Narra Mérida
Desperté tan temprano como pude, lo primero que hice fue ponerme de pie y lavarme la cara. Estaba emocionada, no podía esperar para reunirme con Legolas e iniciar la misión cuanto antes.
El castillo del clan estaba silencioso, no había nadie cerca, por lo que podría escabullirme hacia el bosque sin ser vista. Me puse un vestido sencillo color café. Guardé el mapa y el frasco de luz en una bolsa de tela cruzada y me equipé con el arco y las flechas nuevas. Me puse mi capa y guardé mi espada.
Salí de la habitación en silencio y crucé el corredor hasta las escaleras. En eso estaba, cuando escuché unas risas a mis espaldas.
-Harris, Hamish, Hubert ¡Salgan de una vez!- alenté. Mis hermanos trillizos aparecieron de debajo de una baldosa del suelo. Me seguía sorprendiendo como era que esos tres conocían a la perfección cada pasadizo secreto del castillo.
-¡Me da gusto verlos! Ayer no los vi en todo el día y hoy no voy a estar en casa, díganle a mamá que volveré tarde- afirmé dirigiéndome a las escaleras.
-¿Y se puede saber a dónde irás?- inquirió la voz de mi madre quien se acercó a mí con su habitual tono enérgico.
-Elinor, ¿En qué habíamos quedado? No molestes más a Merida- aseguró mi padre saliendo de la habitación detrás de su esposa.
-¡No puede simplemente irse así!- replicó la reina. -Ni siquiera nos ha dado los buenos días- agregó.
-Buenos días...- saludé.
-Buenos... ahora si dime ¿A dónde piensas ir? Ayer no supe qué pasó contigo, por lo visto decidiste volver a salir sola al bosque sin decir nada ¿A qué hora de la madrugada volviste?- preguntó.
-Mamá hicimos un trato, dijimos que podría salir todos los días hasta que sea la boda... y que no habría preguntas- intervine.
-Así es Elinor, y si no cumplimos nuestra parte del trato, Mérida está en su derecho de incumplir la suya. Ya basta de interrogatorios. Ambos sabemos que Mérida sale a practicar con el arco- abogó mi padre con una sonrisa.
-Esta bien, esta bien. Mérida, sólo no llegues después de la cena, con mucho cuidado- alertó mi mamá resignada, segundos antes de que yo me deslizara por el barandal hasta la planta baja. Salí del castillo y corrí hasta el establo.
-Lo lamento Angus, no puedo llevarte conmigo esta vez, pero te veré en la noche. Ellos te darán de desayunar- afirmé mientras veía a algunos mozos de cuadra asentir.
Acaricié la cabeza de mi caballo Angus unas cuantas veces, notando las ganas que tenía de dar un paseo aquella mañana. Me disponía dirigirme al bosque cuando escuché una voz irritante detrás de mí.-Hola Mérida ¿Quieres ir al valle de Mackenzie hoy? El joven MacGuffin nos retó a Dinwall y a mí a una competencia de lanzar troncos, pensamos que talvez te divertirías un rato si nos acompañas.
-Lo siento, joven Macintosh pero voy de salida- respondí tratando de evitar una charla innecesaria con aquel chico tan arrogante. Vi a los otros dos justo detrás de él sonriendo como un par de tontos.
-Me llamo Jason en realidad...- murmuró el pelinegro.
-No lo sabía, disculpa- contesté tratando de dar por concluida la conversación
-Y yo me llamo Dee y él es Ben- agregó el joven Dinwall.
-Lo siento, no conocía sus nombres, ¿Nos vemos esta noche?- respondí tratando de alejarme.
-Aguarda un segundo princesa ¿Por qué la prisa?- inquirió Jason Macintosh.
-Porque tengo pocos días para... ser libre antes de estar atada para siempre a alguno de ustedes, ahora si me disculpan, los veo más tarde- contesté lo más cortante que pude. Salí corriendo por el puente de piedra hasta internarme en el bosque. No volví la vista hacia atrás en ningún momento.
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El último suspiro "Legolas & Mérida"
FantasyMérida, la princesa heredera del clan DunBroch ha vivido convencida de que no necesita a un hombre en su vida pero cuando misteriosas criaturas invaden el reino, conocerá al valiente y apuesto elfo de la Tierra Media, Legolas, con el cual descubrirá...