—¡Kazumi! —Una morena acarició su vientre hinchado y buscó a su pequeña y traviesa hija—. Papá llegará pronto.
La niña contuvo la respiración agachada tras una pilastra. Su madre iba a encontrarla pronto si hacía ruido.
—¿Por qué tenías que tener el carácter de tu papá? —refunfuñó la morena—. Solo tienes 5 años y agotas mi energía.
Ochaco era consciente de donde exactamente estaba Kazumi, los moñitos rubios se vislumbraban detrás del muro y uno de sus piecitos también fueron visibles.
—¡Te encontre! —La asustó sosteniéndola por detrás. La niña soltó un gritito y la abrazó con una risita, pupilas rojas la miraron con travesura, cabello rubio y ojos grandes como los suyos.
Como la visión.
—Mami, hiciste trampa. —Acusó la pequeña con un puchero. Apretó los puñitos jalando su vestido rosa.
—¿Yo? —Ochaco se señaló a sí misma—. Sería incapaz de hacerle eso a mi pastelito, ven, tu hermano Ryogo está en la cocina comiéndose tu tarta favorita y sabes que no puedo alzarte porque lastimarías a tu hermano en camino.
—¿El de tu pancita? —Ella señaló con curiosidad, ojos grandes y alegres.
—Si, Kazumi, sigue que esperaré a tu padre. —La morena vio a su hija correr hasta entrar en la cocina. Escucho las risas de sus dos hijos cuando unas manos rodearon su cintura.
Su corazón golpeteó frenético, acelerado y emocionado al reconocer ese olor característico.
—Hembra. —La voz grave de Katsuki Bakugo causó vuelcos en su vientre y no fue precisamente por el bebé dentro.
—Llegaste —Ella se apoyó contra la espalda de su amado. Este colocó su barbilla en su cuello, aspirando su olor con un gruñido posesivo.
—Sabes que me vuelves jodidamente loco, mierda. Cuando salgo a revisar las fronteras de nuestra manada no puedo concentrarme por pensar en ti y nuestros cachorros. —La giró y la besó con fiereza, luego sus palmas acariciaron su vientre hinchado—. ¿Cómo está nuestro próximo cachorro? —Se agachó besando su vientre con posesividad y amor—. ¿Vas a ser tan hermosa como tu madre o una mierda temperamental como yo?
Ochaco golpeó su cabeza.
—Nada de malas palabras, Kazumi últimamente aprende tus malos hábitos.
Bakugo tuvo la osadía de reírse orgulloso.
—¿Donde esa mierdecilla traviesa?
La castaña suspiro sabiendo que no podría cambiar el vocabulario de su mate.
—Incluso Rys se contiene cuando sale a saludar a Kazumi y a Ryogo. —Rys había adoptado una actitud pasiva frente a los niños cuando le tocaba controlar el cuerpo del rubio.
—Rys es una bestia débil frente a los cachorros, cara de ángel. —Suspiro y ambos fueron a la cocina a ver a sus hijos.
Hace algunos años atrás a Ochaco no le costó embarazarse, de hecho un mes después del banquete se dio a conocer que iba a tener un hijo con Katsuki.
La noticia se propagó rápidamente por las manadas y pronto ya era conocida. Nadie volvió a saber de Tomura o Toga.
Y así fácilmente comenzó sus vidas de padres.—¡Papá! —Kazumi soltó un pedazo de tarta cuando los vio entrar. Corrió a abrazar al rubio y este la alzó sin esfuerzo alguno—. El bastardo de Ryogo no quería darme tarta.
Ochaco se tapó la boca por la mala palabra y luego miro acusadoramente a su mate.
—¡Pabi! —Un niño de tres años corrió de igual forma bajando de los brazos de su nana, su boquita tenía glaseado de la tarta—. ¡Mani!
ESTÁS LEYENDO
La mate del alfa
WerewolfConocido como uno de los alfas más sanguinario de las manadas, katsuki bakugo no tiene intención de encontrar a su luna, su compañera predestinada. Su único objetivo es gobernar a todas las manadas y ser el mejor hombre lobo, el mejor alfa. Superi...