Capítulo 07: Norte.

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Sergei.

Ya llevo una semana de haber llegado a esta manada para proteger a la niñita con traumas temporales.

Les mentiría si les digo que no me he encariñado con ella porque ahora mismo me encuentro llegando del mercado de la manada porque estaba comprando frutas para hacerle unos licuados. La dieta que le estableció el doctor en su visita médica del miércoles se basa en mucho hierro, vitaminas y otras cosas para poder fortalecer su cuerpo desganado.

Meagan es demasiado testaruda a la hora de comer todo lo que preparamos. Ella alega que con el hierro, las vitaminas y el ácido fólico que debe tomar durante el día es suficiente. Ella debe entender que su cuerpo ha estado recibiendo una mala alimentación y eso sin contar que se saltaba las vitaminas cuando estuvo con su amiga Tiny y la verdad es que me molesta, estaba tratando de rendirse, tal vez pensaba que así moriría más rápido para estar con sus padres.

Pero como soy un estratega nato tengo mis trucos para lograr que Meagan coma todo lo que le damos.

—Buenos días retoñito. —saludo a una Meagan adormilada que se encuentra sentada en las sillas altas de la barra.

Su tía y Drew no volverán hasta la noche, fueron a la ciudad a buscar unas cosas para Meagan entre ellas medicinas. También unas cosas que encargué, cosas como un auto y una camioneta para mí, no puedo permitir que Carine siga siendo mi chofer o montarme con el castroso de Rinc para que nos traiga de la escuela.

—Hola Sergei, anoche me dejaste sola haciendo el trabajo en parejas, eres un pésimo compañero.

—Lo siento niñita, pero salí a cazar. Yo también tengo mis necesidades.

—Claro.

Me dedico a preparar unas tostadas con aguacate, servirle un vaso con yogurt deslactosado de fresas y ponerle sus vitaminas y suplementos en la barra para que proceda a desayunar y nutrirse.

—Y te lo comes todo, si no, te encerraré y no irás a la cita más tarde con el Romeo de pacotilla.

—Cuando te planteas ser necio, lo logras fácilmente.

Es un talento niñita.

—Como sea, come rápido. Te haré unas mascarilla para tu cara y cabello, puede que no me agrade tu lobito pero no me puedo permitir que vayas tan fea a tu cita.

—Cállate Sergei.

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El resto de la mañana la pasé ayudando a Meag para su cita. Pero el tiempo pasa volando y ya el reloj marcaba las 2:00pm.

—Voy a vestirme, ya vuelvo.

Espero sentado en su cama mientras ella está en su baño poniéndose quién sabe qué.

Mis pensamientos son interrumpidos con una Meagan saliendo del baño con un vestido floreado un poco pegado a su cuerpo de tonalidades rosas, una chaqueta de jean y unos tenis blancos bajitos.

—¿Cómo me veo?

Sencillamente hermosa.

—Fea.

—Gracias. —ríe mientras se sienta en su tocador a colocarse sus lentes de contacto.

Quedo hipnotizado unos segundos por su mirada, ese color de iris tan peculiar son toda una bomba exótica junto a su piel canela. Odio que quiera esconder sus ojos tan hermosos, pero debo entender y respetar sus razones.

LA VOLUNTAD DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora