Capítulo 18: Cartas de amor.

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Meagan.

Luego de luchar tanto por saber de Rinc, quedé en las mismas porque sigo sin estar comunicada con él. Desde mi pequeña visita al recinto hospitalario el estúpido de Aleric le hizo saber a toda la guardia que custodia el lugar que yo no tenía permitido el acceso. ¿Y saben qué es lo más estúpido de todo? La excusa barata que se inventó para no verse como un patán idiota e inmaduro. Se atrevió a decir que debido a mis traumas, no puedo estar cerca de tanta violencia porque colapso, y es obvio que en ese lugar hay violencia por donde se mire, es un campo de entrenamiento para bestias sobrenaturales ¿No creen que es un canalla?

Necesito una terapia para relajar mis neuronas y eso haré. Me siento impotente por culpa del odioso mate que me tocó.

Tomo mis precauciones y le envío un mensaje a Sergei avisando que estaré sumergida por un largo tiempo en un baño de burbujas y que no me moleste. Recibo por respuesta un mensaje donde dice que no soy tan importante como para estar tras de mi culo y bloqueo el celular para dejarlo sobre mi cama.

Entro al baño y le coloco seguro a la puerta, lleno la pequeña tina, le agrego el jabón líquido del más oloroso y enciendo una vela aromática.

Ya con todo preparado, coloco música en el pequeño estéreo. Camino hasta los estantes del baño, saco los empaques que tanto amo y...

Me siento en una esquina del baño a comer todo tipo de golosinas. Sé que se estarán preguntando ¿Y el baño de burbujas? Ya me duché, hago este teatro cada vez que quiero comer cosas fuera de mi régimen alimentario. La música la utilizo para persuadir los sonidos de los empaques y las velas junto a los jabones de espuma para que Sergei no olfatee la hamburguesa que me estoy tragando junto a la gaseosa y caramelos masticables.

Soy egoísta al hacer esto cuando toda mi familia se preocupa por mi salud, pero a veces es necesario, no es fácil seguir una dieta junto a Sergei y mi tía siendo tan estrictos. De todas formas no es siempre, solamente cuando necesito relajarme y olvidarme de todo, digamos que este es mi escape de la realidad. Unos usan drogas, otros alcohol o hacen algo que atente contra su vida ¿Pero yo? Yo solo como chatarra, también estoy atentando contra mi vida por tantas grasas saturadas, azúcares y calorías que no aportan nada bueno para mi cuerpo, pero estoy atentando de una forma muy deliciosa.

Luego de comer hasta cansarme, guardo lo que me resta y me levanto para lavar mis dientes, no debo dejar rastro de mi secreto. También empapo mi cabello en el lavamanos, porque si a Sergei se le ocurre entrar a mi habitación, se verá creíble lo del baño.

Escucho unas pisadas en mi habitación y supongo que es mi vampiro favorito, ayer dejó sus auriculares en mi mesa y seguramente los vino a recoger. Me coloco mi bata de baño y me apresuro en dejar todo limpio. Cuando estoy asegurando bien el estante de mis dulces me viene a la mente el individuo que me ayuda a surtir a escondidas cuando lo necesito. Es la persona más tierna, dulce, linda y comprensiva que conozco, por motivos ajenos no he podido verlo, pero eso no hace que deje de ansiar sus besos o abrazos.

Salgo a mi habitación y me encuentro con la soledad. «Que raro», puedo jurar que escuché a alguien aquí, y todo se torna más confuso cuando veo los auriculares en el mismo sitio. Tal vez todo fue producto de mi imaginación o alucinaciones gracias al alto volumen de la música.

Me siento en la cama pensando qué ponerme, aún me encuentro en ropa interior y en bata. Veo por la ventana y noto que el día está bonito, tanteo a mi lado para tomar mi teléfono y lo que siento en mis manos es una hoja.

-Yo no dejé esto aquí -hablo para mí misma mientras leo el papel.

"Los errores del pasado repercuten en el presente y mancharán de sangre en el futuro. Tu trágico final se lo deberás, a las personas equivocadas que en algún momento te decidiste rodear".

LA VOLUNTAD DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora