Rezando y fóllando 7u7 +[Larry Stylinson] +

XVII (2/2)

El dolor convertido en rabia corrió por su sangre con violencia y fue a parar en el delicado rostro del hombre que se había atrevido a profanar los labios de su amado, le derribó de un solo golpe. 

-¡Harry! - Exclamó Niall corriendo hacia Shawn. 

-¡Te dije que te alejaras de él! - Gritó Harry asiendo del brazo a Louis para salir de ahí. Llegaron al cuarto de utilería, Harry cerró la puerta. 

-¡Qué estabas haciendo con él! - Exclamó mirándolo. Louis no contestó, estaba atónito - ¡Contéstame! - Le exigió, pero tampoco obtuvo respuesta, los ojos de Louis gritaban pero sus labios  permanecían sellados - ¿Qué hacías... - Su voz se quebró - ¿Qué hacías con él, mi amor? - Le miró con los ojos llenos de lágrimas. Estaba destrozado. 

- Harry, nosotros terminamos. No tienes ningún derecho a reclamarme, yo puedo hacer lo que quiera con quien quiera al igual que tú - Dijo con indiferencia. A Harry le pegó en el orgullo escucharle ¿ni siquiera iba a negarlo? ¿No se iba a molestar en darle una explicación? ¿Siquiera una excusa? 

-No. Tú me terminaste. - Le reprochó el ojiverde, porque para él lo suyo no había terminado. 

- ¿No entiendes? Terminamos, Harry. No siento nada por ti, no me busques más - Dijo soltándose de su agarre - Te pido que te vayas 

- ¡Estás mintiendo! — No pudo contener más las lágrimas - Tú no eres así, Lou. Dime qué te pasó, ¿qué te hicieron? — Preguntó acariciando la mejilla del contrario con devoción. Estaba necesitando tanto que Louis se retractara de sus palabras, cualquier mentira, Harry podía creerle todo; necesitaba que le dijera que lo amaba aunque no fuera así.

- Esa es la verdad, Harry. Nunca sentí nada por ti, sólo pensé que sí. Yo lo dejé ir, así que hazlo tú también y olvídame- Dijo apartando la mano que el ojiverde tenía sobre su mejilla. En sus ojos había hielo, Harry no podía reconocer a la persona que tenía frente a él, ese no era su Lou. El chico tierno que le miraba con dulzura y le hablaba con sinceridad había desaparecido.

-¡No, no lo acepto! - Y es que Harry no comprendía por qué Louis había decidido reemplazarlo, se sentía tan insuficiente - Si es por lo de la castidad yo puedo… - No era una novedad que Louis le hubiese reprochado a Harry infinidad de veces que le había dado su castidad habiéndose él ya involucrado de forma sexual con otras personas antes de conocerle; tampoco lo era el que Shawn se conservase casto y puro pues había crecido en una familia seguidora de Dios, todos los jóvenes en la iglesia lo eran. 

-¿Puedes qué, Harry? No puedes nada. No es es mi problema que no puedas dejarlo ir - Dolía, todo lo que Louis decía le dolía a Harry; su corazón estaba despedazado, deseaba jamás haber ido y al menos así podría haber conservado el recuerdo de un Louis que le amaba. 

-Haz el favor de retirarte y nunca más vuelvas a buscarme. Se terminó para siempre, Harry. Acéptalo y vive una buena vida- Caminó hacia la mesa dándole la espalda y ordenó unos papeles con naturalidad, durante todo ese tiempo había hablado frío y sereno; como si en verdad no sintiera nada. Harry se sentía como un tonto, mil emociones corriendo por sus venas y se traducían en un solo sentimiento: dolor, el más intenso y dañino que había experimentado en su vida. Y ya nada tenía sentido. 

Harry tenía infinitos deseos de insistir, pero no había nada más para decirse, aún le quedaba un poco de orgullo para proteger - Nunca en tu vida volverás a saber de mí, te lo prometo - Dijo secando sus lágrimas con su antebrazo, endureció el rostro para ocultar las ruinas de sus sentimientos heridos y caminó hacia la puerta. 

-Así lo espero- Contestó Louis sin siquiera dignarse a volverse para mirarle por última vez. Una parte de Harry todavía esperaba que le detuviera mientras giraba la perilla deseando no terminar, sin embargo ahí estaba, cruzando la puerta y Louis le estaba dejando marcharse; le estaba dejando ir como si en realidad no importase y Harry aún no podía creerlo, pensó que lo conocía; que no haría nada para lastimarle; estaba deshecho, decepcionado y herido por la única persona que pensó que jamás le haría daño.