Capítulo 26: Encuentro✔️

2.2K 253 82
                                    

Bakugo miró ceñudo los rastros carmesí alrededor de la tumba. La suave esencia a chocolates disipada en el aire, invadiendo sus fosas nasales y alertando a un ya inquieto rys.

¿Cómo mierda es posible que la sangre de su fallecida mate esté fresca?

—Blasty, no es por ilusionarte pero estoy seguro que esta vez si se trata de ella—Señala con obviedad, su beta: Eijiro Kirishima.

Bakugo se niega a ilusionarse incluso si las prueban son tan claras, aunque rys no esté de acuerdo.

—De ninguna maldita manera, solo quiero encontrar al jodido culpable.

El pelirrojo se encoge de hombros, renuente a discutir por aquello.

¡Encuéntrala, encuéntrala!—emocionado rys repite lo mismo.

Sin embargo Bakugo lo ignora y sigue las pistas o mejor dicho los pequeños rastros de sangre y esencia en el camino. A medida que rastrea el lugar se percata que se pierden en el bosque.

—Pelos puntiagudos, regresa a la manada y asegúrate que los bastardos sospechosos estén presentes, no quiero ningún puto contratiempo—Ordena impasible. Su beta asiente imperceptiblemente y se da vuelta.

—Espero que la encuentras—Susurra antes de alejarse. El rubio aprieta los labios irritado por ese comentario, ¿por qué mierda quiere hacerlo tener esperanzas? De algo imposible, de alguien que no volverá a tener.

Esa mierda depresiva está agotándolo sin darle un jodido descanso.

Las esperanzas pueden morir aplastadas por su propio pie, pueden irse al infierno. Ilusionarte tanto no hará ningún bien y mucho menos vivir con la incertidumbre de que ella aparecerá. Que ella esté en sus brazos y que sonría para él.

Porque ya está muerta y no hay nada que pueda hacer al respecto.

No está muerta—Contradice su bestia interior con un gruñido feroz—. Sabes jodidamente que está viva.

—No, no lo está, deja el tema de una puta vez.

Cerrando la conexión entre ambos se irgue y sigue el camino. Poco a poco esto lo lleva a un claro en el bosque y justo enfrente hay un río donde pequeñas cascadas caen cerca de una roca donde yace un cuerpo desnudo.

Y la ve.

Pum, pum, pum.

Los mismos latidos de la fémina se sincronizan con los suyos, a un ritmo constante y desigual. El suave movimiento de sube y baja de su pecho lo tiene hipnotizado, prendado en la forma de la castaña.

De ella.

Ochaco Uraraka está realmente viva y dormitando en una roca completamente desnuda, sin preocupaciones en la vida.

Katsuki Bakugo reprime las lágrimas. Cuando se trata de ella podría llorar las veces que sean necesarias.

—¿C-Cara de ángel...?—Prueba con voz ronca. Su miedo escala por sus extremidades, quizá ella sea una alucinación de su retorcida imaginación o tal vez sea otra cambiaformas con ganas de ilusionarlo nuevamente.

La mate del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora