Cap. 12

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¡Viernes, viernes al fin! - gritaba con ilusión Marinette mientras se alistaba en su habitación para asistir al último día de clase de la semana. - Ha sido una semana tan larga que no me creo que ya casi vaya a terminar...

- Bueno Marinette, todo tiene un fin. - contestó Tikki sentándose sobre su tocador. - Mira a Lepidóptero, todos pensaban que aquello nunca acabaría y, al final, tú y Chat Noir lo vencísteis.

- Tienes razón Tikki... - recordó la peliazul, interrumpiendo su labor de peinarse y dejando el peine sobre la mesa con un semblante serio - Nunca olvidaré el momento en el que Chat y yo descubrimos su identidad... Dios mío... Jamás hubiera imaginado que Lepidóptero fuera Gabriel Agreste, mi ídolo y mi referente en el mundo de la moda y el padre de... bueno, de él, que por aquel entonces era mi amigo.

La kwami la miró algo confusa ante aquellas últimas palabras:

- ¿Solo tu amigo, Marinette? - cuestionó irónicamente. - Adrien era más que tu amigo, era la persona a la que amabas.

La azabache la fulminó rápidamente con la mirada ante sus palabras.

- Tú lo has dicho, era. - aclaró en un tono seco.

- Pero Marinette, no podéis seguir así... Vosotros siempre habéis sido amigos, es muy triste que estéis dispuestos a olvidar todo lo vivido. - reflexionó.

- Eso no es cierto Tikki, no siempre hemos sido amigos. - recordó situando su mente en aquel día. - Al principio, cuando le conocí, no me cayó del todo bien, es más, le odié. Al ver que era amigo de Chloe, me dejé llevar por un mero cliché y le juzgué sin tan siquiera conocerlo. ¡Creía que era un niño mimado de papá! - se llevó la mano a la cabeza para pegarse un pequeño chocazo. - ¡Fui tan tonta! ¡Adrien, un niño de papá! Si es la persona más generosa y amable que conozco... O al menos lo era. - pronunció no pudiendo evitar acompañar sus palabras con un suspiro.  

- ¿Entonces me dices que lo juzgaste sin darle tiempo a presentarse?

Marinette se levantó del asiento de su tocador y, recogiendo su cabello en una larga trenza, abrió las puertas de su armario para ojear entre la ropa y elegir el modelito que llevaría aquel día. 

- Sí, Tikki.

- ¿Y también dices que te arrepientes?

- Exacto. - dijo mientras se deshacía de la camiseta de su pijama y se colocaba una camisa de media manga rosa pastel.

- Pues siento decirte que ahora mismo estás haciendo lo mismo, y lo más seguro es que en el futuro te arrepientas y ya sea demasiado tarde para cambiarlo - reflexionó la kwami rojiza. 

La azabache terminó de ponerse unos jeans y se calzó unas zapatillas blancas de cordones, prestando especial atención a aquellas últimas palabras de Tikki.

-  Esta vez es diferente; no lo estoy prejuzgando, lo estoy juzgando, y tengo mis razones para ello. - corrigió. - Adrien la ha cagado y yo no he tenido nada que ver.

- Pero trata de arreglarlo y tú ni siquiera le das oportunidad a explicarse, Marinette. - la contradijo.

- Ha sido un gilipollas, ¿por qué tendría que hacerlo?

- Quizás todo haya sido un malentendido. - intentó convencerla Tikki.

La peliazul agarró su mochila con fuerza y se la colgó sobre el hombro, dirigiéndose a las escaleras para bajar hacia la planta de abajo. 

- Lo dudo, Tikki. Adrien me odia y no hay nada más que yo pueda hacer. - concluyó testaruda. - Y ahora vamos, que para un día que voy bien de tiempo no voy a llegar tarde por su culpa.

𝑺𝒊 𝒍𝒐 𝒉𝒖𝒃𝒊𝒆𝒓𝒂 𝒔𝒂𝒃𝒊𝒅𝒐 {ℒℯ𝓂ℴ𝓃} - Marichat / Adrinette - PINK T.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora