7. Señales de humo

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Justo esa noche Mew podría quedarse mucho más tiempo porque por fin lograron entregar el proyecto en el que tanto había trabajado con su equipo. Se sentía contento y más relajado que de costumbre. Pero todo había salido a las patadas esa noche. Ya estaba de nuevo en su casa con una botella de whisky en la mano. No podía olvidar la mirada de odio que le había dado Gulf cuando descubrió su mentira. Si, había sido un cobarde. Ya llevaban casi tres meses teniendo encuentros sexuales y cuando el pensaba que no pasaría mucho tiempo antes de cansarse de aquello, la verdad era que cada vez era más la necesidad de compartir con Gulf. Esa noche, mientras recibía si primera felación por parte de un hombre, en lo único que pensaba era en - ¿cómo sería despertarme todos los días mirando esa preciosa cara? ¿preciosa? ¿había pensado en esa palabra? Si, porque cada vez Mew añadía más palabras que concordaban con Gulf perfectamente, como: único, especial, sexy, y la que más le asustaba mío.

Quería beber todo lo posible para eliminar de su organismo el deseo de volver a dónde sabía que vivía Gulf y gritar para que él saliera. Necesitaba pedirle disculpas por haber actuado así. El miedo de perder todo (prestigio, trabajo, etc.) en ese momento fue más grande que lo que sentía por Gulf. -¿valdría la pena arriesgar todo por un calentón? – pensaba sintiéndose culpable y enojado, porque se suponía que debía estar feliz por haber cumplido un objetivo que traería grandes resultados para su vida y la de su empresa. Pero no, él estaba ahí, sentado en el sofá, sintiéndose miserable.

Otro día llegó para Gulf que no había podido pegar bien el ojo después de las múltiples emociones que le atravesaron la noche anterior

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Otro día llegó para Gulf que no había podido pegar bien el ojo después de las múltiples emociones que le atravesaron la noche anterior. Pero para él la más importante era Kao. No porque sintiera algo por él, sino que se trata de un temor que es más grande que cualquier cosa. Estuvo pensando en cómo actuó con Mew y pasó un buen tiempo recriminándose por haberle hablado de forma tan cruel. Sentía como si estuviera volcando en él lo que Kao le hacía sentir. Ahora estaba en la mesa del comedor mirando su tostada y reflexionando sobre las ganas tan inmensas que, desde hace un par de semanas, sentía de desayunar con Mew, o bueno, al menos una cena. Quería compartir con el más que un cuarto de baño, gemidos y eyaculaciones.

Se levantó a buscar la ventana por la que la noche anterior había visto a Mew debatirse entre llamar a la puerta o irse. Sabía que era él, la puta moto si era la que él pensaba y, joder, la magnífica chaqueta de piel que no podía no reconocer, después de tantas veces que la ha visto, tocado y quitado. Recordó que habían decidido no compartirse sus números de teléfono para poder desfogar todo el deseo cada jueves, su día. Mierda, ahora, no sabía qué carajos iba a pasar, ni siquiera sabía el apellido de Mew, tampoco sabía el nombre de su empresa. Temía ir el jueves y encontrarse con que Mew había desistido de lo que tenían. -¿y si lo que pasó ayer fue el final? - no dejaba de preguntarse.

Mild y First se despertaron por fin para preguntar a Gulf cómo había terminado de ir la noche. Gulf no mencionó nada de lo ocurrido. En otras palabras, mintió, dijo que Mew lo había dejado frente al edificio. No sabía por qué no quería que sus amigos odiaran a Mew. Mild comentó a Gulf sobre lo ocurrido con Kao, le pasó un corrientazo por su cuerpo recordar lo cerca que estuvo de ser descubierto por él cuando Mew estaba a punto de penetrarlo en el baño. Se sacudió esa idea de su cabeza. No era bueno pensar en sexo ahora. No en el sexo con Mew. No cuando no sabía si podría volver a disfrutarlo con él.

Men For Men *Libro 1* (Mew-Gulf)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora