Capítulo 6: La maldición✔️

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—¿Que carajos tiene?—Exige saber Bakugo cuando la curandera la revisa. Está jodidamente asustado, verla casi desfalleciendo en sus brazos lo sacó de quicio.

Por suerte Kirishima encontró una curandera cerca.

—Alfa...ella está maldita—responde con voz melancólica.

—¿¡Ah!?—Grita.

Su beta le da una mirada con los ojos abiertos de par en par por la revelación. Sus padres no presencian aquello porque no están en estos momentos, quizá ellos ayudarían en algo, maldición.

—Temo que nuestra luna ha sido hechizada, le han puesto una maldición que impide la mordida de su mate, ella está marcada forzosamente con otro hombre lobo—Explica con voz temblorosa y él sabe porque luego de escuchar.

Se levanta de la silla con brusquedad y gruñe como un animal enjaulado.

¡Marcada por otro macho, inaudito!—brama furioso rys por la conexión—. ¡Se atrevieron a lastimarla, a impedir que sea nuestra, ella es nuestra, nuestra, nuestra!

Sus dientes rechinan por los pensamientos de furia entremezclados con los de rys. Mantener el control sobre si mismo nunca había sido tan difícil, está a punto de cambiar y lo haría si eso no pusiera a su mate en peligro.

—Termina de escuchar la explicación, blasty—Aconseja su beta con calma y palmeando su hombro para que vuelva a tomar asiento.

—Tsk.

—C-Cómo decía, alfa—La voz de la curandera tiembla más—. Ella no procesa su mordida por esa maldición, su cuerpo la rechaza y causó esa reacción, la persona que lo hizo se aseguró que ella no sea tocada por nadie más y no hay forma de deshacerlo a menos que maten al causante.

Las manos del rubio se aprietan en puños y cruje las mandíbula con violencia, si tuviera a aquel hijo de puta frente a él ya sería historia, lo haría explorar.

Lo acabaría.

¿Cómo se atreve a hacerle eso a su compañera?

¡Hay que matarlo y despedazarlo!

El grito de guerra de rys alienta a mas ira contenido que lo embarga.

—¿Ella estará en un maldito riesgo?—Pregunta sin delicadeza.

—Está fuera de peligro por ahora pero necesita descansar y sobre todo no es recomendable que la muerda nuevam—

—¿¡Me estás tomando por idiota, jodida bastarda!?

—Blasty, así no se agradece—Apacigua su amigo con amabilidad—. Mejor sígame afuera y dejemos a los tortolitos solos.

Él no le da importancia cuando el pelirrojo guía a la curandera fuera de la habitación, dejándolo solo con la castaña inconsciente en la cama.

Sus dientes se aprietan cuando ve como desaparece la marca de sus dientes del cuello de la hembra. Si antes pensó que no quería estar con ella o que su puesto como uno de los mejores alfas era lo primero ahora ha cambiado de opinión.

Su objetivo es matar a quien causó esto.

—Mmm...—La castaña se remueve incómoda entre las sábanas, jadea quedamente y él no duda en acercarse.

Coloca una mano en su frente, pasándola por todo su terso rostro redondo. Eso de alguna forma parece calmarla y más bien se apoya en su toque con extrema dulzura.

—No creí que tendría que luchar por la marca de compañeros que tanto aborrezco, tsk—Murmura con el ceño fruncido observando el contraste de su enorme mano en la mejilla de la muchacha.


Ochaco siente una presión en su sien, sus ojos se abren lentamente, adaptándose a la luz que la rodea

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Ochaco siente una presión en su sien, sus ojos se abren lentamente, adaptándose a la luz que la rodea.
Su cuerpo se siente pesado y dolorido, no puede evitar suspirar de dolor.

¿Qué sucedió? ¿Donde está?

Su cabeza es un lío, no puede formular pensamientos coherentes.

—¿Que pasó?—Pregunta en voz alta, echando un vistazo por toda la habitación hasta que se percata de la silueta prominente a un lado de ella.

—¿Quien te hizo esto, mujer?—La voz es grave, ronca, desigual. No parece humana.

Y entonces su cabeza hace click.

¡Ella estaba besándose con el hombre lobo! ¡Con Katsuki Bakugo!

¿Cómo acabó así?

El La estaba mordiendo...y...de pronto todo lo que recuerda es oscuridad, más nada.

Sin responder aún a su pregunta los ojos carmines se estrechan peligrosamente, parece más felino de lo que ella lo haya visto. Como su control sobre su lobo fuera inestable.

—Hembra, responde mi maldita pregunta—Chasquea la lengua con irritación y Ochaco reprime el estremecimiento poco sano que la recorre.

—¿A que te refieres?—Su garganta se siente seca cuando habla—. ¿Y que me pasó, por qué estoy aquí?

Bakugo se acerca con la espalda rígida, se inclina hacia ella con esa mirada animal aún rondando por sus ojos.

—Mi mordida causó esto porque alguien más te marcó, una marca forzosa de otro macho—Responde entre dientes—. ¿Quien mierda te hizo eso?

—¿Que?—A pesar de su debilidad logra sentarse en la cama—. No entiendo nada, nadie más me ha mord—

Mordido.

Si lo han hecho.

En su tiempo secuestrada lo recuerda, cada cosa que le han hecho y sobre todo el dueño de sus pesadillas, cuando mordió su cuello de manera brusca, no hay ninguna parte de ella que pueda olvidar esa crueldad.

¿Marcada por ese sanguinario?

Ella debe estar en una pesadilla, no puede estar unida a alguien así. No quiere. Justo cuando encontró un lugar para quedarse y donde se siente cómoda los fantasmas del pasado la siguen. Incluso los besos del hombre lobo con ojos carmín fue un momento de respiro, se sintió protegida, segura y cálida. Un contraste por el aspecto del hombre que aún se inclina hacia ella en busca de respuestas que no puede darle.

—N-No lo sé.

—¿Cómo mierda no sabes?—Gruñe el rubio cenizo—. ¡Ese maldito te marcó y no eres su compañera!

¿Compañera?

Él debe sentir su confusión porque parece empezar a explicarlo.

—Eres mi compañera, mi jodida mate y mi mordida en vez de ser bienvenida es rechazada por culpa de aquel bastardo que te maldijo de alguna maldita forma.

¿Que?

¿Es compañera de un hombre lobo? ¿De él que está frente a ella pareciendo un demonio hermoso más allá de la razón?

Quizá es un ángel caído.

—N-No p-puedes serlo—Tartamudea cuando el conocimiento de su confesión la arrastra a un vórtice de problemas.

Él no tardará en encontrarla para atormentarla de nuevo y no piensa poner a Bakugo en peligro cuando le ha brinda vivienda.

Ella no está a salvo del peligro.

La mate del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora