POR LOS TÚNELES

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{RACHEL}

Sí, no estamos solos. Hay más supervivientes. Sonrío al escuchar ese carraspeo de hombre y miro a los chicos, sonriendo.

- ¡Vamos!

- Shh- me calla Jack-. No creo que sea buena idea, tengo un mal presentimiento.

- Vamos, Jack, no es un zombi, los zombis no tosen, solo gruñen- dice Nash.

- Eso lo sé, idiota, pero no me fio.

- Tú nunca te fías de nadie- se ríe Nash y su risa resuena en el callejón en el que estamos, hay mucho eco.

- Tenemos que ir- susurro-. Tú lo decías, Jack, cuanto más seamos, más fuerte seremos.

- No sé yo...- suspira Jack. Se ha vuelto muy desconfiado. Antes no era así, pero claro, todo el mundo está cambiando.

- Tenemos que ir, sí o sí. No hemos escuchado a un niño, es una persona mayor, más fuerte que nosotros y tal vez con más experiencia con armas, nos puede ser útil para defendernos contra los zombis- dice Nash con una gran capacidad de convicción, o por lo menos a mí me ha convencido.

- Y tal vez tengan a Alex y a Roxanne- sugiero.

- Si las tienen, no son buenas personas- dice Jack.

- A lo mejor se perdieron como dijiste y encontraron a ese hombre. Puede que prefirieran quedarse con él. Puede que haya más gente mayor- ya no sé qué más decirle para convencerlo.

- Vale- dice Jack tomando una decisión-. Sigamos adelante, pero si pasa algo, que quede claro que es por vuestra culpa.

- Vale- asiento y Nash también.

Me apoyo entre Jack y Nash para poder caminar y continuamos la búsqueda.

Llegamos al final del callejón. Los cientos de callejones dejan de ser idénticos para dar paso a un túnel más amplio y diferente. Si en los otros callejones olía mal, aquí es aun peor. El mal olor viene de las aguas, que parece llevar unos cuantos días sin limpiarse.

Nos paramos a escuchar y no oímos nada.

- ¿Hacia dónde vamos?- pregunto desorientada.

- No tengo ni idea. No sé exactamente por dónde se escuchó al hombre- dice Nash.

- No vamos a encontrarlo, hay infinidad de túneles, esto es un puto laberinto- nos desanima Jack.

Pero justo entonces escuchamos a otra voz toser. No es del mismo hombre, creo.

Y viene del otro lado. En el túnel en el que estamos ahora mismo hay dos zonas para caminar separadas por un río de agua apestosa.

- Vamos al otro lado- les digo.

- ¿Y cruzar por esa asquerosa agua?- dice Jack, repugnado.

- No hay otro remedio- murmura Nash y yo asiento.

Jack suspira y sin avisar, se tira al agua, que le llega por las rodillas.

- El que no quería cruzar- digo soltando una pequeña risita.

Jack llega al otro lado.

Nash me ayuda a cruzar, aún cojeo y no creo que se me pase rápido.

En mitad del camino, caigo. Pero no por mi cojera, sino porque he tropezado con algo.

Me lleno de agua sucia y mi mochila también. Menos mal que está cerrada.

Veo una rata muerta en el agua e intento levantarme, asqueada. Pero no es con la rata con lo que me he tropezado, sino con un cuerpo, un cuerpo humano, muerto.

Pero no muerto del todo. Al tropezarme con él, parece que ha despertado y me coge del pie. Mi primer instinto es gritar. Grito hasta que se me vacían los pulmones por el susto.

Hay un zombi atrapándome el pie, el pie malo, justo el que no puedo mover sin sentir una tremenda oleada de dolor.

Menos mal que está Nash para ayudarme. Y Jack también.

Mi primo vuelve a meterse en el agua mientras Nash pisa al zombi en el brazo para que me suelte el pie. Pero al zombi no parece dolerle siquiera, y no aparta su mano. Me sorprende lo fuerte que puede llegar a ser su agarre.

Jack llega y al principio parece que no sabe qué hacer. Pero se decide y comienza a darle fuertes patadas en la cabeza al zombi. Saca su pie del agua y lo vuelve a meter con todas sus fuerzas en dirección a la cabeza del muerto viviente. Me fijo en que lo hace cerrando los ojos, tal vez para darle más fuerte y por el miedo a que le muerda el pie, aunque no creo que le pueda morder con los zapatos tan gruesos que lleva, y, además, ya está intentando morderme a mí.

Al final se lo carga. El zombi me suelta el pie cuando su cabeza se rompe en dos. Su cerebro ennegrecido se dispersa por el agua, junto a un líquido amarillento oscuro y junto a algo que parecen... ¡gusanos!

Asqueada, salgo deprisa del agua, con la ayuda de Nash y Jack.

Me miro la ropa. Huelo mal, demasiado mal. Ahora Nash no va a querer acercarse a mí, aunque él huele casi igual que yo, y Jack igual. Necesito una ducha, cuánto lo echo de menos y eso que solo ha pasado un día desde que todo comenzó...

Vomito sin poder evitarlo, echo todo lo que he comido desde ayer al agua, contaminándola aún más y haciendo que huela todavía peor. Nash me recoge el pelo mientras vomito.

Cuando termino, noto que tengo lágrimas en los ojos.

- Vámonos de aquí- susurro débil, estoy cansada y dolorida.

- Tranquila- me relaja Nash dándome un beso en la frente.

Es la primera vez que me besa, la primera vez que sus labios tocan alguna parte de mi cuerpo, y me doy cuenta del cosquilleo que siento en mi interior cuando lo tengo tan cerca.

Seguimos caminando, yo de nuevo entre Nash y mi primo, apoyada en ellos para poder caminar.

Seguimos caminando un largo camino, todo recto. Solo nos detenemos cuando vemos una barra que va de un extremo al otro, cruzando el agua.

- Que tontos hemos sido- suspiro, ya que podríamos haber pasado por esa plataforma en vez de cruzar el apestoso río.

- Verdad- coincide Jack.

- Si hubiéramos seguido más adelante sin cruzar, no hubiéramos tenido que pasar por aquello- me lamento.

- Ya, pero qué se le va hacer, lo hecho, hecho está- susurra Nash, quitándole importancia-. Lo bueno es que no ha habido heridos.

Pasamos aquel tramo y seguimos recto sin saber adónde dirigirnos, sin ningún destino en concreto. Caminamos en silencio. Necesitamos escuchar cualquier mínimo ruido para orientarnos.

Siguiendo recto, pasamos por varios túneles, situados a los lados, aunque su camino está bloqueado por verjas que impiden el paso. Estamos atentos por si alguno de ellos está abierto.

De repente, alguien me coge por detrás, agarrándome de la camiseta, por debajo de la mochila.

Grito y trago saliva antes de volverme.

Apocalipsis Zeta - Parte 1: En busca de un lugar seguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora