Capítulo 18: Peligro✔️

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Ochaco se tragó la frustración que la invadió, quizá fue muy dramática y drástica con Bakugo.

Al final ella no ayudaría nada con la búsqueda, una humana entre tantos hombres lobos literalmente es un blanco fácil y de alguna forma está segura que él tenía razón sólo que lo dijo de manera muy brusca.
Y ahora está en su habitación mirando un punto en específico, ya cuando ellos se han ido.

Toques en la puerta la hicieron volver en si.

¿Mitzuki vino a visitarla? La rubia dejó en claro que estaría fuera de la manada por unos días y la morena duda que se traten de los guardias.

—Humana.—esa voz.

No es más ni menos que Dabi Todoroki, ¿por qué se quedó? Se supone que es una pieza clave para hallar la guarida de Tomura y Stain.

—¿Por qué estás aquí?—Enfrentándolo lo observa de arriba a abajo limitándose a observar su ropa desaliñada—. Creo entender que los guiarías a todos.

—Eso hice—Los ojos oceánicos del muchacho brillan con suspicacia—. Bakugo debe estar ocupado con Camie.

—¿Q-Que?—Ochaco se tropieza con sus propias palabras tanto dolida como atónita—. ¿De que estad hablando? ¡No tengo humor para juegos!

Ella no creerá que su Katsuki la haya engañado, es improbable.

Dabi suspira con exasperación.

—Lastimosamente fue una emboscada y ambos están en el calabozo, tal parece que Stain descubrió algo que debilite a los hombres lobos tan fuertes como Bakugo.

—¡N-No p-puede ser!—Flaqueó sin fuerzas—. Él no podría...no puede dejarse atrapar...¡No lo voy a creer!

—Escucha, mocosa, incluso Midoriya y el hielito de mi hermano menor están heridos, a duras apenas pude tráerlos, tal parece que el objetivo siempre fue tu macho. Camie fue el daño colateral al estar tan cerca y por lo que ví estaba muy herida.

—¿Por qué tú no lo estás?—Indagó con los nervios de punta. Si algo le sucede a su rubio cenizo...no podrá perdonárselo.

Antes que sucediese aquello ella no le dirigió ninguna palabra al irse. Ni una mirada al verlo partir con los demás, incluso cuando esos carmines profundos le imploraron con un brillo especial que le perdonara.

Incluso cuando la bestia interior llamó su atención.

—Pensaron que les lleve a Bakugo y me dejaron ir con los otros dos—explicó aburrido—. Puede que sospeches de mi, hembra pero no soy más que un peón para Tomura y Stain, no tenía idea de nada. No te dañaría indirectamente.

—Te creo—Dabi se sorprendió por su firmeza, no titubeó ni un poco—. Gracias por avisarme, sin embargo tengo cosas que hacer.

—¿Cosas que hacer?

No está seguro pero ella parece ser el tipo de persona que se pondría en riesgo solo para salvar a los que quiere.

—No voy a quedarme de brazos cruzados esperando que le hagan quien sabe que a mi Katsuki.

—Hembra, ¿que podrías hacer tú siendo humana? Realmente empeorarás las cosas, confía en Bakugo.

—¿Confiar?—Ochaco meditó esa palabra, tan conocida para ella y a la vez desconocida. Alzó los ojos cafés chocando con las pupilas azules del pelinegro—. No puedo confiarme en lo que sucederá y no importa lo que digas pero no pienso perderlo.

Él esbozó una sonrisa de medio lado. Un gesto raro de ver.

—Me gustan tus agallas, pequeña humana—concedió sin borrar la sonrisa—. Y solo por esa razón voy a ayudarte.


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