LA VOLUNTAD DE LA LUNA

Capítulo 11: Merced.

Este capítulo está dedicado para mi gran amiga: J.M

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Aleric.

Mi mate está aquí en casa de Ethan y estoy ansioso por saber quién es, todas estas sensaciones para mí son nuevas.

Sigo caminando para adentrarme a la casa pero me detengo al presenciar que el aroma me lleva es a la entrada del jardín trasero donde se encuentra estacionada una gran camioneta.

Diviso a Carine, Drew y Hide, pero procedo a ignorarlos porque mi atención se la lleva ella, la chica morena que se encuentra abrazando a un tipo pálido, me enfurezco porque sé que es ella y está siendo amorosa con mi más grande enemigo, un vampiro.

—¡Suéltala ahora mismo! —le grito al chupasangre y este en vez de acatar mis órdenes la posó tras suyo y adoptó una actitud de defensa que no me gustó para nada.

—¿Quién mierda te crees para ordenarme así? —pregunta con odio mientras esconde más a la chica en sus espaldas.

Mi respiración se torna irregular y no puedo retener más al lobo que quiere salir para reclamar lo que por ley le pertenece.

—¿Quién me creo? —rio amargamente—, soy el futuro alfa de esta manada y el mate de la chica que tratas de ocultar a tus espaldas, así que entrégame a mi mate ahora o esto se pondrá feo. Es mía. —advierto ante la atenta mirada de los espectadores, que por sus expresiones, ninguno puede creer lo que está pasando.

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Meagan.

Mi alma abandonó mi cuerpo cuando escuché la palabra “mate” salir de la boca del chico que parecía una bestia en pleno desarrollo frente a nosotros. Sergei me posó a sus espaldas y no ha soltado mi mano en ningún segundo, solo se ha dedicado a frotarla suavemente para que no me de un ataque por todo lo que estamos presenciando.

—¡¿Mate?! —gritan todos al unísono formando una “o” con la boca. Creo que el único que no está sorprendido es Sergei que solo quiere matar al monstruo que tenemos al frente.

—No me hagas reír. Meagan no es un objeto como para “entregarlo”, así que deberías moderar tu vocabulario. Y jamás dejaría que te acercaras a ella de esa forma. —Sergei le responde tranquilamente.

—¡Pues te informo que en esta manada las cosas se hacen como yo quiera así que dame a la chica! —brama el chico sin camisa mientras se acerca peligrosamente a nosotros. Pero Sergei es más rápido y de un solo movimiento me toma de la cintura y salta conmigo al árbol que se encuentra en el jardín.

—Dije que de esta forma no vamos a solucionar las cosas, así que relájate. —habla Sergei desde la rama mientras me sostiene y me toma el pulso. No exagero cuando les digo que en estos momentos parezco un cadáver.

—¡Escogiste mal hijo de perra, Ethan, te necesito aquí ahora mismo! —es lo último que grita el desconocido antes de transformarse en lobo.

«No.puede.ser.» Es lo único que logra emitir mi subconsciente. Comienzo a temblar presa del pánico y siento que el aire se va de mis pulmones, primera vez en mi vida que veo a un lobo. El lobo era grande de pelaje gris, negro y blanco.

—¡Bájala ahora mismo, es la mate de mi hijo! —ordena el alfa Tyre mientras se aproxima también con los ojos oscurecidos, creo que también se transformará.