La mate del alfa

Capítulo 27: Unión✔️

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Este capítulo contiene lenguaje vulgar y situaciones sexuales que puede resultar ofensivo para algunas personas, si no te gusta abstente de leerlo.

Bakugo sintió una cálida sensación, aquella presencia en su piel fue como un calmante para su sistema. No se atrevió a abrir los ojos, no con el miedo de volver a la realidad.

Una realidad sin ella.

—Katsuki—La suave voz llamó. Su insistencia fue evidente—. Katsuki.

Él no pudo resistir ante la melódica voz. Llamándolo y tentándolo con dulzura.

Abrió los ojos y se sentó de golpe.
Con renuencia a permanecer quieto dió un vistazo a su alrededor y cuando sus ojos rubís se clavaron en la silueta de la castaña su corazón se detuvo, trastabilló y gruñó alterado.

—¿Que carajos...?—Parpadeo repetidas veces para despejarse—. ¿A caso estoy alucinando o es un puto sueño?—La castaña intentó acercarse pero él mostró sus colmillos de forma salvaje—. ¡Estás jodidamente muerta!

La expresión de la fémina se contrajo en una clara muestra de dolor mezclada con tristeza.

—Katsuki, porfavor—Rogó con voz quebrada—. E-Estoy viva, e-estoy de regreso—Volvió a acercarse con cautela. Sus ojos cafés no perdieron de vista a su pareja—. Soy real, puedes tocarme para confirmarlo, siénteme.

Bakugo no se convenció, la miró como un animal enjaulado listo para salir huyendo o al ataque.

—Eres una jodida ilusión—Respondió finalmente. Se levantó y se arrodilló con rigidez, su mano callosa ahuecó el cuello Ochaco, hizo que se inclinara hacia atrás hasta que acabó encima de ella en la hierba—. Se que estoy loco pero voy a disfrutar verte en esta mentira—Su pulgar se movió de un lado al otro con ojos intensos, perdidos—. Te amo, cara de ángel.

Te amo y me duele que esto sea un jodido sueño.

—Eres un maldito cabezota, ella está realmente viva—gruñó rys con irritación. Intentó reprimir sus ansias de conocer a la bestia interior de su hembra—. No creí que esta mierda te afectará tanto.

Bakugo detuvo sus movimientos y procesó aquello. Es imposible que rys hablara en su mente en un sueño, incluso si fuera una ilusión el idiota bastardo suena más real de lo inimaginable.

¿Podría ser...?

Admiró a Ochaco con el cabello esparcido en el suelo, sus ojos grandes y expresivos, aquella expresión de amor gravada en sus tiernas facciones. La forma en que tiene la boca entreabierta observándolo con devoción y dolor.

Su corazón se oprimió y suspiró. Por último se dejó ir, enterrando su rostro en el hueco de su cuello.

Se sintió un puto niño pequeño. Perdido y desolado, lleno de dudas e inseguridades.

¿Por qué? ¿Por qué le estaba mostrando esa mierda a su cara de ángel?

—¿Eres realmente tú?—Se atrevió a preguntar roncamente.

—Soy yo—respondió la chica acariciando su cabello rubio con amor, enternecida por su compañero—. Estoy realmente de vuelta, Katsuki.