𝑺𝒊 𝒍𝒐 𝒉𝒖𝒃𝒊𝒆𝒓𝒂 𝒔𝒂𝒃𝒊𝒅𝒐 {ℒℯ𝓂ℴ𝓃} - Marichat / Adrinette - PINK T.

Cap.2

Alya se encontraba caminando hacia casa de Marinette con un notorio semblante preocupado. Ayer, tras marcharse y dejar a Marinette para que diera el gran paso, se dirigió a la heladería Violettes y tomó asiento en una de las pequeñas mesas para dos que se encontraban fuera del recinto. Decidió pedir un helado de vainilla y crema para matar el tiempo mientras que su amiga llegaba. Sin embargo, tal momento nunca llegó a tener lugar. Pasaron los minutos, y luego las horas, más, la aspirante a reportera seguía esperando, ahora bien, con la deliciosa tarrina de helado vacía. 

Y no fue hasta ya pasadas las dos horas que decidió darse por vencida e ir directamente a casa de la ojiazul. Aún así, no se dio por vencida e intentó contactar de nuevo con su amiga, por lo que la estuvo llamando durante todo el camino, más nunca obtuvo respuesta. Lo máximo que alcanzó a oír fue una voz que le preguntaba a través de la línea si deseaba dejar un mensaje en el contestador de Marintte Dupain-Cheng, a lo que ella respondía con un gritito de exasperación.

Más tarde, cuando llegó a la panadería de sus padres, les preguntó si su hija estaba en casa, a lo que ellos negaron diciendo:

- Pensábamos que estaría contigo. No la vemos desde por la mañana temprano. - hecho que dejó a Alya aún más extrañada.

Ya no solo sospechaba que las cosas habían salido mal, sino que tenía la certeza de que así había sido. Por este mismo hecho, en su cabeza se empezaron a formar miles de suposiciones acompañadas de insaciables incógnitas. ¿Y si Adrien la había rechazado de manera brusca? No, él no era así. Pero..., ¿y si hoy había tenido un mal día y estaba enfadado con el mundo? Podría ser, eso nos pasa a todos. 

Y así, cientos de preguntas empezaron a bombardear su mente mientras los Dupain la miraban extrañados. Por consiguiente, decidió despedirse de ambos adultos y darles las gracias por su tiempo a la vez que se dirigía a la puerta para salir. 

Una vez fuera, una brillante idea apareció en su mente en forma de bombilla luminosa: preguntarle a Adrien. Por lo que, desbloqueó su móvil, buscó el contacto, y ya en el chat, le escribió: "sabes donde puede estar Mari????" . No obstante, y dejándose llevar por su característica impulsividad, no fue capaz de dejar estar el tema, por lo que tecleó el siguiente mensaje: "no sé k diantres le has hecho Agreste, pero sea lo k sea te las verás conmigo". Sin embargo, nunca llegó a obtener respuesta alguna.

Tras ello, y viendo que Adrien no iba a ayudarla, se vio obligada a esperar hasta el día siguiente, esperanzada en que Marinette volviera pronto a casa. 

Y tal y cómo se autoprometió, allí estaba al día siguiente, de nuevo en la panadería Dupain.

Se detuvo en la entrada y antes de ingresar dentro del comercio intentó llamarla de nuevo, más, como era de esperar, su teléfono se encontraba fuera de servicio al igual que ayer. "Pobre" - se lamentaba Alya en su mente, "seguro que está tan destrozada que se ha desentendido del teléfono para no tener que hablar con nadie". 

- Maldito Agreste. - exclamó indignada en voz alta justo antes de abrir la puerta del local y encontrarse con los padres de la peliazul horneando unos bollos rellenos de frambuesa.

- Hola - saludó en un tono más amable. - ¿Está Marinette? 

- Lo siento Alya, esta mañana salió muy temprano y todavía no ha vuelto - respondió Sabine mientras le metía el relleno a un bollo con la manga pastelera.

- ¿Y saben donde puede estar? - indagó la de lentes. 

Esta vez, Tom, quien se encontraba sacando una bandeja de dulces recién horneados del horno, fue el que se encargó de responder:

- No concretó a dónde iba, solo nos dijo que tenía que hacer unos recados.

- Umm... Esto, gracias de todas maneras - agradeció Alya aún más preocupada mientras se disponía a salir por la puerta.