Capítulo 9: Deseo✔️

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Advertencia de contenido +18
Este capítulo contiene lenguaje vulgar y situaciones sexuales que puede resultar ofensivo para algunas personas, si no te gusta abstente de leerlo.


Rys tomó el control sobre él, aunque debe admitir que está de acuerdo por demostrarle a la castaña lo que siente, después de todo ambos son uno mismo.

Que ella mencionara algo como el engaño no lo alivio ni un poco, lo puso más frenético y listo para saltar si es necesario.

Porque ella no puede ser de nadie más si no suya.

—Vamos a la cama—Pide con voz ronca a la sonrojada morena que asiente con la cabeza.

Necesita tocarla, sentirla piel contra piel. Escucharla gemir su nombre y aferrarse a él, que se sienta segura porque putamente la protegerá de cualquier bastardo que se atreva a lastimarla.

Incluso la protegerá de sí mismo.

—¿Q-Que vamos a hacer?—Tartamudea la chica subiendo a la cama junto a él, el nerviosismo que la invade es más que evidente.

—¿De que mierda tienes miedo?—Cuestiona enfurruñado por verla temblar—. Soy un puto salvaje pero jamás te tocaría si no lo quieres así porque vas a rogar que te toque, vas a rogar porque te dé placer, hembra.

Ochaco niega con la cabeza aún boquiabierta por lo directo que suele ser el rubio cenizo.

—No es miedo, nunca he hecho esto—Suspira jugando con sus dedos—. Estoy segura que como hombre lobo tienes más experiencia.

—¿¡Ah!?—Bakugo la recuesta contra el colchón, en una posición completamente indecorosa—. Nunca he tocado a una maldita desgraciada, tu serás la única desde ahora, estúpida cara redonda.

La morena no puede creer sus palabras.

¿Es posible que alguien tan hermoso y directo como él no tenga experiencia? Aunque por su carácter y odio por los "extras" no lo encuentra imposible.

Ella decide que quiera ser la primera.

—Está bien—musita alzando la barbilla para mirarlo, cuando sus ojos se encuentran el fuego parece crepitar entre ambos. La típica corriente eléctrica que los conecta baila alrededor de sus cuerpos como si jugaran entre sí.

Es asombroso.

La nerviosa muchacha pasa sus manos por lo antebrazos tensos del mayor, las venas que se marcan causan calor por su estómago y en el interior de sus muslos.

¿Podrían esos brazos sostenerla sin reparos?

Concentrándose en las caricias hacia el hombre que la mira fijamente sube sus manos por sus hombros hasta detrás de su nuca para luego enredar sus dedos en aquellas hebras rubias cenizas jalándole sin percatarse de la sensación que causa en él.

Pero ella no se detiene.

Recorre su anatomía hasta desabotonar con manos temblorosas la camisa del alfa, así dejando al descubierto su bien trabajo pecho.

—Eres hermoso...—Suspira sin poder creérselo, ella sube la vista para verlo observarla hambrientamente y luego lamiéndose los labios sin disimulo.

Ochaco se estremece ante la vista.

—Tócame más abajo—gruñe el muchacho con voz tres tonos más ronca, como si perdiera las fuerzas para tapar el evidente disfrute por su tacto.

—Si—murmura la fémina recorriendo sus abdominales con fascinación, puede sentirlo temblar y escuchar su respiración acelerarse así que cuando llega a sus pantalones él suelta un jadeo cargada de dolor.

La mate del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora