Conocido como uno de los alfas más sanguinario de las manadas, katsuki bakugo no tiene intención de encontrar a su luna, su compañera predestinada.
Su único objetivo es gobernar a todas las manadas y ser el mejor hombre lobo, el mejor alfa.
Superi...
Ochaco Uraraka está segura que Katsuki Bakugo está más malhumorado de lo normal.
No para de soltar maldiciones entre dientes o de mirarla con enojo y muy a pesar de eso sigue ordenando las cosas de su ahora compartida habitación, no es que no le guste.
Por primera vez en la vida quiere disfrutar aquello.
Pero, a petición de la madre del rubio cenizo ahora se encuentra esperándola para conversar.
Mitsuki Bakugo es la viva imagen del rubio temperamental, no por su carácter si no por el color de cabello y ojos, también con la sutil energía que emana cuando estás a su alrededor.
—Hola, preciosa—Sonríe la mayor tomando asiento a su lado—. Escuche que el idiota de mi hijo te aceptó como su mate y a pesar de tener dificultades con la marca seguirán adelante.
Casi muda por sus palabras la castaña asiente con la cabeza.
—Con mi compañero fue más difícil, cortejarlo fue increíblemente complicado, quizá tuvo miedo por ser una alfa—La sonrisa de la rubia es nostálgica—. Volviendo al tema, ¿sabias que Masaru está arreglando las cosas para el banquete donde serás presentada?
¿¡Que!?
—¿P-P-Presentarme?—La incredulidad y nerviosismo de la morena es más que evidente—. ¿B-Banquete? No sé nada de eso.
—Tsk—Mitsuki chasquea la lengua de la misma forma que su Katsuki—. El inútil de mi hijo no es capaz de informarte sobre las cosas importantes—parece pensativa cuando vuelve a mirarla—. Lamento que la diosa luna te haya dado un compañero tan idiota pero te aseguro que si no te hace feliz lo haré picadillos.
Un escalofrío la recorre ante sus palabras pero no por temor si no por el calor maternal que ella le trasmite. Ochaco se siente maravillosamente querida en este lugar.
—N-No creo que su hijo me dé infelicidad pero si admito que estoy alarmada por no saber lo del banquete—admite inflando las mejillas en un puchero que a la mayor de los bakugo le parece tierno.
—Tranquila cariño, te contaré absolutamente todo sobre el banquete, lo que menos quiero es que te sientas incómoda con nuestras tradiciones, después de todo eres nueva en esto—Le da un abrazo que la pequeña no tarda en corresponder con felicidad.
Y es así como pasa la tarde con su suegra.
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Katsuki Bakugo se siente cada vez más frustrado, tan solo queda poco tiempo para el banquete y no, no es el hecho de presentar a su mate lo que le molesta.
Es la presencia de esos idiotas.
El bastardo mitad y el puto Deku.
No los soporta e imaginándolos cerca de la cara redonda lo hace gruñir como el animal que es, está más que claro que aquellos bastardos querrán involucrarse con su compañera.
