EPÍLOGO

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 {JACK}


La encontré en el bosque, totalmente destrozada.
Tuvo que hacerlo, tuvo que matar al pobre de Nash que se había convertido en un zombi. Luego se quedó llorando a su lado, llorando su pérdida y llorando por lo que le había hecho, además de por todo el sufrimiento que nos ha traído esta epidemia zombi.

La encontramos cuando, después de recoger provisiones para el camino, nos dirigimos hacia la carretera por la que quería coger Larry.
Yo estaba muy preocupado sobre el paradero de Rachel pero Larry no quería que nos separásemos y nos obligó a coger las provisiones, dándonos esperanzas de que ellos estarían bien.
Después nos adentramos en el bosque para caminar más seguros que por carretera donde cualquier zombi podría vernos, y escuchamos un llanto, un llanto agónico.
Lo supe rápidamente, era mi prima. Corrí hasta ella y me quedé helado al ver a Nash convertido, y muerto con una bala en el cráneo.
Intenté animar a Rachel pero no sirvió de nada. La dejamos un rato más llorar su pérdida mientras descansábamos, hasta que paró de llorar y seguimos adelante, con ella.
Iba muy callada, muy seria, daba miedo, ya no lloraba.
Me acerqué a ella para intentar hablarle, consolarla, pero se alejó de mí.
No ha hablado aún desde que la encontramos.
Solo asiente con la cabeza, como si estuviera dormida, como si no estuviera aquí.

Seguimos en el bosque. Al final hemos descartado el plan de ir al desierto, eso no serviría de nada, allí nos moriríamos de hambre. En vez de eso, hemos decidido adentrarnos en el campo y hemos ido siguiendo otra dirección, que ninguno sabe hacia dónde llega.
Hemos cogido provisiones para mucho, mucho tiempo.
Y tenemos tres tiendas de campañas, además de un saco de dormir para cada uno de nosotros cinco.
Y armas, hemos conseguido pistolas para todos. Tenemos una de más, ahora que Nash no está.

Al caer la noche, dejamos de caminar y acampamos en un lugar cerca de una gasolinera solitaria, cerca de una carretera de un pueblucho que nadie conoce. No sabemos dónde estamos pero mientras estemos a salvo, buen sitio es.
Desde que empezó todo este apocalipsis solo hemos ido en busca de un lugar seguro. Y siempre nos hemos tropezado con la misma piedra. Los zombis. Por donde menos te lo esperas, allí hay uno.
Pero esta vez es distinto. Esta vez tengo un buen presentimiento.
Encendemos una hoguera y nos calentamos alrededor de ella mientras nos comemos unos bocadillos.
Mientras me como el bocadillo pienso en silencio. Solo somos cuatro niños, tenemos a un adulto con nosotros, sí, pero somos un grupo débil.
Y los débiles no pueden sobrevivir en un mundo como este.
Necesitamos ser fuertes si queremos sobrevivir a lo que nos espera.
Y eso solo podemos conseguirlo si encontramos a más gente.
Me he vuelto mucho más desconfiado desde que empezó todo, pero aun así, necesitamos a personas que aporten solidez a este grupo y tendré que dar un voto de confianza a la gente que nos encontremos. Me ha costado entenderlo. Quizás demasiado tarde, pero lo he conseguido.
Se ha vuelto un mundo raro, demasiado.
Todo se ha vuelto patas arriba.
Recuerdo cómo había pensado un día en mi casa, antes de que todo esto empezara, que ojalá pasara algo a nivel mundial que nos cambiara la vida a todos, algo que me despertara de mi monótona y aburrida vida.
Pero no me refería a algo como esto. Este dolor y este sufrimiento no se lo merece nadie, esto es crueldad divina.
Dios nos ha castigado a todos. Tal vez Dios quiera conservar a los más fuertes, o a los más afortunados, quién sabe. ¿Qué Dios ni qué Dios? Yo solía creer en esa identidad divina conocida como " Dios", pero ¿cómo voy a seguir creyendo después de todo esto? No puedo, es imposible.
Y de pronto algo me saca de mis pensamientos. Unos pasos. Se acercan a nosotros. Me pongo tenso, los demás también.
Rachel carga la pistola y apunta hacia el frente, preparada para disparar si es un zombi.
Pero no, no lo es.
Una mujer morena sale de los arbustos. No es joven, tendrá la edad de Larry.
Rachel no baja la pistola.
- Hola- saluda la mujer en un tono amable y alza las manos-. Tranquilos, vengo en son de paz.
- ¿Qué quieres?- le pregunta mi prima Rachel con brusquedad, es la primera vez que habla desde la muerte de Nash.
- He visto el humo de la hoguera desde lejos. Buscamos supervivientes. Tenemos un fuerte, muy seguro. Es un refugio, uno de verdad. Hay mucha gente, muchos supervivientes. Y estamos buscando a más, a todos los que podamos. Estamos intentando salvar a la raza humana, estamos intentando derrotar a los muertos vivientes, reconstruir el mundo que nos ha sido arrebatado por esos monstruos. Vosotros sois supervivientes, allí estaréis más seguros. No está muy lejos. Vengo en un camión que he dejado cerca. Cabéis todos. ¿Qué me decís?

Por una vez, desde hace mucho tiempo, me permito tener esperanzas.

Apocalipsis Zeta - Parte 1: En busca de un lugar seguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora