El último suspiro

299 21 25
                                    

AVISO

Hola a todos, bienvenidos al último capítulo de esta historia, gracias por haber llegado hasta aquí y por no abandonarla. Quiero pedirles una disculpa por la lenta actualización, sé que no hay ninguna excusa que valga pues han pasado cuatro años desde que comencé a escribir el fanfic, pero debo decir que estos últimos días no me he sentido bien, me cuesta trabajo escribir e inspirarme, he pasado por muchas cosas; una ruptura amorosa, problemas familiares, complicaciones en la escuela, distanciamiento de amistades, en fin, mi vida es un desastre ahora.

Espero de corazón que les guste el final y que me hagan saber qué les parece. Sus comentarios y sus votos me alegran la vida.

Esté capítulo está dedicado a todos los que me han acompañado en esta obra, gracias por no dejarme sola.

Comenzamos

*********************

Narra Mérida

Era tarde y todo estaba en silencio. En el sótano del castillo del clan, algunos niños dormían y las mujeres murmuraban asustadas.
Afuera, en lo alto de la muralla, los hombres vigilaban.

-Aún no hay respuesta de los Lords, su alteza- dijo una doncella hacia mi madre. La reina Elinor permanecía despierta a mi lado con los trillizos en sus brazos.
-Y los mensajeros tardarán al menos toda la noche en llegar a Berk- agregó la doncella.

-Tendremos que esperar, manden más cartas, todas las que sean posibles- respondió la reina.

-Que no crucen el bosque, que rodeen por los caminos hacia el territorio de los clanes o de ser posible, que viajen por mar- indiqué. No quería que nadie se arriesgara a adentrarse en Altera, el bosque de DunBroch no era seguro.

La doncella Maudie asintió ante mis palabras, seguramente cuestionandose el por qué de ellas.

-Duerma un poco Majestad, le avisaremos si ocurre algo- dijo suavemente la doncella hacia mi madre.

-No puedo dormir aquí, no sabiendo que estamos en peligro, no tenemos idea de lo que nos espera- contestó la reina.

Me acerqué a ella.

-Legolas y los demás están combatiendo al hechicero, no permitirán que él y sus huestes lleguen aquí- murmuré tratando de transmitirle calma, aunque en el fondo, sabía que existía la posibilidad de que eso ocurriera y de que el clan fuera devastado.

Toda mi energía se concentraba en no recordar el presagio de las brujas y por supuesto, en tratar de no pensar que Legolas resultaría gravemente herido.

-Pero ¿Y si fallan? No sabemos a qué nos enfrentamos, es posible que nuestro ejército no sea capaz de resistir- insistió mi mamá, sabía que ella estaba perdiendo la esperanza.

-Lo harán, vamos a estar bien, pelearemos por DunBroch- susurré.

Cerré los ojos mientras abrazaba a mi madre, ocultando que estaba tan asustada como ella o incluso más.

Pasamos un rato en completo silencio mientras inútilmente intentaba dispersar las dudas que me invadían, al tiempo que ella dormitaba.

-¡Mérida!- murmuró una pequeña vocecita a pocos metros.
Abrí los ojos pero no ví absolutamente nada o nadie llamándome.

-¡Por aquí!- insistió la voz.
Me puse de pie y me cercioré de que mi madre no me viera, posteriormente, me acerqué a una de las esquinas del sótano en donde almacenábamos algunas provisiones.

Justo ahí, vi a la pequeña niña hada, Sellie, revoloteando por encima de algunos costales de trigo.

-Sellie ¿Qué estás haciendo aquí? Tienes que ponerte a salvo- dije en voz baja.

El último suspiro "Legolas & Mérida"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora