𝗜𝗡𝗘𝗙𝗔𝗕𝗟𝗘 ㅡ Kim Seungmin, en el centro del huracán. Todo el mundo señala a aquel con quien discuerda, pero pocos se detienen a buscar verdaderos motivos para hacerlo. Siempre hablan sobre "la calma después de la tormenta", pero nadie se cues...
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Por una vez deseo poder verme a mi mismo
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Martes, 4 de septiembre de 2018
- Estoy muy feliz de que los padres de Seungmin hayan decidido seguir con el bar.
- Yo también, Haru, pero tengo miedo que a las locas de clase que lo acusan se les vaya la pinza y vayan hasta allí. No me gustaría que volviera a vivir lo mismo que antes, ahora que se ha quitado a los demás de encima.
- Espero que no lo hagan. De todas formas, podríamos tomar acciones nosotros primero. Minnie tiene las amenazas que ha recibido a través de mensajes, y si necesita testigos, nos tiene a nosotros.
- Ya sabes como es él, así que intuyo que te sabrás la respuesta. "No, no voy a denunciar. No pasa nada, todo se solucionará por la vía simple. Todo estará bien" - el chico imitaba la dulce y tranquila voz de su amigo. Haru rió ante el espectáculo.
- Muchas gracias por acompañarme, Hyunjin. Ha sido un día movido, no sé donde tenía la cabeza.
- Tranquila, lo entiendo.
Habían salido ya de la última clase cuando Haru recordó que se había dejado el estuche en el cajón del pupitre. Pidió que le esperaran, pero el moreno se ofreció a ir con ella, mientras los demás se quedaban con Seungmin. Al parecer, alguien había olvidado cerrar con llave, ya que no eran los únicos en la sala.
- ¿Qué haces tú aquí?
Saeron jugueteaba con uno de los peluches que alguien había dejado sobre el pupitre vacío de Hyewon. Lo estrujaba y hacía que girara, poniendo la anilla que tenía en su dedo índice, moviendo la muñeca. Era una especie de perrito que podía usarse de llavero.
- La profesora quería tener una reunión conmigo.
- ¿Aquí?
- Sí - Saeron respondió con obviedad-. No me mires así, a mi también me ha parecido raro.
- Bueno, para qué me molesto en preguntar, si no me importa.
- Tú sabrás. Cotilla.
Haru cogió el estuche, guardándolo en su mochila, mientras Hyunjin no dejaba de seguirla con la mirada, esperando en la puerta. Saeron había ignorado la presencia del chico completamente. Se avergonzaba de su accidentada confesión hacía un tiempo atrás.
- Deja de jugar con eso - Haru señaló el peluche que no dejaba de bailar entre las manos de su compañera-. No es tuyo.
- Qué más da, si no los va a recibir.
Haru había tenido un día duro. Bueno, un comienzo de semana terrible. La ira acumulada en su cuerpo estaba a punto de colmarse.
- Eres una zorra sin corazón.
- Ni siquiera le hablabas. Ni tú, ni nadie. Sois una panda de hipócritas, no entiendo por qué os ponéis así.
- Porque posiblemente haya arriesgado todo por descubrir el mínimo detalle relacionado con algo de lo que nosotras mismas no nos estábamos dando ni cuenta, estando involucradas. Algo que si nos hubiéramos fijado un poco más, seguramente podríamos haber visto todas - Haru se acercaba lentamente a ella, gesticulando al hablar. Hyunjin, por otro lado, también avanzaba hasta su amiga, sabiendo como iba a acabar la historia. Cuando Haru comenzaba a hablar sobre algo que realmente le molestaba, se podía poner algo agresiva. Sobre todo si estaba Saeron por en medio.
- Bueno, pues no lo hicimos. Nadie lo hizo, y ahora está muerta. Fin de la historia. Tampoco fue tan heroico de su parte, a mi parecer.
Quería insultarla, escupir sobre su venenosa cara, hacerle un disfraz de moratones a causa de sus puñetazos, pero Haru se limitó a suspirar, harta de las sandeces que la chica decía.
- Paso de perder más tiempo con alguien tan apático y mononeuronal como tu. Al parecer no vas a cambiar nunca, Saeron.
La chica la miró con asco.
- ¿Quién te ha dicho que quiera cambiar, eh, payasa? Además, si vas de superior es por que debes ser realmente inteligente. Entonces, sinceramente, ojalá hubieras descubierto tu la mierda en la que se metió esa estúpida niña, cualquiera que fuese. Así la que hubiese aparecido en el gimnasio habrías sido tú.
- Haru, ¿ya lo tienes? Vámonos - Hyunjin hizo señas a su compañera para que se acercara a donde estaba él. Ella ya estaba encaminándose hacia allí, pero la rubia dijo algo que le cambió el plan completamente. Algo que hizo despertar la verdadera faceta oculta de Haru, su lado guerrero.
- Porque eso significaría que tú estarías muerta y podrías ir y encontrarte de nuevo con tu estúpida madre.
Haru agarró a la chica por el cuello de la camisa, haciendo presión hacia arriba para apretarle ligeramente. Era una imagen realmente escalofriante, pues no mostraba expresión ninguna, simplemente sus ojos estaban ligeramente más abiertos que de costumbre.
- Atrévete a decir una palabra más sobre mi familia y la siguiente que se va al pozo no va a ser ninguna otra que tú - con cada palabra, escupía veneno. Apretó el agarre de su puño-. ¿Te enteras?
Hyunjin, alarmado, se acercó rápidamente a ella, sujetando su firme puño en un intento de alejarla de la otra chica. La miró a los ojos, sin tener contexto de lo que habían mencionado. No sabía qué decir. Preguntar si todo iba bien era la pregunta más estúpida que podía hacer en esos momentos. Obviamente no estaba bien, la chica repelente había dicho algo que él desconocía pero que había removido los sentimientos de su compañera. Y aunque no se le ocurría nada mejor que preguntar, tampoco le dieron opción a hacerlo.
- Hyunjin, vete.
- ¿Oh? - Saeron miraba reiteradamente a ambos, viajando entre sus expresiones faciales. La mirada fija y helada de Haru sobre ella contrastaba con el aspecto confundido y sin saber qué hacer de Hyunjin.- Vaya, creía que al ser tan amigos os contabais todo. ¿No le has contado a tu querido Hyunjinnie como tu madre te dejó por...?
Haru hizo fuerza y de un golpe brusco hizo que la cabeza de Saeron estuviera apoyada sobre el pupitre junto a ellas, ahora agarrándola del cuello, por la parte de la nuca. La mano de Hyunjin se había perdido en el camino.
- Ni una palabra, hija de...
Hyunjin escuchó voces en el pasillo, una que conocía bastante, la de una adulta con autoridad sobre ellos. Con brusquedad, apartó las garras de su amiga de encima de la otra chica, y la agarró por la cintura desde atrás, llevándosela antes de que hiciera cualquier otro movimiento y la profesora que estaba al llegar la pillara.
¿Había descubierto algo nuevo sobre el pasado de Haru? Ella no lo quiso contar aquella noche de confesiones, así que haría oídos sordos, olvidando lo que acababa de escuchar. Lo descubriría cuando la chica quiera abrirse a él.
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