Dipper y Mabel Pines

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Ellos lo leyeron, escondido en lo más profundo del Diario, que incluso parecían pertenecer a una historia diferente.

Cuando Dipper lo encontró, un viento frío atravesó la habitación, erizando su piel y escandalizando su corazón; volvió la mirada, recorriendo —con cuidado— la habitación, hasta que sus ojos se posaron sobre el rostro de su hermana, que permanecía bajo un sueño profundo.

Con pasos titubeantes, se levantó del suelo y tambaleante, se dirigió hacia la cama de Mabel; dubitativo, decidió despertarla. Sabía que quizá no corrían peligro, que la página sería una más entre un mar de misterios, pero su instinto gritaba en su interior, advirtiéndole que estaban siendo observados.

Pasaron segundos antes de que los párpados de Mabel se abrieran, segundos en los cuales la ventana se abrió de golpe, siendo empujada por una ráfaga desconocida de viento, que atravesó la habitación.

Las páginas del Diario revolotearon, desplegándose por todo el piso. Mabel se levantó de un brinco, asustada, y Dipper se aferró a su mano, dando traspiés, tratando de alejarse del remolino que comenzaba a formarse alrededor del libro, que no dejaba de sacudirse.

—Dipper, ¿qué está pasando? —murmuró Mabel.

Pero antes de que el mellizo pudiera responder, sintió un tirón en lo más hondo de su alma, arrinconándolo.

Segundos después, desapareció.

Mystery Kids: Bemus Donde viven las historias. Descúbrelo ahora