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629 palabras

- Capítulo 8 -

El rizado se encontraba en su habitación terminando una tarea, cuando pudo escuchar el sonido de un claxon sonar cerca de su casa.

Ignoró el sonido, sin embargo cuando éste fue insistente, optó por mirar a través de la ventana, encontrándose con el auto del castaño frente a su casa.

— ¿Qué crees que haces? — el menor interrogó.

— Vamos por un helado.

— Estoy ocupado.

— Anda, salir una hora no te hará daño.

— Mi mamá no me dará permiso.

— ¡Tienes permiso de ir con él a donde quieras! — su madre, quien escuchaba todo desde el jardín, espetó.

— ¿Lo ves? Ya te ha dado permiso — el castaño habló triunfante.

— ¿Qué si no quiero?

— ¿En realidad no quieres? Anda yo invito.

— Bien, dame un minuto.

El menor cerró la ventana y quitó la falda que se había puesto al volver de la escuela, y la cambió por un par de vaqueros negros que combinaban perfectamente con la playera blanca que llevaba y sus converse.

Tomó su celular y la llave de su casa y bajó las escaleras intentando ocultar una sonrisa, y salió de su hogar.

Fue recibido por el castaño abriéndole la puerta de su auto, como Noen se lo había sugerido previamente, para después subir él mismo.

— ¿Y bien? ¿No traes tu motocicleta? — el rizado se burló.

— Sólo...olvidemos eso.

— No lo haré. Realmente me has hecho el día — el menor sonrió mostrando un par de pequeño hoyuelos a los finales de su sonrisa.

— ¿Mi humillación te ha divertido?

— Demasiado.

— Noen se ha burlado de mi durante horas.

— Yo también lo he hecho — admitió en un tono burlón.

— Oh vamos, no ha sido tan gracioso — el menor le dirigió una mirada incrédula — Bien, quizá un poco.

— ¿A dónde vamos? — cambió el tema.

— ¿A dónde quieres ir?

— ¿Qué tal si vamos por un helado de yogurt?

— Me has leído la mente.

El menor sonrió satisfecho y abrochó su cinturón, y acto seguido el castaño se dispuso a encender el auto y conducir a un local que quedaba cerca del instituto.

Al llegar ambos ordenaron y después una pelea por ver quien pagaba se desató.

— Yo te he invitado — argumentó el mayor.

— Con el combustible que gastas es suficiente, yo pago. Por lo menos déjame pagar el mío.

— Sabes, no quería que llegáramos a estos términos.

El mayor se agachó levemente y sujetó al menor cargándolo sobre su hombro y tendiéndole el efectivo a la mujer detrás del mostrador, que llevaba cinco minutos observando a ambos discutir.

La mujer cobró, ignorando los ligeros gritos que se combinaban con carcajadas por parte del menor, quien se retorcía sobre el hombro del castaño.

Apenas la mujer regresó el dinero sobrante al castaño, éste dejo al rizado en el suelo de nuevo, quien intentaba molestarse con él pero sólo lograba formular una carcajada.

Cuando poco después ambos tuvieron su respectivo helado, optaron por sentarse en una de las mesas del lugar.

— Sabes, es más sencillo llevarme bien contigo que fingir odiarte — el castaño sinceró.

— ¿Fingías?

— Si, nunca te he odiado.

— Yo tampoco...además ya te has disculpado y he dicho que está bien.

— Lo sé...

— Además parece que nuestras hermanas se llevan bien.

— Creo que sí — rió — ¿Sabes? Creo que deje unas cosas en mi casillero ¿Me acompañarías por ellas?

— ¿A esta hora? ¿No está cerrado?

— Quizá, pero sé cómo entrar.

— Si nos descubren nos asesinaran.

— Entonces lo haremos con cuidado.

— Benji...

— Anda, será divertido, la adrenalina...

— Bien, pero si nos atrapan te culparé a ti.

— Trato.

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Aaaaaa perdón por no actualizar pero lit llevo una semana escribiendo una nueva historia que como ya les dije es una segunda versión de encerrados, pero aún me falta, espero poder terminarla entre hoy y el viernes para subirla lo antes posible

Anyways ¿Cómo están?

Innocent boy (nueva versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora