se ha dado cuenta de lo que ha hecho y sé que se arrepiente de verdad y que todo lo que ha dicho ha sido sincero. Parece que los golpes que le he asestado han hecho mella en él. Es lo que merecía desde hace tiempo, para que se diera cuenta de todo lo que hacía, para que pudiera volver a ser el que era. Pero por mucho que se pueda perdonar, nunca se olvida.

Rachel es la primera que rompe el silencio.
- Te perdono- le dice a Jack y va hacia él para darle un abrazo. De pronto pienso que lo ha perdonado porque ya no me quiere por lo que le he hecho y por lo mal que la he tratado antes pero me quito esa idea de la cabeza, no puede ser que por esa tontería me odie ahora.
- ¿Qué?- susurra Jack mirándola con lágrimas en los ojos-. Lo siento mucho, prima, lo siento.
- Tranquilo, también yo me he portado muy mal contigo. Se ha hecho un mundo de una pequeña pelea debido a los tiempos en los que estamos. Yo también lo siento.
- Gracias- le susurra Jack y la abraza con fuerza. Después se separan y Jack, levantándose, se dirige hacia mí.
- Lo siento, a ti también- me mira-. Por juzgarte sin conocerte. Ahora me doy cuenta de que de verdad quieres a mi prima y jamás la traicionarías, y que darías la vida por ella. Puede que antes fueras de un modo, pero joder, has cambiado, Nash, a mejor. No como yo, que he ido cuesta abajo. Lo siento...
- Exacto- asiento serio.
- ¿Entonces... sin rencores...?
- Yo perdono pero nunca olvido. De todas formas, estás perdonado. Qué coño, te he dado tu merecido, ya estamos en paz- sonrío y él sonríe también.
De pronto, Jack parece otra persona, parece el que era antes de que todo esto pasara.
Él asiente, no muy convencido.

- Ah, aquí estáis.
Todos nos damos la vuelta a la vez, alarmados.

Apocalipsis Zeta - Parte 1: En busca de un lugar seguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora