REENCUENTRO

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{RACHEL}


Al principio me quedo fría, como Jack y Nash, pero después me fijo mejor en las facciones del hombre canoso. Y comprendo, por la cara seria tan exagerada del canoso y por la también exagerada sonrisa malvada, que es una broma, o eso espero. De momento, me relajo un poco. Además, el otro hombre más joven, Paul, lo mira con una cara de desconcierto. Eso me aclara todas mis dudas.

El hombre canoso no aguanta más y se echa a reír al ver nuestras expresiones. Suspiro aliviada, yo tenía razón.

Mi primo lo mira con odio al comprender que nos estaba gastando una broma.

- Deberíais haberos visto la cara- dice el canoso riendo-. Podéis estar tranquilos, estamos seguro aquí, somos todos personas humildes.

- ¡Hijo de...!- dice Jack que empieza a ir hacia el hombre con el puño en alto, pero Nash lo detiene.

- Eh, tranquilo chaval. No he podido evitar gastaros una broma, lo siento- se disculpa el canoso al darse cuenta de que estamos muy enfadados y nos ha puesto muy nerviosos y susceptibles.

- Anda, vamos, os tenemos que presentar el lugar- nos dice el otro joven, Paul, que empieza a andar y nosotros lo seguimos por el oscuro callejón.

Miro atrás y veo a los zombis todavía en la verja con sus brazos entre los barrotes.

- Por cierto, soy Larry, Larry Dunn - se presenta el canoso y señala a Paul-. A él ya lo conocéis, Paul Mason.

- Rachel- me presento.

- Jack- dice mi primo.

- Nash.

Larry asiente y sigue caminando junto a Paul, que no parece muy hablador.

Una vez que acaba el callejón, da lugar a un amplio lugar, parece una cueva inmensa. A su alrededor hay más callejones, algunos con verjas y otros sin ellas. Me fijo en el callejón más próximo de aquella sala. Está cerrado por una verja y en su interior se ve una pequeña sala con muchas cajas, puede que de comida o cualquier otra cosa.

Me doy cuenta de que hay gente en aquel lugar. Una mujer morena que parece tener unos veintitantos años está tendiendo la ropa en un tendedero apañado por ellos mismos, con cuerdas entre dos postes. Hay también un niño pequeño, probablemente de doce años más o menos, jugando con un balón.

Alex. Roxanne. Al acordarme de ellas las busco por aquella sala con la mirada y no las veo.

- ¿Dónde están?- le pregunto a Larry.

- Venid- dice y le seguimos por un callejón abierto, sin verja que impida la entrada.

Es un callejón sin salida y va a parar a una pequeña sala con una habitación cerrada por una verja de alambre. Se puede ver lo que hay en su interior.

Al darse cuenta de nuestra presencia, Alex corre enseguida a la valla, aunque Roxanne se queda donde estaba, hecha una bola en una esquina.

- ¡Chicos!- exclama Alex cuando nos ve-. ¡Sácanos de aquí, hijo de puta!-le grita a Larry.

- Ya voy- dice Larry y saca unas llaves-. Solo os tenía ahí por precaución, no podía permitir que escaparais con el peligro que hay fuera.

Larry termina de abrir la puerta y Alex sale corriendo hacia nosotros. Nos abraza a los tres y le seguimos el abrazo. Noto que tiene lágrimas en los ojos, está asustada.

- Tranquila, ya estamos aquí- le dice mi primo Jack y ella asiente sonriendo levemente.

Roxanne sale y nos sonríe.

- Hola.

Voy hasta ella cojeando y le doy un pequeño abrazo, parece que lo necesita.

- Me alegro de que estés bien- me dice ella-. Aunque cojees un poco, te recuperarás.

- Eso espero- le sonrío-. Gracias por buscar ayuda, pero no deberías haberos separado.

Roxanne va a replicar, pero Larry nos interrumpe.

- Venga, que os tengo que presentar el lugar y a la gente- nos dice Larry sonriéndonos.

Después de todo, puede que no se esté tan mal aquí.

Seguimos a Larry hasta la sala central.

- Esta es Katerinne- nos presenta a la mujer que vi tendiendo.

- Hola- nos dice con una leve sonrisa-. Podéis llamarme Kate.

Le decimos nuestros nombres y luego Larry nos presenta al niño pequeño que aún está jugando al balón y haciendo caso omiso de todo lo demás.

-Ese de allí es Elliot. Sus padres están descansando ahora mismo, luego los conoceréis.

- Vaya, que suerte tiene- digo al recordar que no tengo a mis padres en este momento.

De un callejón sale una chiquilla, joven, me imagino que de la edad de Nash, unos diecisiete. Rubia, ojos verdes, hermosa. De pronto me siento extraña. Siempre me he sentido algo insegura, no había día que no me repitiera que no era nada, que no valía para nada, pero eso se me había olvidado completamente desde la tarde de ayer, desde que comenzó todo. Pero ahora, teniendo a una chica muy hermosa ante mí, me vuelven los complejos y empiezo a sentirme como una idiota. ¿Y si Nash se enamora de ella ahora que por fin veo una pizca de posibilidad de acercarme más a él? Ella es mucho más guapa que yo, se ve desde lejos. Me muerdo el labio, preocupada, sin darme cuenta. Ni siquiera debería preocuparme por esto, no en una situación tan crítica, pero cuando una ha estado toda la vida obsesionada por alguien, ni un apocalipsis zombi puede parar estos tipos de problemas tan mundanos.

- Hola- nos saluda la chica con una sonrisa perfecta-. Soy Maya, un placer.

Veo que mi primo Jack la mira con una extraña expresión, como si hubiese visto un ángel o algo sobrehumano, pero no es su tipo, o por lo menos, que yo sepa, no le van las rubias, desde siempre ha tenido una obsesión con las pelirrojas, esas eran su debilidad. Pronto adopta una expresión normal. Me fijo en Nash y la mira sonriendo tan amable como cuando saluda a cualquiera de sus fans.

- Bueno, que Maya os enseñe el resto de este lugar, yo tengo que controlar la comida y las armas- dice Larry y desaparece con Paul por un callejón.

- Seguidme- nos pide Maya y la seguimos, dispuestos a encontrar en este nuevo, extraño y peculiar lugar, un nuevo hogar, un hogar seguro frente a la maldición que, al parecer, ha infestado el mundo.

Apocalipsis Zeta - Parte 1: En busca de un lugar seguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora