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Abrí mi block de dibujo y comencé a dibujarlo de nuevo. Su mandíbula afilada, labios simétricamente perfectos y una mirada dura, fría, capaz de estremecerme. El avión se movió un poco pero pude mantener el control del lápiz resultando el dibujo intacto.

-¿Dibujando otra vez? – Tsunade me observaba con una mirada severa – Deberías estar con tus apuntes de anatomía o biología –

Volvió la vista a su libro, ella jamás se interesaba por lo que dibujaba. 

-Sí, voy al día con todo eso - dije sin despegar la mirada de mi dibujo –

Con decisión comencé a dibujar el cabello pintándolo con el carboncillo negro, sus ojos también los acentué con ese color.

Bajamos del avión con mi tía, recogimos las maletas y tomamos un taxi, ella me dejo en el apartamento que eran de mis padres y ella se fue al suyo, había sido un largo periodo en Corea del Sur, pero por fin estábamos de vuelta en Japón.

El apartamento tenía los muebles justos, de eso se había encargado Tsunade, llevaba rentado muchos años, 18 años para ser exactos.

Luego de la muerte de mis padres y sin nadie más que Tsunade tuve que mudarme a Corea del Sur, fue duro y bajo los cuidados de Tsunade aún más, nunca me permitió estar triste, quería que me volviera fuerte pero para una niña de 5 años simplemente era demasiado, aunque sé que lo hizo porque me amaba y estaré eternamente agradecida de ella por siempre, un poco de la mujer que soy es gracias a ella.

Recorrer el apartamento trajo recuerdos de mis padres, mis ojos se llenaron de lágrimas pero no me permití derramar ninguna y eso significó un gran esfuerzo, pero no me quebraría frente a Tsunade.

-Debemos ir por un auto para ti mañana – Dijo observando el lugar –Kakashi me informará cuando puedes comenzar en el área infantil del hospital de Konoha–

-¿Dónde trabajabas antes de mudarnos? – La miré sorprendida –

-Sí-

Caminé a la que era mi habitación y el pecho se me comprimió.

-Debí quedarme en Corea – susurré aterrada –

-Tú decidiste volver conmigo Sakura -

-Supongo – dije sin mucho ánimo –

Tsunade se fue y por fin pude llorar mientras acomodaba todo, fue casi terapéutico.

Acomode mi ropa en el armario, no era mucho y de eso tendría que encargarme pronto y luego fui por mi libreta de dibujos, el rostro del chico azul que había dibujado en el avión estaba allí por encima de todos los bosquejos que habían de él.

El chico azul, sonreí. Sostuve todos los dibujos de su rostro y las distintas variantes que podría tener, a veces imaginaba al chico azul sonriendo, nunca era una sonrisa completa, sino más bien una sonrisa ladina, otras veces acentuaba su mirada, juro que el chico azul podría matar a quien sea con el poder de sus ojos negros y así una centenar de dibujos parecidos.

Un día su rostro vino a mi mente y jamás se fue de allí, hubo un momento en el que creí estar enamorada de él, lo cual era una completa locura y fue allí cuando comencé a llamarlo "el chico azul" porque aunque era el rostro más hermoso que jamás haya visto en mi vida, su mirada estaba cargada de tristeza y dolor, sufría tanto como yo lo hacía, creo que eso fue que los conectó.

Deje de vagar en ideas locas y decidí pedir un poco de comida. Tsunade me había dado una gran cantidad de dinero, además de todo lo que había ahorrado en Corea, porque allí trabajaba.

Sería raro vivir sola pero supongo que en algún momento iba a pasar y a mis 24 años me parecía una edad prudente.

Tomé mi celular y le envíe un mensaje a Temari, mi mejor amiga que ahora estaba a kilómetros de mí y le dije que había llegado bien y que ya la estaba extrañando.

Supongo que esto era un nuevo inicio para mí, he iniciado de nuevo tantas veces, pero algo me dice que esta nueva etapa será una catarsis. 

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¡Volví con otra historia!

Desde ya agradecer a todos quienes la lean y perdón por todas las referencias que encontrarán de Taylor Swift. 

Sentimientos Conectados [SasuSaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora