Iguales y Distintas entre el amor (Terminada)

CAPITULO 39

P.O.V Anastasia

8 meses después

—ES ENSERIO RENATA, A TAN SOLO UNA HORA DE NUESTRAS BODAS— digo casi histérica mirando a mi hermana mordiéndose una de sus perfectas uñas.

—SI! Anastasia es enserio, y si no le acompañas iré como quiera yo sola. Te guste o no, pero tengo que salir de dudas— nos miro a amabas vestidas, ya con nuestros vestidos para nuestra ahora si boda.

Renata.

Ana

—Bien, vayamos pero sabes que salir de la casa será un reto con toda la seguridad que papá y aquel par de histéricos montaron, además vestidas así allí.

—No importa Ana y no reniegues, hazlo por mi, Siiii— me pone ojitos de gato lo cual no me puedo resistir, asiento.

—Bien! Vamos anda— recogemos nuestros largos de nuestros vestidos y miro a fuera que no haya nadie para poder salir.

Bajamos con cuidado las escaleras hacia la puerta trasera que muy pocos conocen pero nos detenemos al escuchar que nos hablan.

—Renata?, Ana?— ambas volteamos y vemos a nuestra madre arreglada elegantemente, se acerca hacia nosotros —¿Van a algún lado?— nosotras nos miramos tratando de escoger una mentira creíble, hasta que nos interrumpe— Y no me vayan a decir mentiras que yo les cambie el pañal a ambas y las conozco.

Mi hermana suspira contándole todo y hacia donde vamos. Mi madre nos mira sonriendo asintiendo —Bien, ustedes vayan que yo retrasaré lo más que pueda, pero por favor vayan con cuidado, y sobre todo no vayan a arrepentirse.

—Mamá, por más que queramos, Ana y yo estamos amarradas con nuestros prometidos, a donde vamos a huir— ambas nos reímos, para después irnos en el coche de mamá hacia nuestro destino.

Cuando llegamos estacionó el coche y ambas nos bajamos. Caminamos hasta las puertas del hospital u toda la gente que va saliendo o entrando se nos queda mirando al ver que somos dos mujeres vestidas de novia en pleno hospital. — Creo que viéndolo bien, no fue buena idea Ana—. Dice mi hermana asustada, tomo su mano y le doy un suave apretón.

—Renata, ya estamos aquí, además es algo que todos hemos estado anhelando. Tanto, tú como Luke han estado intentándolo todo. No tengas miedo.

—P..pero si es negativo Ana, me estoy ilusionando, no quiero arruinar este momento tan feliz que es nuestra boda.

—Si sale negativo, podrás seguir intentándolo y yo estaré para darte mi apoyo, consolándote, pero ¿qué tal si es positivo?, la alegría que sentirás y además podrás darle ese hermoso regalo a Luke de bodas, ¿no crees?— asiente limpiando cuidadosamente sus lágrimas.

—Tienes razón, debo afrontarlo.

—Si además, ya nos trajiste aquí y toda la gente nos mira como si fuéramos unas locas fugitivas que se arrepintieron de casarse— ambas nos reímos y vamos hasta recepción. Renata dice que quiere una prueba de embarazo, lo cual se la hacen y dicen que tenemos que esperar media hora para el resultado.

Al ver que casi se acerca la hora de nuestra boda y aún no nos han entregado los resultados, nos comenzamos a impacientar— ¿Crees que vayamos a llegar?—. Miro a mi hermana sonriendo.

—Si y sino que sufran un poco más acabo que a donde podemos ir si es que ya nos amarraron con hijos—. Reímos. Vemos a una enfermera anunciar el nombre de mi hermana. Nos acercamos y le entrega un sobre, mi hermana apenas lo recibe lo abre y comienza a leer.

Espero impaciente ha que me diga pero ella tan solo se lleva una mano a la boca y llora— Renata, ¿todo está bien?, ¿cual fue el resultado?—. Sin poder decirme nada, me entrega el papel y miro las letras grandes y azules <<Positivo>>. Si mi hermana está embarazada.

Río feliz y la abrazo. Ambas saltamos en la sala de espera felices por la llegada de un nuevo miembro a la familia— Te das cuenta Ana, voy a ser mamá. Tenemos que llegar para poder decirle a Luke que seremos padres!— asiento.

Miro en mi reloj de pulsera la 4:30 —Mierda!, ya casi es la ceremonia tenemos que irnos— tomamos nuestros velos y corremos hasta el coche en donde comienzan a pasarnos algunas cosas que pueden ser graciosas.

Al casi llegar al auto, Renata sin verlo pisa aceite manchando un poco el vestido de las orillas—Mierda!— se mira el vestido pero es una pequeña mancha que casi no se nota.

—Casi no se ve, vamos— al llegar al auto y subirnos trato de encender el motor pero no enciende. Miro el tanque de gasolina y marca vacío.

—MIERDA!— gritó golpeando el volante. Renata me mira

—Ahora que vamos a hacer Ana?— volteo a verla.

—Renata, es hora del plan B— digo mirando hacia el hospital.

—Ana, y ¿cuál es ese plan?

—Es el plan de B y pedir aventón.

Renata me mira sorprendida y se ríe— No estás hablando enserio, o si Ana?

—Si, si queremos llegar a nuestras bodas.