Secretos

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Hola, espero que se encuetren bien, antes que nada les pido una disculpa por la demora. A pesar de que estoy muy inspirada, hay días en los que anímicamente no me siento bien y eso aunado a las miles de cosas que hago, me impide actualizar tan seguido como me gustaría, pero aquí esta el capítulo, espero que les guste.

Mando un saludo especial para todos los nuevos lectores y para quienes votan y comentan esta historia, muchas gracias por su apoyo.

Narra Mérida

Mientras Legolas y yo cruzabamos el puente hacia Rivendell, yo no dejaba de pensar en mi madre. Seguía sin entender aquella reacción, me preguntaba el por qué de sus lágrimas y aquellas últimas palabras que intercambió con mi padre resonaron con fuerza en mi cabeza.

-¿Qué ocurre? Has estado muy reflexiva- inquirió el elfo con voz dulce.

No sabía cómo explicarle lo que mi madre me había dicho y mucho menos su reacción pero tenía que confiar en él, quizá me daría un consejo que podría reconfortarme, quizá podría encontrar en sus palabras algún consuelo o alivio a mis pensamientos. Suspiré dispuesta a decirle la verdad, después de todo éramos un equipo, estábamos juntos en esto, nuestros corazones estaban unidos por algo más que la misión que debíamos cumplir.

Me disponía a abrir la boca cuando caí en cuenta de que finalmente
habíamos llegado a Rivendell.
Las estrellas se alzaban por lo alto de las cascadas y un hermoso brillo nocturno alumbraba todo el paraje. No dejaba de sorprenderme la belleza de aquel reino y moría por conocer las demás moradas elficas muy pronto, sobre todo el Reino de los Bosques de donde provenía Legolas.

Mirara a donde mirara, reinaba un silencio tranquilo, nada que ver con todo el ruido y la música que había estado escuchando todo el día en DunBroch durante las competencias. Una paz profunda me invadió.

El elfo y yo avanzamos a través de los árboles de Rivendell hasta llegar a las afueras de una enorme casa élfica al aire libre, cerca de un pequeño brote de agua y un puente de piedra, al rededor de ella, crecían muchísimas flores de diversos tipos y aromas, supuse que en ese sitio era dónde posiblemente tendría lugar el Concilio de esa noche.

-Legolas yo...- comencé tratando de explicarle como mi madre había dicho que no estaba de acuerdo con lo que teníamos y buscando las palabras correctas para describir que yo estaba dispuesta a continuar a su lado a pesar de sus contradicciones y de las reglas del reino.
Hice una pausa para mirarlo a los ojos, parecía imperturbable, frío y al mismo tiempo, compresivo y dulce.

-¿Mérida?- preguntó él tratando de hacer que yo continuara, tragué saliva dispuesta a hacerlo, sin embargo, fui interrumpida por alguien a mis espadas.

-Ni en un siglo imaginé que te vería esta noche mellon- susurró una voz femenina.

Me di la vuelta, detrás de mí se encontraba una elfa, tenía el cabello pelirrojo y largo, y portaba un arco tallado además de varias dagas en el cinturón. Estaba vestida de color verde y miraba a Legolas con cierta incredulidad. Al igual que casi todos los elfos, lucía un aspecto bastante joven pero sus ojos verdes reflejaban el paso de varios años.

-Tauriel...-murmuró Legolas posando su vista en ella.
Intercambiaron un par de frases en élfico, posiblemente un saludo o alguna formalidad de los Sindar del bosque.

Se acercaron unos cuantos pasos y ella sonrió. -No has cambiado nada- dijo examinando el rostro del rubio, posteriormente posó su vista en mí.

-Ella es Mérida, la elegida, es quien tiene la misión de sellar los siete reinos de Altera- presentó Legolas. -Mérida, ella es Tauriel, fue capitana de la guardia en el Bosque Negro.

El último suspiro "Legolas & Mérida"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora