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Primero que nada, perodón por desaparecer. Realmente no tenía ideas y me enfoque más en mis historias de mi otra cuenta.

(Sin editar)

616 palabras

- Capítulo 23 -

Un par de semanas habían pasado con la misma rutina, el rizado ignorando al castaño y pasando el tiempo con su nuevo amigo Miles; sin embargo su definición de pasar el tiempo se basaba en escaparse de clases y salir hasta altas horas de la noche.

A Claire en un principio le agradaba la idea de que Jorge pasase el tiempo con nuevas amistades, sin embargo cuando su ropa volvía emanando el aroma del cigarrillo, aquella idea pareció no ser tan buena después de todo.

Después de hablar con el menor, quien le aseguro que quien fumaba era Miles y no él, se tranquilizó un poco, sin embargo seguía sin apoyar la idea de desvelarse hasta pasada la media noche esperando que su hijo apareciese por la puerta.

Dos meses.

Dos meses desde que el castaño y el rizado apenas cruzaban palabra para discutir trabajos, o su proyecto principal, que era la exposición de arte y la fiesta posterior.

El rizado le aseguró que el podía encargarse solo de la exposición, si él se encargaba de la fiesta, y sin mostrar mucha oposición así fue como ha ido llevando a cabo aquel proyecto.

Por las tardes ambos se encontraban en el club de artes, cada quien enfocado en su propia obra. El rizado organizaba y discutía con la profesora, mientras el castaño pasaba el rato pidiendo ayuda y buscando que la fiesta fuera la mejor del año.

— Jorge — el castaño le llamó cuando ambos se encontraban el uno junto al otro, con un caballete frente a ellos.

— ¿Si? — respondió con frialdad.

— ¿Cuánto tiempo vas a estar así?

— Tendrás que ser más específico, Benjamín — el rizado habló concentrado en su obra —, no puedo leer tu mente.

— Con esa actitud.

— ¿Qué? ¿Después de casi tres meses por fin quieres escucharme?

— Quiero que me hables, que me grites si quieres, ódiame...pero tu indiferencia es horrible.

— Ese es el problema...no puedo odiarte, pero tampoco puedo permitirme volver a ti.

— ¿Por qué no?

— Porque me lastimaste.

— Y ya me he disculpado...no fue...no quise...estaba molesto — balbuceó —. No lo sé...estoy tan acostumbrado a la atención, que el simple hecho de que me rechazaras, que me hicieras ver lo que hice mal...no lo sé, fue algo del momento.

— Es inútil, deja de intentar.

— ¿Intentar qué? ¿Recuperarte? Lo siento, pero seguiré haciéndolo.

— ¿Por qué? — exclamó alejando la mirada del lienzo y dirigiéndola al mayor — ¿Por qué no puedes hacerte cargo de tu propia vida y alejarte de la mía?

— Porque...porque lo que sentí contigo no lo he sentido con nadie, y estoy seguro que no lo volveré a sentir.

— Dices tonterías sin sentido.

— Quizá...pero son verdad.

— ¿Es tan difícil aceptar que quiero que te alejes de mi? — habló sintiendo su voz cortarse ante los nudos que sostenía en su garganta.

— ¿Es lo que realmente quieres?

El menor no respondió, deseaba decir que si, decirle...gritarle que se alejara de él, pero las palabras no salían de su boca, porque sabía que no eran más que una mentira.

Así que opto por guardar sus cosas con rapidez y salir del aula, ignorando los llamados de la profesora.

Su teléfono no había dejado de iluminarse, su madre le llamaba, sin embargo sentía que no sería capaz de mantener una conversación sensata con nadie mientras los pensamientos que había logrado dejar de lado hace tiempo, volvían a amontonarse en su mente.

Necesitaba calmarse, y sabía que sólo había una persona que lo ayudaría.

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¿Adivinen quién volvió después de más de un mes?

Innocent boy (nueva versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora