Capítulo 20: Promesas.

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Aleric.

—¿Qué hiciste ahora? —curiosea Walter a mi lado mientras observamos a mis guerreros transformados peleando a través del gran ventanal del edificio principal del recinto.

Opto por ignorarlo y hacer notas mentales de los avances que han obtenido en los entrenamientos al igual que todas las correcciones que les haré cuando terminen. Puede que el chico tenga el puesto de ser mi consejero personal en la manada, sin embargo, no es motivo para que esté pendiente de todas mis cosas.

—Aleric...—alarga mi nombre y empieza a estresarme porque esto no es propio de él. Siempre el que se enfrasca en todas las situaciones que suceden en el grupo es Ryan. Walter puede ser muy desinteresado con las cosas que suceden en su entorno y muy serio, pero hoy, malditamente hoy, quiere saber de mi puta vida y de mis problemas.

—¿Quieres que te responda de la forma nada agradable o de la hija de puta? —le pregunto sin despegar los ojos del campo.

—¿No existe otra opción? Ehm...—volteo a verlo y posa las manos en su barbilla como si estuviera pensando las palabras adecuadas— ¿Más viable? Ya sabes, en donde no insultes y esas cosas.

—No —lo corto antes de que siga.

—Está bien. Pero solo te diré que ayer me tocó hacer ronda para cuidar a la luna, y está convirtiendo la casa de los Dubois-Assis en: «Una fortaleza anti Aleric Mckay» —me informa y en lo de la fortaleza imita una voz femenina, supongo que de la chica Galanis. La imitación de voz le salió patética, lo único que sí conservó a la hora de imitarla fue arrugar la nariz. He notado que ella lo hace cuando está peleando conmigo pareciendo un cachorro desamparado. Já, y así cree que logrará intimidarme, poniendo la nariz como el Grinch.

—¿Anti yo? —formulo la pregunta burlescamente.

—Tal como me oíste, amigo —afirma dándome dos palmadas en el hombro y aparto su mano bruscamente—. Por eso tengo curiosidad de saber...Aparte del pequeño percance en el hospital, ¿han tenido más encuentros?

—¿Llamas a una amenaza con un objeto cortopunzante hacia tu alfa «un pequeño percance»? —lo interrogo evidentemente molesto.

—Aleric, ella es inofensiva. Meagan solo tuvo un arranque de ira porque se enteró de lo sucedido con su novio y ella misma salió lastimada por culpa de la torpeza que cometió —pone una expresión como si fuese lo más obvio del mundo.

«Aleric. Meagan. Novio». Es lo que se repite en mi mente, tantos términos equivocados en una sola oración.

—Les he dicho que cuando estemos acá o en cualquier sitio público de la manada eviten llamarme Aleric —empiezo con la reprimenda—. Siguiente; es luna para ti, no Meagan. Ah, y dudo que ese idiota siga siendo su novio luego de lo que sucedió.

—Deberían ponerse de acuerdo. Ella no quiere ser llamada de esa manera, y a ti te molesta si no lo hacemos. Tengo un solo cerebro y no puedo procesar tantas órdenes, menos cuando son tipo espejo, son engañosas —toma aire porque todo lo está diciendo muy rápido—. ¿Seguir al alfa o cumplir lo que diga la luna? —se pregunta a sí mismo mirando a la nada—. Me tienen confundido.

—Es interesante saber que hoy amaneciste imitando la personalidad tan irritante de Ryan —le digo a ver si logra callarse—. Y es más que obvio, debes seguir a tu alfa, por lo tanto, se queda como luna.

—Lo lamento, alfa —truena los dedos de sus manos—. Hacer rondas de vigilancia junto a Ryan me está afectando demasiado ya que Rinc no aparece por ningún lugar cercano a esa casa y nadie lo explica. Ethan mayormente las hace con Axel o Hide. Al vampiro le gusta trabajar solo, no acepta compañeros. —tomo una gran respiración esperando lo que viene—. Quería en serio preguntarle si podría incluir a mi hermana en esto, ella es excelente compañera para mí y una gran guerrera.

LA VOLUNTAD DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora